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- Maya Stevens, pobre de ti que no estés en casa cuando lleguemos -

- No me puedes obligar, Anel -

- Sé que me extrañas, lindura -

Su sonrisa es maliciosa y a la vez llena de picardía, espera a que le conteste afirmativamente. Pero como no la quiero complacer...

- ¿Yo? Pero si han sido solo tres años ¿Por qué te extrañaría? -

- De acuerdo... eso fue directo a mi corazón -

- Anel, deja de exagerar las cosas -

- Así me amas -

Ambas reímos hasta que observo por la cámara el rostro de Christian, el mellizo de mi querida mejor amiga... ambos nos observamos fijamente por unos cuantos segundos antes de blanquear nuestros ojos en un claro signo de molestia.

- Con que estás hablando con Maya -

- Chris... -

- Lo lamento, Parks, pero tú lo has dicho, Anel habla conmigo, no contigo, ahora ¿Serias tan amable de quitar tu horrible rostro de la cámara? -

Yo sonrío con una amabilidad, obviamente falsa. Anel empuja a su hermano y continuamos nuestra charla antes de que el avión despegue.

- ¿Cómo está Erick? -

- Anel... hablaste con él por la mañana -

- Pero algo pudo haber cambiado... ¿No? -

- No ha cambiado nada, sigue emocionado dando vueltas por la casa, esperando verte pronto -

- Ow... yo igual quiero verlo y... oh, May, debo cortar. I love you nena, y a tu hermano igual, pero no te me pongas celosa. Entre nosotras, te amo más a ti. -

Me guiña un ojo antes de cortar la comunicación mientras yo río... ella es todo un caso.

~ * ~

Corro por el puente del Milenio entre toda la multitud ya congregada ahí. Se me ha hecho algo tarde y la llamada telefónica de Anel me lo comprueba. Está enfadada conmigo ya que debería de estar en casa cuando llegasen las ansiadas visitas, o sea ella y Christian... no escaparme en cuanto tuviese la más mínima oportunidad ¿Quién la entiende? Yo simplemente no deseo ver por el momento a ese imbécil. Desgraciadamente mi querida mejor amiga lo ha enviado en mi búsqueda ya que ella y mi hermano han de estar muy ocupados recuperando el tiempo perdido, espero que no hagan nada... obsceno. Malditos enamorados, al menos son felices y me alegro por ellos.

Para aclarar un poco lo que ha pasado en estas horas...

Estaba tranquilamente en mi habitación, arreglando mi bolso para luego abrir el gran ventanal que daba a mi bello balcón y con una cuerda ya preparada desde hace mucho tiempo, digamos dos años, descendí hasta llegar al patio trasero de la mansión.

Sí se entiende, creo, que por "tranquilamente" lo he hecho todo apresurada y sin cuidado ¿No? Bueno, la causa ha sido el recordar que Christian Parks también regresa a Londres junto a Anel, ya que solo sus padres se quedarán en París por unos cuantos meses más. La cosa es que, al recordar aquello, mis deseos de estar en la mansión cambian rápidamente, no quiero estar ahí por un largo tiempo, digamos que por un año, hasta que la mansión de la familia Parks esté lista y los mellizos se puedan mudar, porque hasta que eso suceda se quedarán en la mansión de mis padres. No me molesta que Anel esté ahí, obviamente, de hecho me encanta la idea de tener a mi mejor amiga ahí cada vez que la necesite para hablar cara a cara, pero lo que sí me enerva de manera impresionante es la presencia de Christian. No me agrada para nada la idea de que él se quede, pero no puedo reclamar nada, no necesito ser otra vez ignorada por mis padres. Digamos que... tenemos problemas desde hace unos cuantos... años. Pero mi problema actual es el mujeriego, imbécil, idiota, eh... no sé qué más, de Christian.

Mentiras de EnsueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora