Capitulo 4. Bienvenido a tu mente.

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Alexander se sorprendió de todos los recuerdos que vinieron a su mente y que pudo ver claramente. Son cosas que le habían marcado y no podía dejar atrás tan fácil. Era una persona que no olvidaba nada, acumulaba todo. Todo el tiempo vivía recordando algo y revivía el sentimiento exacto que tuvo en ese momento. Todo el mundo le decía que eso no era bueno, que debía dejar ir las cosas; él simplemente asentía con la cabeza y evocaba una pobre sonrisa que daba a entender que entendía lo que decían y que lo pondría en practica, pero todos sabían que no seria así. Y ahí estaba, sorprendido, nunca pensó que todas las cosas que habían vivido le prepararían pruebas finales algún día. Empezaba a entender y a encontrar respuestas. No lo creía, no podía creerlo. Lamentablemente esas respuestas solo le generaban mas incógnitas y eso le mataba el cerebro. Comenzaba a sentir un dolor de cabeza y empezaba a sentirse mareado. Mucha información que asimilar. Como cuando a un niño le cuentan que es adoptado y deben contarle la historia de sus padres, o como cuando una persona se le diagnostican cáncer terminal y deben explicarle que llevo a eso y decir un "Todo estará bien" que ambos saben que nunca lo esta.
Muchas cosas pasaban en la cabeza de Alexander en ese momento, comenzó hasta cuestionarse si su apellido de verdad era Modrost o si tenia los años que creía tener. Si su madre era vegetariana o si su padre solía tomar vino los sábados por la tarde.
Comenzó a recordar vagamente cosas insólitas. Su primer 20 en una evaluación mientras estaba en primaria. Su fractura de brazo a los 11. Su primera relación sexual, que nunca a nadie le había contado por lo embarazosa que resultaba.
Su mente se estaba reiniciando, demasiados acontecimientos. Un sitio desconocido, muchas puertas, temores, recuerdos y un desconocido con humor negro y una manera de hablar de comediante de bares. Esas son cosas que no todo el mundo puede asimilar.
Cuando se sintió mejor, respiro profundo y se dispuso a oír lo que faltaba.

-¿Por que mis recuerdos mas fuertes vinieron a mi de repente?.
-¿Piensas que solo fueron epifanías? ¿Aun no lo entiendes, Alex? ¡Estamos en tu mente, muchacho! ¡Bienvenido a tu mente!

Esa respuesta ya Alex la había visto venir, pero de todas formas le causó un gran asombro.

-¿Como llegamos a mi mente?.-Pregunto Alex, extrañamente calmado.
-Oye, no te puedo decir todo, soy tu guía no tu maestro de escuela. Hay cosas que debes deducir tu mismo, Alex.

Jack prendió un cigarrillo, Alex nunca había entendido bien el vicio de fumar. No le veía mucha ciencia. Pero estaba seguro de que era el momento perfecto para un cigarrillo, sin embargo, se abstuvo de tomar esa decisión.

-Okey, Alex. Ya entendiste la función de las puertas, ¿No?. Ahora, debes deducir como saldrás de aquí.
-Son pruebas, ¿Cierto?.
-Tin tin tin, tenemos un ganador.-Jack lo señalaba y le sonreía.
-Pero no entiendo, ¿Cual es la finalidad de las pruebas? ¿Cuales son las pruebas?.
-Eso debes responderlo tu solo, Alex.

Jack se acerco a el y paso su brazo por su hombro, camino unos pasos mientras fumaba. Alex no comprendía pero caminaba.

-Estoy aquí para ayudarte, soy tu comodín. Puedes hasta llamarme Virgilio si así lo deseas.
-No creo que Virgilio haya sido tan insoportable para Dante.
-¡Me encanta tu manera de pensar!.-Lanzo una pequeña risa- Por cierto, ¿Te molesta el humo? Espero que no, porque de todos modos seguiré fumando. Abriré una puerta para que el humo no se quede concentrado en el pasillo.
-Pero eso no tiene sentido.
-Exacto, aquí nada tiene sentido. Quiero que tengas muy claro eso.

Jack abrió una puerta, no se veía lo que contenía, era muy oscura, solo se veía un pequeño punto brillante a lo lejos. A Alex no le dio tiempo de ver el letrero que esta tenia. Quedo encantado con la oscuridad penetrante de la habitación. Se preguntaba que era lo que brillaba a lo lejos, se acerco un poco a la puerta para ver mejor.

-¿Que es lo que brilla?.-Pregunta Alex.
-No lo se. Quizás sea un diamante o una lampara. Hablando de eso, ¿Sabes cual es el numero Pi?.

Alex lo miro extrañado por aquella pregunta.

-3,1416. Estoy seguro de que ese es el numero Pi.
-¡Excelente! Eres muy inteligente, Alex. Te ganaste un premio.

Jack puso el cigarro en su boca y empujó a Alex con mucha violencia dentro de la habitación y cerro la puerta...

Introspección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora