4. ¿Primavera en color rosa?

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...

Esos ojos eran preciosos y se mantuvieron fijos sobre mí tan sólo un momento, el cual me hubiera encantado fuera eterno.

-¿Qué haces tú aquí?- Aún estaba somnoliento.

-Yo...- Estaba embobado con su bello rostro.

-Vete, no quiero verte.- Pidió.

-Pero... aún te ves enfermo.

-Eso no te incumbe, lárgate de aquí.- Su voz era baja y ronca, sonaba fatal.

Después de unos segundos sin decirle nada y ver que yo no me iba de su lado,  Kyungsoo intentó levantarse del sofá, traté de ayudarlo, pero en cada intento me alejaba con un ligero empujón. Una vez que se pudo poner de pie, fui detrás de él, quien caminaba a paso lento, yo no sabía cuál era su habitación y eso me molesto, ya que quería abrirle la puerta y ayudarlo a recostarse, pero al ver como respondía a mi ayuda, sólo me limité a seguirlo de cerca.

Él caminó hasta el fondo, a la última puerta que estaba junto al baño, pero antes de que pudiera dar vuelta al pomo, estuvo a punto de caerse de espalda, si no es porque mi pecho estuvo justo detrás de él, lo sostuve de la cintura y volví a sentir su suave cuerpo entre mis brazos, quería estrecharlo, besarlo y hacerlo mío nuevamente, pero al parecer él no lo deseaba, ya que giró rápidamente y me empujó con todas sus fuerzas, que no eran muchas, gritándome un "suéltame idiota", para meterse apresurado azotando la puerta frente a mi nariz. Suspiré de decepción y me pasé una mano por el cabello, yo también estaba exhausto, eran ya las dos de la mañana y quería tirarme a dormir, pero no sabía cuál de esas dos habitaciones sobrantes era la que me correspondía y la verdad, no quería husmear entre las cosas de Henry. Caminé arrastrando los pies hasta el salón y me dejé caer en el mismo sofá donde reposaba Kyungsoo, me recosté a lo largo, sintiendo el calor que él había dejado, no sé si alucinaba, pero podía jurar que su olor se había impregnado en el aire.

¿Desde cuándo alguien puede oler tan dulce?

Me saqué los zapatos rozando los pies, estos se sentían sumamente pesados, no tenía una frazada ni nada y el frío de la madrugada comenzó a colarse, recordé la manta que cubría al pequeño y levanté la cabeza para buscarla, estaba tirada en el suelo, la recogí y me cubrí el pecho acurrucándome, aspiré fuertemente el aroma que desprendía. ¡Dios, podía irme de allí con sólo esa manta de recuerdo y sería feliz!

Me quedé profundamente dormido.

...

No soy que digamos alguien madrugador pero al siguiente día desperté a eso de las seis de la mañana y lo raro es que no me sentía de mal humor, al contrario,  me encontraba animado, tal vez era porque amanecí abrazado a esa olorosa y suave manta. Y al parecer Henry aún no había llegado. Me senté y estiré los brazos, la tenue luz que ya penetraba por la ventana me indicaba que sería un buen día o eso quería creer, me puse de pie sin poner los zapatos y caminé hacia la cocina que estaba tan sólo a un par de metros del sillón, quería prepararle algo de comer pero recordé que no soy bueno en ello, aun así no me rendí, quise creer que si fallaba tendría una excusa para invitarlo a comer o a cenar mientras lavaba mis manos. En la alacena no había mucho más que pan blanco, cereal, crema de maní y mermelada, saqué todo y lo puse en la mesa mientras que al echar un vistazo al refrigerador pude ver que en el había leche, muchas latas de soda y bebidas energizantes, mantequilla y vegetales. Bien, yo no podía hacer uso de muchas cosas que ahí había. Puse la cafetera, metí un par de rebanadas de pan en la tostadora que me costó encender y en lo que se preparaba aquello, busqué dos bowls y los llené de cereal, le eché leche a uno para comenzar a meterle algo a mi estómago que rugía, no llamé a Kyungsoo pues quería que todo estuviera preparado para llevarle el desayuno a su habitación. Me senté un momento en el cual acabé mi cereal cuando el pan estuvo listo para poner otro par más, busqué una charola y sobre ella acomodé el pan en un plato, puse junto a ese los dos frascos de acompañantes dulces con un par de cubiertos, el bowl de cereal adelante y una taza de café y otra de leche al lado. Mi resultado se veía muy apetecible. No quería molestar a Kyungsoo así que sólo le iría a dejar el desayuno y después me metería a duchar, ese era mi plan pero en un instante el pequeño gruñón entraba por la cocina, abriendo de par en par esos hermosos ojos cansados e hinchados, se veía fatigado pero aquella imagen de vulnerabilidad me ponía, me ponía mucho.

Una noche de primavera en París [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora