Prólogo.

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Querías que viniera, estoy aquí —Una suave voz hizo eco en aquella mansión en medio del bosque. A simple vista parecía vacía, pero ella sabía con certeza que él podía estar en cualquier lado, y no era bueno confiarse.

Me alegra que hayas decidido venir —La voz de aquel vampiro se escuchó a sus espaldas, cuando se dio la vuelta no había nadie allí—. Sigues siendo igual de ingenua... ¿Verdad, Hana?

Ella sintió su aliento quemar en su oído, comprendió que el estaba detrás y no quería voltearse esta vez, no sabía con quien se encontraría... O lo sabía y simplemente quería evitar conflictos innecesarios.

Solo dime para qué me llamaste y terminemos de una vez... —Ella se volteó para encararlo, seria. Su familia no se llevaba muy bien con aquel vampiro, que lo único que podías leer en sus ojos rojos era maldad, engaño, egoísmo... Nada bueno salía de juntarse con ese albino, rey de los vampiros y señor de los demonios. Pero, por más contradictorio que sonara, ambos eran "mejores amigos", con un cariño muy "especial" en lo que cabía decir.

El sonrió con descaro, —¿Desesperada, querida? —Ella frunció los labios con desagrado ante aquella palabra, cosa que le causó gracia al vampiro.

¿Podrías dejar la idiotes al menos ahora? Estoy ocupada Karl, así que habla rápido o terminaré yéndome —Advirtió, cruzando los brazos sobre su pecho, como si fuera una especie de barrera contra el.

KarlHeinz sonrió nuevamente, riéndose en sus adentros —Está bien, me rindo, trataré de conquistarte después —Se estaba divirtiendo con las caras que ponía ella, pero no debía pasarse mucho porque "como mejor amigo" sabía de lo que ella era capaz y que carácter tenía, prefería no arriesgarse y perder la oportunidad que tenía.

Se puso serio, lo cual le extrañó a ella.

Ven conmigo, quiero presentarte a unas personas —Pidió el vampiro, alejándose. Ella no dijo nada, observó con cautela todos sus movimientos y, cuando pensó que no era ningún truco, le siguió.

Habían ido a una sala más de la mansión, en la misma se encontraban cuatro niños. Parecían que habían salido de una guerra o algo parecido o como si hubiesen pasado por experiencias horribles; se les veía muy heridos y tristes.

Tal escena le había estrujado el corazón.

¿Quienes son ellos? —Preguntó ella, sin apartar la mirada de los niños.

Mis hijos, —Ella abrió mucho los ojos, sorprendida—. Aparte de los otros claro, estos son adoptados... Estaban en un "orfanato" siendo torturados porque habían intentado escapar, si no llego a tiempo estarían muertos.

El vampiro era listo. Conociéndola, la tendría en la palma de su mano contándole tan triste historia y haciéndose ver que tenía "corazón" cuando a el no le interesaba en lo absoluto. Solo los quería porque tenía la certeza de que harán lo que el les diga, y pronto los necesitaría... A diferencia de sus hijos biológicos, que lo odiaban.

Entonces... —Ella no sabía que decir, no creía que él fuera capaz de hacer algo así solo porque si, sabía que detrás de esos niños él se beneficiaría, ¿de qué forma? Con el tiempo se daría cuenta—. ¿Qué quieres que haga yo?

El sonrió triunfante.

Quiero que te hagas cargo de ellos, los cuides, alimentes... No se, esas cosas que hacen las madres —Se rió fuertemente, por las estúpidas palabras que acababa de decir—. Necesito a alguien de confianza para que los críe... Yo no podría hacerlo, a menos que quieras que sean unos...

Calla por favor —Ella lo detuvo antes de que dijera otra palabra—. No dejaré que lo hagas, me haré cargo —Había aceptado sin pensárselo un poco, sintió que quería cuidarlos desde el momento en que los vio, y bajo ninguna circunstancia los dejaría bajo el cuidado de ese vampiro, significaría la perdición para ellos—. Que conste que lo hago por ellos, no por tí.

Eres demasiado buena, Hana —Apareció frente a ella, y tomó su barbilla para que lo viera a los ojos—. Eso podría ser un problema.

Déjame —De mala gana, golpeó la mano del vampiro para que dejara de tocarla—. Me haces el favor... ¿Cuáles son sus nombres?

Vengan aquí, niños —El vampiro los llamó, y los cuatro niños le obedecieron, quedando frente a ellos. Ella sintió que podía llorar en ese momento.

Ella se hará cargo de ustedes desde ahora —Les habló el—. Tienen que respetarla, quererla y sobre todo cuidarla, ¿Queda claro?

Yo seré quien los cuide a ellos, Karl —Ella lo miró mal, se sorprendía por lo idiota que podía llegar a ser ese vampiro—. Hola, niños —Con una sonrisa, se arrodilló frente a los pequeños para quedar a su altura—. Yo soy Hana, los cuidaré a partir de ahora, espero que nos llevemos bien. ¿Me dicen sus nombres?

Soy Ruki... —El niño que parecía más serio, de pelo corto rizado color negro azulado y lindos ojos azules; fue el primero en hablar—. Encantado...

¡Yo soy Kou! —El niño de pelo rubio y rizado, bastante desordenado cubriendo su ojo derecho dejando ver uno de color azul; exclamó un poco más "alegre" si se podía decir.

Yuma... —El siguiente era el más alto de los cuatro, y parecía el mayor juzgando su tamaño; tenía el cabello castaño claro y desordenado y sus ojos casi idénticos al color de su cabello.

...Azusa... —Y por último, el niño de ojos grises y el pelo de un color gris oscuro con las puntas más claras.

Ella sonrió, no había pasado casi nada desde que los vio y ya sentía que los quería mucho, y encantada se prestaría para hacer de "Madre" de los pequeños.

Mukami —El vampiro llamó su atención—. Serán los Mukami, ese es su apellido —Ella lo miraba extrañada, tenía entendido que ese no era el apellido correspondiente pero... —. Y el tuyo también, a partir de ahora... Eres la madre Mukami.

★Mukami's Mother

«Mukami's Mother» |Diabolik Lovers|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora