《Capítulo O2: ¿Otra vez tú?》

73 6 3
                                    

Seguía mirando petrificada ese mensaje que tenia en frente de mis narices, en la pantalla del Iphone, ahí.

Adam, Adam... solo pensar su nombre me dan escalofríos...

Os preguntaréis quien es...pues...os lo contaré...

Todo empezó el verano del año pasado, yo era una adolescente de 16 años recién cumplidos. Ese verano fuimos a New Jersey a visitar a unos primos y de paso a disfrutar de la cuidad.

Cuando llegué a la casa, no solo nos estaban esperando mis adorables primos gemelos, sino que, con él estaban varios chicos de mi edad.

Pero uno me llamó la atención gracias a sus pintas de bad boy con chaqueta de cuero y pantalones caídos.

Era alto, delgado, con un cuerpo muy atlético por lo que se podía apreciar a través de su ajustada camiseta blanca. Sus ojos eran negros, profundos pero estaban llenos de algo que no se podía apreciar realmente.

Con el tiempo me cuenta de que no era tan malo como parecía, bueno eso decía cuando estaba perdidamente enamorada de él.

Me llamaba para salir a esas carreras en los polígonos y me montaba con él en su coche, siempre era el ganador.

Hasta un día que Roger, su contrincante, le venció. Él me culpaba a mí por su derrota, porque yo conducí el coche hasta la línea de carrera para que ya pudiera correr e irnos de allí rápidamente.

Le pedí que me llevara a casa porque mis primos no vinieron en esta ocasión. En el camino se desvío por un "atajo" y nos alejamos de la ciudad. Rogaba que volviesemos porque en realidad tenia miedo, Adam estaba fuera de control y no me fiaba de él.

Gritaba como posesa pero él seguía su ruta, hasta que mis gritos le aburrieron y me pegó un puñetazo en la mejilla, haciendo que se me escapase un quejido y con el impacto me rompí el labio inferior.

La sangre brotaba de mi labio, podía notar el sabor metálico en mi boca, dándome arcadas constantes.

Llegamos a un almacén y allí me obligó a bajarme. Me sujetó de una forma dolorosa y me empotró contra una pared cercana. Mi cabeza impactó contra el muro y lo vi todo negro.

****

-Irina ¿que pasa?, ¿por qué lloras, estás bien? - dijo Court seriamente preocupada.

-Hum...no es nada...-dije desviando mi mirada a la ventana.

-¿Cómo que no es nada Abramovich?- dijo enfadada utilizando mi apellido, que tanto odiaba que hicieran.

-Adam...es Adam...- suspiré y rompí en llanto.

***

Después de llorar como una magdalena con Court, me encontraba en el gym de la residencia pegándole al saco que tenía delante.

Mi manera de transmitir emociones a través del boxeo era increíble, si me dejaran pelear cuando estoy enfadada, sería capaz de matar a una persona a puñetazo limpio.

Me sequé la frente con la toalla y me senté en el frío mármol del suelo del gym. Cerré los ojos y me apoyé en la pared, realmente hoy no era mi día...

Noté la presencia de alguien dándole a mí saco, abrí los ojos y vi a un chico alto y esbelto pegando sin cesar al saco que tenia en frente.

-Déjame de mirar...¿quieres?- dijo con un tono frío y calculador.

-¿Por qué debería hacerlo?- me puse de pié para encararle pero me petrifiqué cuando le miré a los ojos.

-Vete de aquí, ¡ahora!- gritó en mi cara y comenzó a respirar agitado.

Escuché como la puerta del gym se empotraba contra la pared al ser abierta y Dave aparecía sobresaltado.

-IRINA ALÉJATE DE ÉL, ¡AHORA!- cogió mi bolsa con el equipaje de boxeo.

-¿Me queréis decir que narices está pasando aquí?-dije confundida quitándome las vendas que tenía puestas en mis manos.

-Irina, tenemos que irnos...hazme caso por favor...-dijo Dave poniendo sus manos en mis mejillas.

Asentí y miré al chico por última vez, él me dio una sonrisa aterradora, que hizo que desviara mi mirada a Dave que tiraba de mi brazo.

Cuando llegamos a mi habitación estaba vacía, Court se había ido a su ensayo de animadora, ¡bien! sola...toda la tarde...

-Irina...-susurró Dave al ver mi confusión.

-Está bien déjalo...no quiero saberlo, prefiero no saberlo...-le dí una sonrisa forzada y me metí en el baño a darme una ducha.

Al salir me puse un pijama veraniego y me acurruqué en su pecho, él se encontraba dormido y me dejé llevar por el cansancio.

Iba por un pasillo, corría todo lo que podía, mis piernas dolían, los gritos desgarradores salían de mi garganta sin cesar, haciendo que mi cabeza doliera. Escuchando en mis propios oídos el palpitar de mi corazón.

Había una luz al final del pasillo pero cada vez se alejaba más.

Seguía corriendo pero mis fuerzas empezaron a fallar y caí derrotada en el suelo sollozando.

Una sombra me cogió en brazos y una voz conocida me susurró:

-Olvídalo pequeña...


Fallen Sky ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora