UN DÍA MÁS

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"En el vacío entre el ayer y el hoy se da lo irreparable del paso del tiempo"

María Zambrano.


La luz cálida y templada se colaba por esa triangular ventana que pertenecía al ático de ese excéntrico lugar, una ráfaga que calentaba la piel y recordaba lo hermoso que era el lugar, aún ahora perduraba la frescura de la noche anterior, de la lluvia calma y veraniega que mantenía vivos los bosques de Oregón. Se escuchaba el canto de las aves que comenzaban un día más, ese pequeño pueblo comenzaba a despertar, a seguir sus tranquilas vidas, la historia de siempre volvía a escribirse en Gravity Falls.

Lentamente fue abriendo los ojos, despejando la pereza que le pedía que permaneciera dormido un poco más, y sonrió, sonreía porque era simplemente feliz. Miró ese rostro que era igual al suyo pero al mismo tiempo mil veces diferente y que además tanto le fascinaba, se alegraba porque ella estaba entre sus brazos todavía dormida, sentía su tranquila respiración contra su pecho, podía sentir el suave tacto de su piel desnuda contra la suya, el olor a moras de su cabello, las curvas de su cuerpo disimuladas entre las cobijas. La siguió mirando, se daba cuanta de lo mucho que la quería, al diablo los tabús, las reglas sociales, la moralidad, al carajo todo eso, él realmente la amaba.

Acarició su rostro, dibujó con sus dedos las facciones hermosamente perfectas que ella tenia, la cicatriz de su ceja, los hoyuelos de sus mejillas además de su sonrojo, y rozo suavemente sus labios, esos labios tan suaves, esos labios en los que no le importaba perderse, hundirse hasta lo más profundo, eran esos labios los que le hacían conocer el paraíso. Ella abrió lentamente los ojos, se encontró con la intensa mirada de su hermano y su magnifica sonrisa, no pudo evitar ruborizarse, mas no dijo nada, esa luz que entraba por la ventana lo hacia parecer una visión de la misma divinidad, ella también acaricio su cara, despeino si es que era posible otro poco el cabello de su gemelo, siguió los puntos de la tan singular marca de nacimiento, punto por punto estrella por estrella, sabia que ese era el camino que ella debía recorrer, toco con su índice la nariz ligeramente respingada del castaño y rió cuanto este involuntariamente estornudo, jugó con la barba que crecía también desarreglada y luego también llego a los labios de su hermano, los recorrió con sus dedos, dibujándolos, remarcándolos, queriendo nunca olvidar esa forma, esos hermosos labios que no se cansaba de besar.

Se miraron unos minutos más, diciéndose sin palabras lo mucho que se amaban, él no lo resistió, necesitaba esos labios, esa lengua, ese sabor tan indescriptible pero maravilloso, ella no se negó, se dejaba llevar por el momento, no importaba que casi toda la noche anterior se hubieran entregado a su amor hasta desgastar la última de sus fuerzas. La besaba con voracidad, con un poco de furia, con pasión, con alegría pero sobre todo con amor, nunca imagino amar de tal manera a alguien, y mucho menos que ese alguien fuera su hermana gemela. Ella se detuvo por un momento, amaba esos labios hasta la locura pero no era suficiente, no, ella deseaba más, se colocó encima de él, comenzó a besar el cuello del castaño, bajando hasta sus clavículas, deteniéndose para acariciar su dorso, morder ligeramente su pecho, lamer un poco de su piel, estremecerse al sentir ese ligero sabor salado, no era únicamente el sudor acumulado del anterior encuentro, no, era más que eso, era la historia que compartían, las aventuras que vivieron juntos, las cicatrices hechas a lo largo de los años, pero era sobre todo el saber que ese joven, ese castaño misterioso era suyo. Siguió recorriendo el cuerpo de su hermano, llegó a su estomago, sintió cosquillas en la barbilla al sentir el vello, ese era un ligero augurio de lo que encontraría más adelante. Él miraba esa escena, lo hacia con tanto amor, con tal grado de devoción que se negaba a perder un solo instante de todo aquello, su espalda se arqueó al sentir el suave tacto, una mano traviesa comenzaba a jugar con sus partes más intimas, si dejar a un lado su otra tarea.

TEORÍA DE INGRAVIDEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora