11. Desesperado Por Ella

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POV Christian

No lo hagas, nena. Por favor, ¡no!

*No lo creo así, señor Grey. No me vuelva a escribir. Anastasia*

Paso mis manos por enésima vez por mi cabello desesperado por el cambio de Ana, soltando un grito atormentado. Prefiero su silencio. No entiendo que pudo haber sucedido para que cambiara de parece de esta manera. Marco a su teléfono y no contesta las primeras llamadas, al cuarto intento ya está apagado. Esto no me puede estar pasando, ella tiene que volver a mí. Necesito ir por ella.

***

De: Christian Grey

Fecha: 08 de Junio de 2013 11:12

Para: Andrea Ashton

Asunto: New York

Andrea:

Necesito el jet para salir esta misma noche a New York. Avísame la hora y mueve mis reuniones de la semana para la próxima semana.

Christian Grey

Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

***

Mi madre ya sabe que no iré a la gala, así que no me preocupo por avisarle. No he tenido mente para más nada que no sea mi Ana y lo que menos necesito es de la hipocresía de esa gente. Deseaba tanto que mi niña me dijera que sí a vernos. Quería que mi viaje a New York fuera feliz. Odio esta maldita sensación que oprime mi pecho. No me esperaba que me dijera que no y, peor aún, que no quiera saber más nada de mí.

La necesito.

¿Por qué no se da cuenta de ello?

Cada mensaje que le envié estas dos semanas para que supiera lo importante que es para mí, conteniéndome cada día para no ir tras ella como un hombre desesperado y ahora sólo me deja de lado como si fuera un vil desecho. No puedo dejar esto así. No hasta aclarar todo y que me escuche. Sé que si le digo la razón por la que la dejé, me entenderá y volverá a mí. Lo sé. Ahora no quiere hablar conmigo, pero no me resigno a perderla.

¡No otra vez!

Luego de avisarle a Taylor sobre el viaje, me paso el resto de la mañana y parte de la tarde en el gimnasio, e ignoro mi almuerzo, no tengo ánimos para absolutamente nada. Sólo quiero tratar de relajarme y concentrarme para cuando la vea, sacar toda la frustración que oprime mi pecho y que carcome mi mente. No quiero seguir pensando, solo necesito verla. Sé que abusar de mi cuerpo de esta manera no es lo ideal, pero no hay más que pueda hacer para mantenerme concentrado.

Vuelvo a intentar llamarla y todavía está apagado.

Recibí el correo de Andrea diciéndome que el avión estará listo para las ocho de la noche, eso es bueno, así podré estar a primera hora de la mañana en casa de su suegro, donde me dijo mi hermano que se está quedando. Hago una pequeña maleta luego de darme un largo y relajante baño. Me quedo viendo la ciudad desde mi habitación y veo que el día ha cambiado, ya no llueve y eso me alivia por mi madre. Eso dañaría por completo la gala y mamá tendría que correr para reorganizar todo.

Decido acostarme un rato, aún faltan tres horas para el vuelo y un par de horas durmiendo no me harán mal. Apoyo mi cabeza en la almohada y luego de diez minutos dando vueltas, me doy por vencido. Sólo ella ocupa mi mente. No puedo evitar pensar en la última vez que la tuve en mi cama y pude disfrutar de su delicioso cuerpo. En toda la noche, durante esa agradable cena, no pude despegar mis ojos de los suyos, ni dejar de acariciar su suave piel. Me sentía tan excitado de solo saber que bajo ese vestido no llevaba bragas. Siempre obedeciéndome en todo lo que le pedía, sé que le excitaba también jugar de esa manera. Mi cuerpo entero cosquilleaba mientras la acariciaba y moría internamente por sacarla de ese lugar y hacerla mía jodidamente duro. Su voz excitada me encendía aún más. Mi necesidad por ella crecía más cada día. ¿O debo decir, crece? Porque siento que la necesito como nunca antes necesité absolutamente nada. Adoré ver sus ojos brillar cuando le dije que el contrato sería por un año, deseaba poner más tiempo, pero quería que lleváramos las cosas con calma. Además del hecho de que poco a poco ella estaba cambiando y se mostraba más confiada y complaciente. Mi chica perfecta. De solo pensar en que ella no quisiera seguir a mi lado, me aturdía. Pero fue lo que al final pasó, todo por mi culpa.

Destruida Entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora