Capítulo 4

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El resto de la semana transcurre tranquila. Y aunque parezca raro, Fran y yo nos llevamos bien. Tengo que reconocer que el chico es guapísimo, de ojos verdes y pelo castaño.
El jueves de la semana que viene he quedado con él para hacer el trabajo.

Lunes por la mañana.
Me despierto a las siete y media. Sé que llego tarde.
Me visto lo más rápida que puedo, me hago una coleta, me lavo los dientes y salgo corriendo hacia el instituto.
Como yo pensaba, la puerta está cerrada, y no la abren hasta las 9:15.
Todavía queda una hora, y estoy sola plantada en la puerta del instituto sin saber qué hacer. Como no puedo volver a mi casa por que no está cerca, decido sentarme en el parque que hay enfrente de mi instituto.
Me pongo los cascos y escucho la música mientras dejo que pase el tiempo.
El tiempo se para cuando veo que un chico se sienta a mi lado. Antes de levantarme del banco, giro la cabeza y miro que es Ángel. ¿Ángel? No puede ser.
Me quedo atónita en el banco. Pregunto lo primero que me viene a la cabeza.
-¿Qué haces?
-Ah, soy Ángel, amigo de Fran.
Sigo sin creerme lo que está ocurriendo.
-Ah.- Es lo único que se me ocurre decir.
Quito la música.
-Fran me ha hablado de ti.
-¿Y qué te ha dicho?- pregunto.
-Que le pareces guapa y esas cosas.
No me basta con que se haya plantado aquí, si no que me este hablando de que le parezco guapa a su amigo.
Me rio de lo irónico que suena que me este hablando de que le gusto a su amigo, cuando él me gusta a mí.
-Bueno, son las 9 y 10, yo me voy ya para clase.- Me levanto del banco.
-Yo también, te acompaño Marta.
¿Marta? ¿Se sabe mi nombre? Ah, lo olvidaba, Fran le ha hablado de mí.

¿Por qué tu?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora