Con delicadeza lo tomo entre sus manos y sin rodeos lo encendió, tomo una bocanada del exquisito cigarrillo y mientras miraba al cielo planeaba, lo pensaba todo con detalles.
-pagaras por lo que hiciste- se dijo en susurro
tomo otra bocanada y de recostó observando, calculando cada estrella u objeto que se encontraba en el.
se levanto, presiono el cigarrillo sobre su piel no dolía, hace tiempo que dejo de sentirlo. lo dejo caer, tomo su mochila y bajo las escaleras hasta llegar a la salida.
todo seguía igual, nada había cambiado.
camino por las calles, aun sintiendo ese vacío que todo le provocaba, quería vengarse por lo que paso, era lo único que importaba solo eso.
paro enfrente de ese pequeña casa y la observo por un momento y decidida a cumplir su propósito se acerco, tomo la perilla y sin hacer el mínimo ruido la giro.
Entro en la casa y se dirigió al cuarto mientras observaba todo a su paso.
entro en el cuarto y lo observo, el miraba por la ventana. el sabia que ella estaba ahí pero no quiso prestarle mucha importancia.
-veo que usas la misma manera de entrar, silenciosa y cuidadosa- dijo aun sin voltear
ella solo lo siguió observando sin decir alguna palabra.
-vamos cariño, di algo- dijo volteando y regalándole una pequeña sonrisa.
-sigues siendo el mismo idiota de antes- dijo en defensa
-yo también te extrañe- dijo observándola
al no ver respuesta de ella el solo se río, se dirigió al otro lado de la habitación y encendió la luz.
-sigues igual de hermosa- dijo con una sonrisa en su rostro
ella volteo hacia el espejo que había el la habitación, se paro enfrente de el y se observo cuidadosamente cada detalle de su cuerpo que había sido dañado por el ácido y el fuego que toco su piel, la rabia le consumía por dentro, quería venganza por lo que le sucedió.
-pagaras por esto... ¡lo pagaras maldito!- grito consumida por la ira
-oye tranquila pequeña, no es para tanto tu sabes que no era mi intención, solo fue un juego- dijo mostrando las manos a la defensiva
-entonces si fue un juego, es mi turno de jugar- respondió.
Saco una una jeringa de su manga y se lo clavo lo mas rápido que pudo en el cuello, el callo al suelo desmayado.
ahora era su turno de jugar.
le quito la ropa solo dejándolo en ropa interior, saco una cuerda de su mochila y lo amarro a una silla, coloco una garrafa de gasolina al lado y otra de ácido al otro lado y espero que despertara.
cuando se dio cuenta que despertó le dijo
-es hora de jugar, cariño- dijo regalándole una sonrisa
tomo el ácido y se lo virtio desde los pies hasta el cuello.
-¡no, basta!¡no!¡perdón!- decía mientras veía su cuerpo destruirse
-tu fuiste quien provoco esto- dijo tomando la garrafa de gasolina y esparciéndola por todos lados.
guió la gasolina hasta la salida, encendió un fósforo y lo dejo caer.
era su turno de que el sintiera lo que el causo.
se alejo de la casa dejando en ruinas todo lo que alguna vez quiso.