Capítulo 6

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-Emm... no tengo nada que contarte, me debo haber equivocado y justo dio la coincidencia de que era el apellido de tu madre, no quiere decir nada eso

-No me engañas, no es exactamente el apellido más común del mundo, no conozco a nadie más que lo tenga aparte de mi madre. De modo que no te puedes haber equivocado tú me conoces de algo y no me quieres decir que es –dentro de mi mente comenzaron a pasar miles de imágenes y recuerdos de mis sueños, pocos días antes había escuchado a alguien decir el apellido de mi madre pero no recordaba quien fue- ¿Quién eres?

-Mira... Freya... ¿Eras Freya cierto? Yo no te conozco más que de haberte visto en la puerta de tu casa, jamás vi a tu madre, al menos no sabiendo que es tu madre. Lamente la confusión que se te pueda haber producido al escuchar ese nombre, ahora si me disculpas tengo que seguir trabajando.

Se levantó de la mesa y se dirigió nuevamente al mostrador, no pude evitarlo de ninguna manera porque me había quedado pasmada pensando en donde había escuchado anteriormente a alguien decir el apellido Grimm. No sabía exactamente tampoco porque mi madre me lo cambio, era un apellido muy inusual, muy diferentes a Richards.

Me retire de la cafetería sin dejar de pensar en un solo momento en que estaba ocurriendo. Llegue a mi casa casi en un estado de hipnosis, de la misma manera entre y me dirigí al patio trasero para recostarme en la hamaca y pensar, en lo que Dallas me había dicho, en que me llamo por el apellido de mi madre, en mis sueños y en mis sentimientos de sentirme observada.

Sin darme siquiera cuenta comencé a soñar despierta, imágenes de ángeles y guerra comenzaron a pasar por mi mente. No había un orden definido de los hechos, pero todo comenzaba siendo un lugar hermoso donde todos se veían felices y viviendo en completa armonía, pero luego todo se volvía oscuro y todo lo que parecía hermoso y feliz desaparecía. Nuevamente me encontraba frente a la mujer y el joven seguían hablando de que debía ir en busca de alguien, pero... ¿De quién estaban hablando?, el joven estaba dándose la vuelta para retirarse, la sorpresa que me lleve al darme cuenta de que quien estaba frente a mí era el mismísimo Dallas, solo que ahora dos enormes alas blancas brillantes le salían de la espalda y su vestimenta estaba compuesta por un traje no muy elegante de color crema.

Dallas era el joven que estaba en mi sueño o yo lo estaba colocando por todas las locuras que me estaban ocurriendo con este chico últimamente, aparte si solamente estaba de paso visitando a un familia porque trabajaba en una cafetería del centro. No es exactamente una ciudad enorme, vivimos en un pueblo de un tamaño considerable donde todos nos conocemos unos a otros. Debía volver para volver a hablar con él, había muchas cosas que tenía que explicarme y no iba a aceptar un "no entiendo" o "no sé de qué hablas".

Ahora no tenía las fuerzas necesarias para volver a la cafetería a hablar con Dallas, aparte necesitaba hablar con una voz amiga, subí a mi habitación en busca de mi celular y llame a Milla, sabía que estaba en sus vacaciones pero quizás podía robarle unos minutos de su tiempo para que pudiéramos hablar.

-Hola Mills, ¿Cómo estas tus vacaciones? ¿A cuántos novios vas a traer de regreso? –desde que nos conocemos Milla se caracterizó por ser una cazadora de novios empedernida

-Freys, por ahora no encuentro a muchos chicos divertidos por la zona, mis padres al parecer eligieron la playa para ancianos mejor ubicada lejos de la juventud. Estoy muriendo de aburrimiento necesito carne joven –sentía como escondía su risa detrás de su fingida voz de tristeza- ¿Cómo están las cosas por Greenwood? ¿Algo nuevo que tengas para contarme?

-Como empezar... –podría decirle todo lo que estaba ocurriendo con Dallas y mis sueños pero no consideraba que me fuera a tomar en serio, mejor dejar todo como estaba- ¿Por la señora Thompson y su molesta gata que al parecer que quedo preñada y ahora está investigando toda la zona para encontrar al gato padre o sobre el rico Mohaccino que me tome en la cafetería?

-Siempre tan graciosa, debe ser una busca muy interesante encontrar al gato padre para que pague por el alimento de los gatitos bebes. Eh, si ya voy un momento –escuche como del otro lado de la línea mi amiga se partía en risas y hablaba con alguien que se escuchaba de fondo- Freys tengo que irme, mis padres quieren que demos una vuelta en una barca que hay por aquí, nos vemos luego y hablamos. Te extraño un beso.

-Ok, que te diviertas. Nos vemos luego.

Más tarde ese día salimos con mi madre y George a cenar a Carlstons un restaurante de carnes que había en el centro del pueblo. Me gustaba la idea de salir un rato de la casa y además desde que tengo uso de razón siempre había amado la comida de ese lugar.

-Freya, ¿Pudiste hablar con alguna de tus amigas? ¿Sabes si la están pasando bien en sus vacaciones? –me pregunto mi madre, mientras ambas buscábamos en el menú que es lo que íbamos a ordenar.

-Sí, hoy hable con Milla y me dijo que no estaba muy divertida ya que no había gente joven en las playas que sus padres eligieron, ya sabes cómo es ella siempre necesita a la juventud masculina para divertirse

-Tan típico de Milla, desde que la conozco siempre fue así –mi madre dejo escapar una risa- algún día tendrá que comprender que la mujer que no tiene suerte con los hombres, no sabe la suerte que tiene.

-¿Qué quieres decir con eso? –George fingió sentirse ofendido por lo que mi madre acababa de decir- Así que tenerme a mí es una mala suerte.

-Tu eres diferente mi amor –le dio un beso en la mejilla y luego se dirigió hacia mí- hazme caso los hombres mejor tenerlos lejos.

-Lo tendré anotado –aunque con la suerte que tenía detrás tanto con los hombres como en la vida, sería una mujer de mucha suerte por el resto de mi vida

Hicimos nuestros pedidos y comenzamos a comer, mientras mis padres hablaban sobre sus días en el trabajo e intentaban unirme haciendo preguntas incomodas sobre mis pocas ganas de salir y mis no relaciones. Terminamos de comer, pagamos la cuenta y salimos del restaurante.

-Las mujeres de mi vida ¿Quieren tomar un helado? –Nos preguntó a ambas George cuando llegamos junto al auto- La noche aún está en pañales y no hay mal clima.

-A mí me parece una idea estupenda, no tengo ganas de volver a casa aún. No quiero acostarme y tener que ir a trabajar por la mañana –mi madre se sentía muy entusiasmada con la idea de no tener que trabajar, no recordaba que nunca mostrar muchas ganas de ir a trabajar a diferencia de George que amaba su trabajo en el banco del centro.

-Ok, si es el deseo de mi madre, yo no tengo ninguna objeción

Nos subimos al auto y fuimos hasta el parte donde estaba la heladería. Yo no estaba con muchas ganas pero igualmente me pedí un cono de helado de cereza y dulce de leche. Consideré que mis padres querrían un poco de tiempo solos, me puse a caminar por el parte dejándolos juntos sentados en las mesas frente al puesto de helados. El clima estaba hermoso y para ser las nueve de la noche había muchas familias jugando en las estructuras para escalar, jugando con sus perros y tomando algo. Eso es algo que me gustaba mucho de mi pueblo, como todos nos conocíamos entre todos no existían los hurtos ni el peligro, entonces la gente se quedaba hasta altas horas de la noche jugando en la playa y tomando café en la puerta de sus casas.

A lo lejos pude ver que había una hamaca que no estaba siendo ocupada y estaba algo distanciada de los niños que gritaban y saltaban por los toboganes y los balancines. Me senté y me dispuse a devorarme mi helado antes de que se transformara en una sopa de un color asqueroso.

Me sorprendí cuando una pelota me golpeo en la espalda haciendo que mi helado cayera al suelo, aunque no quedaba mucho me moleste porque tenía ganas de acabármelo. Me di la vuelta para gritarle a quien me había golpeado pero no encontré a nadie.

-Oye lo siento mucho, estábamos jugando y no llegue a atraparla –esa voz me sonaba muy familiar, había llegado la hora de que todas mis preguntas fueran contestadas. Quien me había golpeado con la pelota era Dallas, y ahora no se me iba a escapar por nada del mundo.

FreyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora