Noche eterna.

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Jace entró a la habitación. El olor a medicamentos y pócimas inundo sus fosas nasales. Clary estaba recostada en una cama, su pequeño y delgado cuerpo cubierto con una sábana hasta el pecho. Tenía vendajes en sus brazos, muñecas y pecho.

Nunca había mostrado debilidad, cada vez que Alec o Isabelle terminaban heridos, intentana mantener su rostro impasible, y guardar la cordura. Pero no podia hacerlo ahora, no con Clary.

Sus manos tomaron la mano de ella, aquella que estaba menos dañada, menos herida y se sentó a su lado. Nadie entraría, por que deseaban darles intimidad, por que quiza esta seria su última noche.

Aquel pensamiento mandó una ola de dolor al pecho de Jace. El sabia muy bien que si Clary moría, tendria que seguir con su vida, continuar como pudiera, por que ella jamás desearía que el se tumbara a lado y muriera, no pensaría que aquello fuera un gesto bello, ni estaria orgullosa. No, por el contrario, ella estaria furiosa y decepcionada. Pero tambien estaba conciente de que si ella moría, entonces, una parte de el. Una gran parte de el, se iría con ella.

La noche fue eterna, Clary emitía pequeños gemidos a ratos, mientras la fiebre la golpeaba sin dejarla en paz. Su cara sudaba y cuando era capaz de abrir los ojos, estaban vidriosos. Jace nunca abandonó su lado, el no lo haría. Se quedo observándola, poniéndole paños humedos en su frente y admirando sus hermosas facciones. Intentando, consolarla de su dolor y en cierta parte el de el también.

Su pulso era débil. Casi inexistente, pero duradero. El conocía a Clary y podia asegurar que ella jamás se daría por vencida, no sin antes haber luchado.

Pero lo peor aun estaba por venir. La fiebre aumentó y con ella los delirios. Aparto todas las mantas del cuerpo de Clary, pero se movía con espasmos, balbuceando palabras que el no era capaz de comprender, nombres extraños, pero después de todos ellos el suyo.

-Jace.- llamó con voz débil. El pensó que era solo un impulso de la fiebre, los delirios. Pero la chica volvio a decir, con voz mas fuerte y rasposa.- Jace.

El sonrió levemente, pero la felicidad no llegó a sus ojos y tomó la mano entre las suyas.- Hey, estoy aquí. Siempre contigo.

Una lagrima rodó por la mejilla de Clary, pudo haber sido causa de la fiebre o del hecho de que Jace estaba con ella, al final de todo.
- Lo se.- susurró.- Te amo, Jace.

El cerró los ojos.
-No lo digas.- dijo.- No hagas esto...No te despidas.

Clary lo miró un momento.- ¿Sabes como terminará esto?.- sus ojos vidriosos brillaron bajo la luz dorada.- Soy una cobarte, pero tengo miedo. No estoy lista para dejarte, Jace.

-No lo harás.- dijo con convicción.- Vas a sobrevivir y entonces, te llevaré a mi cuarto donde te haré el amor, mientras ellos escuchan y...se mueren de envidia. Te llevaré donde tu quieras, pero escuchame cuando te pido que no te rindas, Clary.- le acarició la mejilla suavemente.- Si tu te rindes, entonces nadie podrá salvarte y te perderé para siempre.

Ella sonrió, una sonrisa que tampoco llegó a sus ojos.- Lucharé. Es una promesa.- sus ojos poco a poco se volvieron menos lívidos, hasta cerrarse.

Jace apoyó su cabeza en el regazo de Clary, debía mantener las esperanzas.

El rogó para que el amanecer llegará pronto, solamente deseaba que la noche terminara, y que Clary estuviese bien. Sus ojos no se rindieron al sueño en ningun momento, y se dedicaron a observarla. Memorizando, inmortalizado en mente cada gesto, cada rasgo, cada centímetro de ella en caso de que tuviese que dejarla ir.

Sus manos tocaron suavemente el cabello color fuego de Clary. No habia conocido ningún otro cabello como el de ella, el fuego y la sangre en aquel único color.

La noche terminó y el corazón de ella seguía latiendo.

Has ganado, Clary.- pensó aliviado.- Cumpliste tu promesa.

Los ojos verdes suavemente se abrieron. Y ella sintió casi temor de que hubiese muerto de verdad y todo fuera un sueño. No mas que un producto de su mente. Pero cuando vio a Jace, a su lado. Su cabello enredado, su piel palida y los ojos inyectados en sangre, supo que estaba viva. Por que en sus fantasías Jace siempre estaba perfecto, aunque aun asi, cansado y maltrecho como estaba. Era hermoso.

-Hola.- susurró suavemente, el. Atento a cada gesto de ella.- ¿Quieres que llame a Magnus?.

Clary negó con la cabeza y tomó suavemente la manga de su camiseta, impidiendo que se levantara de su lado.- Quédate conmigo, solamente un poco más.

-Esta bien, solo un poco.- sus manos acariciaron la parte interna de su muñeca.- ¿Como te sientes?.

Clary pensó un momento.- Me duele todo el cuerpo y muero de hambre...Pero estoy viva.-susurró maravillada.- Al fin, fuera de ese horrible lugar.

Jace sonrió.- Nunca mas volveras allí.- se colocó mas serio.-Y no se que fue lo que te impulso a hacer aquello, pero espero que sepas que jamás. Nunca, lo vuelvas a hacer.- sus ojos se pusieron suaves.- Casi te perdí y no te perderé.

-Nunca me perderás.- susurró cerrando los ojos ante el contacto de sus manos acariciando su mejilla.- Soy tu condena eterna. Para siempre.

Jace levantó una ceja.- Si tu eres mi condena entonces me declaro culpable.

Clary sonrió.- Llama a Magnus, por favor no quiero que los demás piensen que he muerto.-hizo una mueca sarcastica.- sería cruel.

-Raziel, cuanto te extrañé.- dijo Jace levantándose de la cama. Ella observó que llevaba las mismas ropas que cuando la rescató. Pero algo en su postura, en su cara habia cambiado

Alivio quizá

Pero estaba segura de una cosa, ella lo amaba, mas de lo que era humanamente posible.







Hola!!

Gracias por leer este capítulo y espero que les haya gustado. Fue exclusivamente Clace me sentí feliz al escribirlo, ¿Como se sintieron ustedes?.

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Besos para todos.

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