" Paranoia "

Capítulo IX : Datos Inconclusos.

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- Entonces mi estimado, ¿quedamos listos con...ese asunto?

- Eso creo, aunque espere... Aquí falta dinero del que acordamos, un fajo de billetes para ser exactos.

- En..enserio...

- ¿Está tratando de hacerme tonto James?

-No no, claro que no. Se me tiene que haber olvidado esa cantidad de dinero, espereme aquí por favor, enseguida le traigo lo restante.

- Más le vale viejo, mire que no tengo la paciencia muy desarrollada.

*Luego de unos minutos*

- Aquí están, tenga.

- *Contando* Hmm si, ahora pareciera que están todos.

- Uf, menos mal... No soportaría que usted, señor Benjamín Rot...

- Cállese, le dije que no mencionara mi nombre aquí, y menos con el apellido. Viejo tonto.

- Lo siento lo siento, no era mi intención que usted se enojara señor...

- Ya Callate hombre. Me voy, no quiero que esto de descubra, ¿quedó claro?

- Ss..si señor.
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No puede ser, casi se me pasa ese error del dinero, no pueden enojarse, no ellos , es muy peligroso.
No se como e podido pagar para que lo persigan y me lo traigan...pero de otra forma el no habría venido. Jamás lo entenderá.
Corre peligro.
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Cuando todo esto comenzó, yo apenas tenía 31 años, era joven, pero sabía muy bien cual era mi deber.
En esta clínica tengo unos estantes con unos pocos libros y hay una pequeña ventana por la cual entran unos miserables rayos de sol. También tengo un escritorio lleno de papeles encima, fichas médicas, pedidos, facturas, en fin.

Todo este lugar está al mando de la Srta. Koperfield. Es una mujer de unos 25 años, pero que a pesar de su corta edad, maneja todo como ella desea que sea. Todo se hace como ella dice. Tiene unos ojos verde esmeralda de una forma almendrada y un cabello castaño claro que siempre lleva aprisionado en una cola de caballo a ras de su cabeza. Es en realidad muy guapa, pero con un semblante muy frío.
Nadie cuestiona sus decisiones, puesto que desde que está acá, las ganancias han sido multiplicadas, pero a un costo muy alto.