Capítulo VIII : Descubrimiento

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Pasé días y días buscándola.
Manteniéndome oculto y actuando por las noches. Aunque en realidad no sabía por qué lo hacía, seguía los consejos de unas perfectas extrañas...
Tenía que encontrar a la misteriosa mujer que me previno de...¿alguien? Porque dijo que no me debían encontrar...y no se a quién se habrá referido.
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Cuando la divisé a lo lejos, la seguí. Su rostro era inconfundible entre la pequeña multitud.

¡La encontré! - Dije en mi mente.

Hurra, sii la encontraste por fin. - Dijo la voz con un tono sarcástico.

La había encontrado por fin, al parecer vivía en una vieja casa, pero tenía un lindo jardín en su parte delantera que cambiaba por completo la vista del lugar.
También había...un sauce..

Rápidamente una nueva visión de mi sueño aparecía en mi cabeza. Ese era el último recuerdo que tenía antes de despertar sólo al lado de un lago.

Me moví sigilosamente entre los arbustos para poder llegar a una pequeña ventana de la cual se podía ver la silueta de una persona.
La observé desde una esquina mientras ella hacía sus labores.

Esperé dos horas hasta que no vi más movimiento.

Tiré piedras pequeñas por la ventana, aunque no sé por qué fue eso lo primero que se me ocurrió hacer.
Una, dos, tres y cuatro piedras.
Cuando iba a tirar la quinta piedra, noté que la ventana se abría y de ella su rostro aparecía.

- Ja, aún acostumbras hacer lo que de niño. - Dijo ella y esbozó una pequeña sonrisa.

- Amm... Vine aquí por una sola razón. Quiero que me digas que está pasando, por qué quieres que me oculte, quiénes no me pueden encontrar para llevarme a quién sabe donde. - Me impuse para que me tomara en serio esta vez.

- Haces demasiadas preguntas. ¿Qué tu madre no te respondió nada?

- ¿ Hablas de esa extraña mujer en una antigua casa arruinada?

- No digas eso. Y sí, hablo de ella.

Se notaba en su voz que se estaba molestando.

- Pues... No me dijo nada.

- Hmm... Entonces supongo que debo contarte, y responder a todos esos cuestionamientos que tienes y que al parecer no te dejan tranquilo.
A ver...por donde comenzaré... Creo que primero responderé a tu primera pregunta. Lo que está pasando no es nada seguro para ti, se les salió de las manos a aquellos hombres el día en que te escapaste de sus garras. Por eso mismo debes ocultarte, volverás a pasar horribles cosas si te encuentran, y nuevamente explotarán tu habilidad con el fin de descubrir como funciona. Los que no te pueden encontrar, por ningún motivo, son los Rootern Hood, que fueron contratados por los científicos. Son una banda de criminales todos esos tipos. Y por último, ellos quieren que vuelvas a...

No pudo terminar de decirme el lugar, pero no era necesario, la noté pálida, ya no podía seguir contándome más y tampoco quería que lo hiciera.

- Tranquila, no tienes por qué continuar con esto. - Le dije para que no se sintiera con el deber de seguir.

- Está bien. Sólo espero que nunca tengas que volver ahí. - Su voz se iba a quebrar en llanto.

Entonces la abracé, y sentí como si su piel ya la hubiese tocado antes. Sentía que nuestros cuerpos estaban en sincronía el uno con el otro. Se sentía muy bien, y al parecer, ella también lo sintió así, porque se acomodó en mis brazos. Con eso me atreví a hacer una última pregunta.

- ¿ Me podrías decir cuál es tu nombre?

- Soy Milena.

Fue lo último que dijo antes de bostezar y terminar durmiéndose en mis brazos.
Pero con lo que dijo me quedó otra duda, ¿Quiénes eran los Rotern Hood?

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