La noche había termina, y el día hacia presencia con todo resplandor que poseía. Esa mañana estaba vacía, aun mirando por la ventana del salón, y mirando a los demás estudiantes convivir entre ellos, parecía vacía. No podía escuchar las palabras que pronuncia con rapidez la profesora de historia, incluso no escuchaba el ruido de los pájaros que cantaban con alegría fuera de ese lugar. Era como si mi mente estuviera en otro lugar, tiempo y espacio. Mi concentración se enfocaba en el silencio, mi vista en la oscuridad y mi cuerpo se mantenía en el lugar pero no respondía al momento. No podría decir si estaba parpadeando, puesto no era consciente de mis actos en aquel momento. Todo era tranquilidad, a pesar del ruido a mi alrededor. Era maravilloso.
Pero la tranquilidad no dura para siempre, y el sonido del timbre que daba fin de la clase me hizo regresar al momento. Tome mi mochila para guardar el cuaderno en blanco que tenía sobre mi escritorio, la pluma aun la sostenía mi mano izquierda y al cerrar por un instante mis ojos ella se encontraba frente a mí. Extendía su mano hasta mi cuaderno y después lo giraba hasta que este estaba frente a ella. Sí, mi profesora estaba frente a mí y comenzaba a escribir sobre la hoja en blanco de mi cuaderno. No parecía contenta, y las miradas de aquellos que se encontraban a mí alrededor eran tan penetrantes.
Cuando termino de escribir, su mirada se fijó en la mía y así podía sentir como me asesinaba con ella. Tomando aire por unos breves segundos que para mí, fueron horas pero en realidad solamente eran eso, segundos, pude escuchar su voz grave y firme mencionar.
-Sí, esto no está firmado para mañana y tu actitud en mi clase no cambia, nos estaremos mirando en vacaciones.
Apenas podía creer que había hablado. No hice movimiento alguno y seguía en silencio. Los susurros detrás de mí, no se hicieron esperar y eso no ayudaba. Mi cuerpo respondió a mis impulsos, los cuales fueron tomar mi cuaderno y arrancar aquella hoja con la nota. La gire para poder leerla y con solo ver escrita la palabra "Padre" a lado de "Madre" hicieron mi mano se cerrara y comenzará a arrugar aquella hoja. Mi mano derecha guardaba mi cuaderno, mientras que la otra sostenía ya la hoja arrugada. Le extendí mi mochila a Lilith para después girar mi cuerpo a lado contrario de donde estaba para la profesora, dándole así la espalda y comenzar a caminar hasta el cesto de basura que se encontraba en el salón.
Observe a la profesora, que se mantenía de pie frente a mi asiento y curveando mis labios lance la hoja a la basura. Acto seguido, salí del salón sin decir palabra alguna. Desde hace dos años atrás, la escuela ya había dejado de importarme. Mis notas eran un asco y cada vez que miraba la palabra "Padre" en un recado para mi madre la arrancaba de mi cuaderno y tiraba a la basura. Sabía que ella se presentaba con los profesores, y ellos ya sabían mi situación con esa palabra. No eran estúpidos, y yo no era su perra con la cual, iban a poner el ejemplo de disciplina ante la manada. Esos días habían terminado ya, si asistía a la escuela era solamente por mis abuelos, que desde Francia, seguían pagando.
Antes de darme cuenta, ya me encontraba en la cafetería, con la mirada de Lilith y Mandy sobre mí. Era esa mirada que gritaba que les contará sobre lo que llevaría en el baile de fin de curso y si Tyler y yo iríamos juntos, o si ya había aceptado a otro idiota del equipo de Fútbol Americano. Mi rostro negó ante sus miradas y mis labios se curvearon por breves momentos. No deseaba hablar sobre eso en aquel momento, ahora solamente deseaba volver a mi limbo y quedarme otro instante hay. Necesitaba silencio, oscuridad y vació, solamente esas tres cosas que hacían que mi día no fuera tan mierda. Pero no iba hacer posible.
Al elevar mi mirada hacia la puerta principal de la cafetería, mi mirada se encontró con esos ojos azules y esos labios carnosos. Mis labios se curvearon más de lo que ya estaban por unos instantes hasta que aquella maravillosa visto fue opacada por una desagradable.
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Yelim Hot [EDITANDO]
RomanceQuerido padre: La noche de hoy, esta espléndido. Desearía que estuvieras aquí. Mamá insiste en que debo dejar de escribir algo que nunca leerás. ¿Es cierto? Al contrario de ella, pienso que si lo harás. Sigo esperando tu regreso, pero cada día q...