Capítulo 3

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    Sally abrió los ojos poco a poco, su visión al principió era muy borrosa pero se le fue mejorando, después le invadió un olor de limón y menta. Se sintió mareada y su garganta esta tan seca que le dolía. Con mucho cuidado se fue acomodando en la cama en la que se acababa de despertar. Se sobresaltó al ver a los cuatro jóvenes de anoche al rededor suya; ellos la miraban con mucha curiosidad. La morena le entregó una taza con una bebida caliente, la causante del embriagador olor de limón y menta de esa extraña sala.

—Ten, te pondrás mejor.—Le sonrió la chica. Sally dudó un momento, le devolvió la sonrisa y tomó de la taza. El sabor le pareció mejor de lo que olía.

—Izzy, no deberías ser tan amable con la mundana.—Soltó con poca gracia el único chico de la sala.
Isabelle frunció el ceño.

—¿Y se puede saber por qué no, Perseo? —Cruzó los brazos y miró de manera desafiante a su parabatai.

—Por el simple hecho que es una mundi. No hay más que aclarar.
Sally los miró sin decir nada. «¿Mundana y mundi?» se preguntó la chica.

—¡Por el Ángel! Dejen a mi sirvienta. —Nelly sonaba divertida.

    La rubia posó su mirada en Nelly y luego en Lisbeth, se sorprendió al ver el cabello blanco y ojos plateado de ésta última. Parecía sacada de un libro de fantasía donde ella sería la bella encantada. Lisbeth ni si mutaba de que la mundana la mirara con mucho asombro.
Ya apartando sus ojos de esa increíble chica, prestó su atención en la puerta que se abrió y ver como entraba un hombre de cabello rubio con una gran sonrisa, pero no obstante, había un gesto de preocupación en él.

—Veo que se ha despertado ya.—Allen intentó sonar lo más calmado que pudo, pero Sally y los otros notaron lo tenso que éste estaba. Se dio cuenta de que tanto el hombre como los chicos tenían unos tatuajes de una intensa tinta negra; eran elegantes y parecían estar echas de una forma delicada, se preguntó el porqué de tantos tatuajes en sus cuerpos. No estaba en contra de los tatuajes, ni de la gente que se los hacía, pero el si el de abusar de ellos, era demasiado exagerado para el gusto de ella.
Isabelle se dirigió a su tutor.

—Le he dado el agua con la hierba que pidió, ¿Crees que se recuperara del todo? Digo, ya que ella es mundana.

Sally se alarmó un poco ¿Qué diantres le habrán puesto en esa deliciosa bebida?

—Sí, por eso no se preocupen.

—¿Preocuparme por ella? —preguntó Perseo. Izzy le dio un codazo y Allen suspiró cansado.

—¿Se va a quedar en el instituto?—dijo Lisbeth con seriedad.

—Se quedará todo el tiempo que pueda, luego veré que hago.

—¡No puedo quedarme aquí! Tengo que volver a mi casa, mis padres han de estar muy preocupados. —Habló al fín Sally alzando la voz.

—¿Cómo que no? Tú te quedas.—dijo Nelly, y se acercó a la rubia. —Quizás puedas ayudarnos.

—¿Ayudaros en qué? —Nelly encogió hombros y sonrió.

—La ponemos de señuelo para los demonios.—Habló Perseo.

—No vamos a poner de señuelo a nadie, Perseo. —Regañó Allen.

    Sally miró mal a Perseo y éste le dedicó una sonrisa de superioridad, luego, el chico de cabello negro como la noche abandonó la sala sin decir nada.

—¿A dónde se va éste ahora?—dijo Izzy mirando hacia a la puerta.

—Ni lo sé, ni me importa. Mejor que se pierda y no vuelva. —Cotestó borde Lisbeth. A Sally le dió un gran escalofrío.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2016 ⏰

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Cazadores de Sombras - LA BATALLA DE LAS TINIEBLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora