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-Vamos nena- dice Fani mientras trata de bajar las escaleras, llegamos al coche y nos subimos, ella conduce- Oye Fani, por favor no me dejes sola- musite- Tranquila Sam, estaré contigo toda la noche, me guiña uno de sus perfectos ojos claros, yo le sonrió y asiento. Llegamos, Fani se estaciona, horriblemente por cierto, y bajamos del coche, ella toma mi mano y la aprieta suavemente. La puerta de la casa está abierta, entramos y me quedo impresionada, ¡esto está llenísimo!, Fani me va empujando y llegamos a la barra, ella pide dos sexo en la playa, y el chico muy amable nos da nuestros tragos, luego de guiñarle un ojo a mi amiga, esta le sonríe coqueta y yo ruedo los ojos. A lo lejos veo a las trillizas, nos acercamos y la saludamos, Paola se acerca y me grita- ¡ESTAS GUAPÍSIMA TÍA, HOY FOLLAS, TIENES UNAS PIERNAS DE INFARTO!- yo me sonrojo, siento mi cara arder, ellas se ríen y niegan, en eso llega un chico, es muy guapo, cabello café oscuro, blanco, alto, no es muy flaco pero tiene lo suyo, él sonríe y se acerca para hablarle al oído a Michelle, todo esto sin dejar de mirarme, me hace sentir incomoda.

-Sam- me llama Michelle- ¿si?- respondí- Ven que alguien quiere conocerte- mueve sus cejas de forma pícara.

-Hola preciosa, me llamo Alan- dice el castaño con una enorme sonrisa, moja bragas, aunque a mí me da igual- Hola mucho gusto, soy Samantha- digo de manera educada, con una pequeña sonrisa forzada. Doy media vuelta para buscar a Fani, que por lo que veo ya se perdió, comienzo a buscarla con la mirada y me siento observada, cuando levanto mi cabeza, mi vista choca con los ojos de un dios griego, alto, más bien altísimo, creo que un metro noventa, unos tatuajes preciosos salen del cuello de su camisa negra, mandíbula marcada, nariz respingada, blanco, cabello café casi negro, y un piercing en su nariz, no me había fijado que alguien me había tomado de la cintura hasta que el dios griego tensa su mandíbula y salgo de mi ensoñación, volteo mi cara, avergonzada, y me encuentro con Alan.

-¿Que te parece si bailamos preciosa?- susurra cerca de mi oído, puedo sentir su aliento alcoholizado en mi cara, lo que me hace fruncir levemente mi nariz.

-Mm vale- musite- el me tomo de las caderas y me llevo a la pista de baila, comenzamos a bailar y note que el se iba pegando mucho a mi, trate de separarme pero no puse, el tomo mas fuertes mis caderas impidiendo que me apartara, comenzó a dejar besos suaves en mí cuello y caí en pánico, sentía que el aire me faltaba, Alan jalo de mi mano y comenzó a dar pasos hacia atrás hacia un pasillo, me asuste más, cuando llegamos al pasillo comenzó a tocarme por todas partes y yo traté de separarlo de mi, las lágrimas brotaron-¡PARA ALAN, POR FAVOR, BASTA!- chille asustada, pero el sólo me puso su mano en mi boca y siguió tocándome, me sentía sucia, y las lágrimas no paraban de salir a raudales.

Tus Sonrisas Alimentan Mi AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora