A veces todo lo que siento
Impossible
mágicamente toma forma...
[...]
Link.
Pit empezó a soltar pequeños gemidos a cada toque que recibía en su frágil cuerpo.
Se sentía muy bien estar de este modo. Él y yo, solos en mi habitación...perfecto.
Me encantaba la forma en la que enredaba sus piernas alrededor de mi cintura para atraerme y tener más contacto. Eso lo hacía aún más excitante.
Después de entretenerme en su cuello subí hasta su cara y le acaricié la mejilla con suavidad mientras le plantaba un beso fugaz, poco a poco iba rozando sus labios con mi lengua para que me dejara acceder a su pequeña e inocente boquita.
No fue tarea difícil.
Pronto nos encontrábamos en un contacto ambicioso, nuestras lenguas danzaban y tenía la imperiosa necesidad de estar dentro de él. Que fuera sólo mío y de nadie más.
Pit.
Link me estaba haciendo experimentar sensaciones que obviamente desconocía, y que, con ninguna persona me atrevería a intentar. Este momento es memorable.
Con paciencia me quitó la toga y la lanzó por el suelo alfombrado. Se dirigió a mi hombro derecho y empezó a succionar en esa parte, quedaría una marca pero no me importaba; yo sólo le puedo pertenecer a él en cuerpo y alma.
El rubio me lanzó una mirada lujuriosa para después acariciar el bulto que se estaba formando en el short de licra que usualmente llevo puesto, de sentir su mano caliente presionada en mi entrepierna comencé a jadear y gemir sin importarme que los de la habitación siguiente pudiesen escucharme y al otro día perdiera dignidad en la enorme mansión. Me tenía sin cuidado.
Aunque la situación era injusta, vamos, Link tenía puesta toda su ropa y a mí me tenía, literalmente, en ropa interior.
Así que...se me ocurrió una idea.
Lo aparté de mí hasta que quedamos medio erguidos en la cama y con ojos inocentes traté de quitarle su túnica verde.
Desabroché el cinturón de cuero y lo arrojé por detrás de la cama, pero cuando ya estaba a punto de quitarle el sayo Link me detuvo.
—Creo que necesitas ayuda con eso—. Dijo de forma pícara.
—Te juro que no—. Mencioné sonrojado.
—Todos necesitamos una mano—. En ese momento supe que me sonrojé como nunca antes.
Para cuando terminó la oración él ya estaba quitándose la ropa provocativamente; no pude seguir dejando mis mejillas rojas a la intemperie así que me cubrí la cara con las manos. Lo que inicié ahora me daba tanta vergüenza.
Link.
Cuando estuve completamente al desnudo pude percatarme que Pit había enterrado su lindo rostro entre sus palmas, mientras soltaba pequeñas risas me gané encima de él aprisionando sus manos a los costados para visualizar su rubor más directamente.
—¿Quieres saber una cosa?— Le pregunté al oído.
—¿Cu-cuál?— Me dijo comenzando a temblar.
—Sabes bien—. Le susurré apartándome para luego bajar hasta su abdomen y trazar un camino de saliva hasta su notable erección.
Le quité el pequeño pantalón negro, su ropa interior, amontonando las prendas con todas las que yacían en el piso y metí su miembro en mi boca. El castaño no se esperaba esa acción, por lo que lo tomé desprevenido y sus alaridos de placer eran música para mis oídos.
Pronto lo advertí enredando sus dedos en mi cabello sin llegar a lastimarme, sabía lo que quería, me vi obligado a succionar y dar suaves mordiscos más rápido.
—Li-Link, m-me voy a co-correr—. Pronunció entre suspiros agitados.
Hice caso omiso a su advertencia y seguí haciendo lo mío. No tardó demasiado en liberar sus fluidos en mi boca y con gusto los devoré cual helado en verano.
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Veo tu brillo, tus ojos son dulces, matan también
Lo tengo en mente, cada palabra que digo es algo en silencio
Y un sólido deseo, ¿te acostarás conmigo?
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Aproveché que tenía los labios abiertos e introduje dos de mis dedos en su boca, los aceptó y lamió a su gusto para lubricarlos.
Primero metí uno en su apretado orificio y formó una expresión dolida en sus facciones. Me alarmé un poco.
—Hey, ¿estás bien?
—Sí, no te preocupes...sólo...sólo es una punzada.
Añadí otro más para ejecutar un movimiento lineal en su entrada y lágrimas se formaron en sus orbes color celeste.
—¿En serio estás bien, angelito? Sabes que no quiero lastimarte—. Admití alarmado.
—Puede que ahora duela un poco, pero hazlo, no importa—. Dijo limpiándose las minúsculas gotas salíferas.
Pit.
En menos de un segundo (y cuando dejé de hacer caras) su anatomía estampó en mí y se me escapó un pequeño gemido que traté de reprimir enseguida.
—No te contengas, amo que me dediques sonidos eróticos—. Me recordó Link.
A partir desde ese momento y durante cada embestida que me dio nunca volví a reprenderme, porque ese momento era único para los dos.
O al menos lo sería para mí ya que le estoy entregando mi virginidad a un chico al cual amo demasiado; nunca podré olvidar esto.
Pasado un tiempo concordó sus movimientos mientras me masturbaba a la par; el cuarto no podría ser más ruidoso ahora con gemidos de ambos retumbando por las delgadas paredes.
—Me vengo, Pit—. Notificó el oji-azul.
—Yo también, Link.
Luego los dos culminamos con venirnos al mismo tiempo, él en mis adentros y yo en su mano.
Me dio un beso en la mejilla y se recostó a un lado tapando nuestros cuerpos con las colchas visiblemente arrugadas, haciendo una cuchara como posición.
—¿Te gustó?— Susurró el rubio.
—Mucho, pero...— Dije bromista.
—¿Pero?
—Me gustas más tú— Me volteé para mirarlo y besarlo en los labios.
"Oh I know you well, all your life I've watched you breathe, I've watched you lie across the seam through space and time, through every year of every kind. I'd wait like snow, on the eve of spring, I can out last cold, can you out last me? Every word you say is a perfect thing, it's the perfect time for the perfect love"
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Impossible | Aimaru & Pink
Fiksi PenggemarYo, un príncipe dolido, y un mercenario desaparecido; una amistad perdida y un ángel haciéndome compañía. Trozos de lo que un día fue mi felicidad quedan esparcidos en las lágrimas de mis ojos. ¿Ésto en verdad tiene una oportunidad? O acaso sólo es...