Freya

Capítulo 7

-Dios, no puede ser que te encuentre en todos lados, parece como si me estuvieras siguiendo –me levante con toda la furia de la hamaca y tome la pelota entre mis manos- se puede saber ¿Por qué te encuentro en cada lugar que voy?

-Sera porque es un pueblo pequeño y es casi imposible evitar a las otras personas –ya no sonaba como el chico tímido sino que ahora parecía más arrogante y rebelde

-Espero que ya tengas una buena explicación para darme sobre cómo sabias el apellido de mi madre –se acercó a mi intentando agarrar la pelota pero me aleje de él dando un paso para atrás- y ahora no vas a poder alejarte de mí y dejarme con la palabra en la boca, hasta que no me respondas todas mis preguntas no te devolveré tu pelota.

-Sigues con ese tema, bueno quieres saber la verdad, estoy de visita a un familiar y voy a pasar unas semanas por acá, así que seguramente nos vamos a encontrar bastante seguido, lo quieras o no me vas a ver. Sobre el nombre de tu madre quizás lo escuche de alguien, es exactamente la misma razón todos se conocen entre todos por lo tanto todos hablan entre sí –por más que me lo estuviera diciendo con toda la seguridad del planeta no podía creerle, sentía que me estaba mintiendo pero no sabía cómo hacer para que cayera y me confesara la verdad, pensando un momento se me ocurrió una idea- ¿Me devuelves mi pelota por favor? No tengo ganas de seguir está molesta conversación contigo.

-Ok, aquí tienes tu apestosa pelota, ve a seguir jugando –estaba a punto de soltar mi bomba, mientras le entregaba su pelota- No creo que Madamme Grimm este muy de acuerdo con que no estés cumpliendo con su pedido

Ver como la cara de Dallas se transformó de la arrogancia a la sorpresa en menos de dos segundos valió cada dólar que me había salido ese helado que había desperdiciado por culpa de su pelotazo. Le había tocado justo en donde quería, era seguro de que ahora si me iba a responder a todas mis preguntas.

-¿De qué estás hablando? Madamme Grimm, ¿Quién es esa? –las palabras se le agolpaban y no podía hablar con completa naturalidad como lo había hecho antes, lo había atrapado si estuviera imaginándomelo no le hubiera afectado en lo más mínimo que le nombrara a la mujer de mi sueño

-Anda Dallas, ya no puedes ocultarme nada más. Te vi en mis sueños y sé que estuviste en mi casa cuando me desmaye en la entrada. Supongo que cuando intentaste escapar tiraste los botes de basura por eso el ruido que me llamo la atención e hizo que te descubriera. Ahora quieres decirme quien es Madamme Grimm y a quien debes buscar –no esperaba exactamente una respuesta común de él, era más probable que me tratase como a una loca y no me contestara nada.

-Necesitaba buscarte a ti, tu eres la razón por la que estoy ahora en Greenwood y el porque de que nos encontremos de forma constante –me quede paralizada frente a lo que acababa de escuchar, Dallas me estaba diciendo que me buscaba, para que me necesitaba.

-¿Para qué me necesitas? No entiendo, ¿Cómo me conoces? ¿Qué podría yo hacer por ti? ¿Cómo te metiste en mis sueños? –necesitaba respuestas, ahora que me había contado la verdadera razón por la que siempre me lo encontraba estaba más confundida que antes.

Dallas cambio su postura, se colocó la pelota debajo del brazo y me hizo una seña para que lo siguiera, nos fuimos hasta un banco que se encontraba en una de las esquinas del parque, por lo que la gente no estaría tan cerca ya que todo lo interesante estaba en el centro, tanto los juegos como los puestos de helados y comida. Estábamos sentados uno junto al otro y ninguno de los dos despegaba la mirada del suelo.

-Bien Freya, no sé cómo empezar a contarte esto sin que creas que estoy completamente loco. Es algo muy complicado de explicar para alguien que no tiene idea de nada de lo que está pasando –sin levantar la mirada del suelo comenzó a jugar con la punta de su zapatilla sobre las piedras