Capitulo 4

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CAPITULO 4 - Los encantos de Cody-

Melanie estaba enamorada y empezaba a notarlo, Se sentía feliz y confundida, no podía parar de pensar en él, cuando se percataba de ello lo evitaba, y antes de que pudiera notarlo ya giraba nuevamente sobre su mente. ¿Empezaba o ya había caído definitivamente en sus encantos?

La peor parte de todo, era no saber que le gustaba tanto de él.
Su cabello era de lo que todo el mundo hablaba era un poco largo pero tenía un brillo peculiarmente castaño que a todas las chicas hacia enloquecer.
Su mirada--profunda, coqueta y malvada--el misterio mas grande que habitaba en él. A Melanie le era imposible no perderse en ella, en menos de dos segundos podían convertirle en un flan y odiaba eso incluso más que cuando sus pensamientos le impedían escucharle.
Su nariz perfilada no era ni muy grande, ni muy pequeña, tal vez la prueba perfecta de que sentía algo por él, pues creía que cuando comienzas a ver una nariz como una de las cosas más bellas del mundo y no solo como una fosa de moco te has enamorado, es decir, incluso de sus defectos.

Al llegar a casa Melanie se recostó y trato de calmar su mente, pues era cada día más grande y girada por horas como un agujero negro de ideas, en torno a Cody y lo que él decía:
— Él aun cree ser un príncipe azul, ese pequeño dilema es su defecto más grande, es claro que los cuentos de hadas no existen mi padre me lo explico cuando era pequeña el mundo real es mas cruel y no existen las hadas madrinas y por mas bella que sea o fuera jamás sería una princesa.-- ¿Como es que él no lo sabia, en todo este tiempo, como era posible que nadie se lo hubiera dicho?.

Para ser un padre que amaba a sus hijas, el padre de Melanie les había pintado un futuro muy gris. Era un hombre que había sido desilusionado muchas veces y que vio sus propios sueños desmoronarse en más de una ocasión, al grado de pensar que sería mejor para ellas estar preparadas para lo peor.

Melanie estaba casi convencida de que él tenia razón y las personas no podían andar por ahí soñando y creyendo en cosas que no existen. Pero Cody la hacia pensar diferente, siempre que estaba junto a él la perspectiva era diferente, era su forma de pensar, su forma de ser, su manera de ver el mundo, de interesarse por cosas tan vagas lo que le quitaba a Melanie el sueño.

Solo él podía provocarle volver a casa con toda la intención de reclamarle a sus padres por no haberle enseñado modales. Solo él le hacia querer cambiar el mundo y sentirse con la capacidad de hacerlo.

Para colmo él no era feo, era un chico atlético, inteligente y cada día mas atractivo que comenzaba a llamar la atención de las chicas, Melanie no era la única que comenzaba a notar sus encantos, era una reñida competencia pues Cody empezaba a rodearse de admiradoras.

Sería incluso difícil contarlas, pero aun podría dividirlas en 3 grupos:
1) las chicas del salón de clases
2) las chicas que Hayde se había encargado de presentar con Cody
3) las chicas que Cody conocía antes de conocer a Melanie

Melanie no se sentía atraída a él por su físico y que las otras chicas lo vieran así la desconcertaba, no podía negar que era guapo, pero eso solo le hacia temblar las rodillas, lo que en verdad le atraía de él era su forma de pensar y usar las palabras, la forma en que con eso pudiera crear un mundo nuevo.

Para colmo su grupo de amigables y locas admiradoras solo lograban ponerle a Melanie los pelos de punta, negaba ser celosa pero no podía controlarlo, en especial al ver a esas chicas a toda hora avanzándose sobre él. Eran una amenaza. En especial Fiama y Ethel que no hacían más que seguirlo y llenarlo de besitos. Actitud misma que terminaría por cambiar a Cody, convirtiéndole en un joven un par de kilogramos más superficial.

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