Capítulo 29 Puedo explicarte.

37 0 0
                                    

Cloe
-¿Está bien? ¿Comió algo?- Eli no dejaba de negar mientras Evans preguntaba.
-Ha estado ahí por un buen rato, solo ahí.- No me moveré pero si los oigo.
-¿Puedes dejarnos a solas un segundo?- Puedo oír a Evans acercándose a mí.
-¿Qué sucedió? En cuanto le hayas hecho algo te juro que te matare.- A los pocos segundos se escucha la puerta cerrarse.
Algo hace que mi cama se hunda y supongo que es Evans.
Por favor que no se acerque, por favor que no se acerque.
-Te lo puedo explicar.- Me acaricia el rostro quitándome unos mechones de pelo rebeldes.
Alejo mi rostro, no porque no quiera que me toque, si no que no quiero arrepentirme de esto, de perdonarlo así como si nada, como si fuera que no me haya lastimado o más bien dicho defraudado.
-Vete.- Digo con tono seco y frío.
Puedo sentir la mirada de Evans en mi nuca, y me tengo que contener con todas mis fuerzas para no besarlo.
-Por favor Cloe, te lo quiero explicar.
-Te dije que te vayas.- Me sorprendió que mi voz no me saliera temblorosa.
-Te dejaré en paz, pero por favor.- Agarra mi mano.- No se lo digas a nadie hasta que no te lo explique y quédate tranquila por tu mamá ya le dije que estaba todo en orden.
  ¿Este tipo es idiota o de verdad cree que voy a salir diciendo que mi novio es un maldito vampiro? Seguro la gente va  a creerme.

  Anímate Cloe, hay alguien más estúpido que vos.

Escucho la puerta al cerrarse y por unos segundos siento que me quedo dormida cuando la puerta vuelve a abrirse.

- ¡¿A caso no entiendes cuando te digo que te vayas?!- Me levanto enojada pero unos brazos me estampan contra la cama.
-¡Cloe!
-No lo puedo creer. ¡Karen!- Le devuelvo el abrazo perpleja.- ¿Cómo supiste donde estaba?
-En la recepción busque tu nombre y el número de tu habitación. No fue difícil, aunque deberían estar más atentos a eso cualquier loco podría entrar y violarte.-Largo una carcajada.
-Te extrañe muchísimo, como te necesitaba.
-Yo también te extrañe.- Me dedica una sonrisa.- ¿Cómo está tu mamá?
-Está mucho mejor.- Me corre un escalofrío al recordar a mi madre desesperada tratando de hacer algo.
-Ven te ves pésimo querida amiga, vas a tener que contarme todo, pero antes arréglate que vamos a salir de compras.
Me empuja para para que me levante y abre mi armario para tenderme un par de jean y mi remera rosa de tirantes.

Me pongo mis Nike rosas y un poco de maquillaje en el rostro.

Mierda, me veo fatal. Tengo unas ojeras muy marcadas y mi piel esta pálida.
Una vez lista nos vamos a tomar un autobús, lo que me hace recordar que debo trabaja y comprarme un auto.

___________________

-Y bien, como está todo con Steve.- Le espeto mientras lamo mi helado.
Veo que ella comienza a morderse el borde de sus dedos, signo de que está nerviosa.
-Está todo bien.- Baja su mirada.
-Vamos Karen, ¿ya no tenemos confianza?
-Está actuando raro, para serte sincera...creo que me está engañando.- Casi se me cae el helado de la boca.
-¿Pero por qué decís eso?
-Bueno, ya viene hace un par de noches que se va y, o vuelve al día siguiente cuando piensa que estoy dormida, o ni viene por días.- Veo tristeza en sus ojos.
-¿Ya lo hablaron?- Ella niega con la cabeza.- Quizá tiene una buena explicación para eso.
Veo que levanta una ceja y me mira extraño.
-¿De veras crees eso?- Me encojo de hombros.
-No lo sé, solo digo que si no lo hablas con el no aclararás nunca tus dudas.- Diciendo eso me hizo acordar de Evans, quizá tenga razón y deba escucharlo darme una explicación.
Me levanto de prisa y tomo mi bolso mientras pago el helado de las dos.
-Discúlpame Karen, me olvide que tengo que hacer algo importante, nos vemos a la noche. Llámame.- Sin darle tiempo a que me conteste me dirijo a la casa de Evans.
Toco el timbre por segunda vez y nadie me contesta, me giro para ver a mi alrededor y veo que ya se hace de noche.
-¿Evans?- Veo como se baja torpemente de su auto y se dirige a mi.- ¿Pero qué te sucede?
-Teee amoo Cclooe.- Arrastra las palabras.
-Ven estas borracho.- Le busco las llaves en sus bolsillos.
-Si me lo pides así.- Ruedo mis ojos.
-Eres un pervertido.
-Claro que lo soy, pero solo contigo.
Abro la puerta y espero a que llegue el ascensor, arrastro a Evans como puedo y lo hago entrar al departamento. Lo recuesto en la cama y le quito sus zapatillas.
-¿Me estas desnudando?
-¿Puedes dejar de ser un idiota por tan solo un minuto?- Largo un suspiro.
-Mm.
-¿Qué haces?
-Dejo de ser un idiota por un minuto y tú me lo estas poniendo difícil.- Frunce el ceño con cara de enojado, se ve tan tierno.
-Duerme un poco, que luego vas a tener que explicarme muchas cosas.- Le cierro la puerta del cuarto y oigo gritar mi nombre.- ¿Qué sucede?
-Duerme conmigo.
-No, de ninguna manera. Que estés borracho no hace que se me olviden las cosas. Aparte quien sabe, quizá es uno de tus sucios trucos para comerme.
-No seas estúpida, no pienso comerte, si lo hubiera querido hacer ya lo hubiera hecho.- Mi cara de pánico debió ser muy notoria para que Evans se riera.- Es una broma, solo como animales, es una especie de ser vegetariano. Ahora ven.- Pone un puchero en su rostro.
Por más que lo intente, no puedo resistirme a su cara de nene, mientras que tiene su pelo despeinado. Me recuesto junto a él evitando su tacto, pero unas manos fuertes me rodean y decido dejar de forcejear.

Corro buscando una salida pero no la encuentro, todas las puertas están cerradas.
-¿Dónde estás nena? Puedo olerte.
-Déjame en paz, ¿Qué quieres?
-A ti te quiero.
Sigo corriendo por los pasillos mientras que voy cerrando las puertas detrás de mí. Mierda, no hay salida.
Me giro asustada mirando para todos lados esperando a que me encuentre. La puerta se abre de golpe y como una sobra fugaz él se detiene a solo unos centímetros de mi rostro. Mi respiración comienza a agitarse cuando Abre la boca mostrando sus grandes colmillos.
Me despierto sobresaltada al escuchar el sonido de mi celular y veo en la pantalla el nombre de Karen.
Carajo, Karen, lo olvide me debí quedar dormida. Miro a Evans como sigue durmiendo mientras me dirijo a la cocina para hablar sin que se despierte.
-Hola.- Digo susurrando.
-¿Dónde estás?- También susurra.
-En la casa de Evans, disculpa no me di cuenta de la hora.
-A las diez te quiero acá. ¿Ah y porqué susurramos?
-No lo se.- Normalizo mi voz.- Ahí estaré mándame un mensaje en el hotel que te hospedas.
Me giro para ver por la ventana pero un Evans en cuero hizo que me sobresalte.
-Dios Evans, casi me das un susto de muerte.- No puedo apartar mi vista de sus abdominales muy marcados, se nota que se estuvo ejercitando.
Se acerca a mí con una sonrisa hasta quedar a unos pocos centímetros de mis labios. Puedo sentir como su aliento mentolado choca contra mi rostro y se inclina para estar aún más cerca.
-¿Q-qué haces?- Trago saliva.
-Esto.- Me muestra una manzana en su mano y se aleja. -Entonces, ¿ya me dejas explicártelo?
-De hecho me tengo que ir.- Agarro mis cosas y reviso la dirección que me pasó Karen para llegar a su hotel.
-Pero...- Lo interrumpo.
-Mañana hablamos.- Veo su rostro decepcionado y me obligo a dejar de mirarlo.- Nos vemos Evans.
Camino con paso firme evitando girar a verlo. Me rompe el corazón no saludarlo con los millones de besos que solíamos darnos y que me ruegue a que me quede. Pero no puedo perdonarlo después de lo que hizo, no me siento capaz de poder confiar en él otra vez.

Gracias por leer!

ImpredecibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora