Prólogo, parte 2.

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Pov Kaname.

Mi madre me estaba contando una historia, mientras yo estaba recostado en mi cama. Estaba preocupado y enojado a la vez por una razón desconocida. Mi madre se percató que no la estaba escuchando y también de lo que reflajaba mi rostro.

- Kaname, cielo. ¿Qué sucede? -Me dijo mi madre, mirándome.

La verdad ni yo mismo sé que estaba ocurriendo y el motivo de mi preocupación.

- Nada, madre. Sigue contándome la historia, por favor. -Mi voz sonaba serena y con claridad. Realmente no quería preocuparla.

Mi padre llegó corriendo en donde nos encontrabamos yo y mi madre, algo extraño. Por su cara podría decir que él se encontraba de la misma manera que yo. Miró a mi madre y con su mirada trataba de decirle algo, lo cual ella entendió de inmediato. Me besó la frente y me susurró un "ya vengo". Mi padre salió de mi habitación seguido de mi madre y yo quedé con la duda, ahí recostado en mi cama.

- La encontré, Juri. -Escuche como mi padre le decía eso a mi madre, pero... ¿A quién encontró? De un momento a otro empecé a sentir la falta de una persona.

- No puede ser... -Susurró mi madre. En ese momento salí de mi habitación y ambos me miraron, la preocupación reinaba en sus rostros.- ¿Dónde está? -Soltó después de un sollozo.

- En el bosque. -Dije está vez yo. Mi padre me miró con asombro a lo cual volví a reiterar.- Está en el bosque, debemos ir rápidamente si queremos salvarla... -Mi madre se largo a llorar a penas dije lo último. Al ser vampiros quizá teníamos ventaja y poder llegar a ella a tiempo.

Mientras estaba en mi habitación, antes de salir hacía donde mis padres, me vino una visión.

"Una pequeña niña yacía debajo de un árbol, casi sin vida y llena de sangre, había sido atacada por una manada de lobos. Al ser una vampiro pura sangre, era un enemigo el cual debían eliminar, no les importó realmente que siendo una niña, ella quizás no tenía ni la menor idea de como defenderse ante estos. Comenzó a derramar lágrimas y susurraba ciertas cosas, estaba desfalleciendo lentamente. A pesar de ser una vampiro élite, no tenía la fuerza para sanar sus heridas, ella ni siquiera había desarrollado sus poderes aún.
Con su mirada pedía ayuda, estaba luchando por querer vivir y yo tenía que encargarme de ayudarla..."

- Haruka, Kaname... -Susurró mi madre, con un tono casi inaudible. Mi padre la miró y en su mirada entendió todo.

- Kaname, vamos. -Dijo mi padre. Yo entendí y partimos rumbo hacía esa persona aún desconocida para mí. Ahora entiendo porque sentía ese enojo y esa preocupación, era por ella.
No nos tardamos mucho, al cabo de unos minutos estábamos con ella, estaba ensangrentada totalmente. Su cabeza, su abdomen, sus brazos, sus piernas... Me fui acercando a ella, para tomarla al estilo princesa y llevarla rápidamente a casa. Ya listos para volver, susurra mi nombre y cae desmayada en mis brazos...

Separados. (Kuran Kaname y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora