Capítulo 2

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Acababa de amanecer cuando Keldarion parpadeó... para encontrarse con un par de ojos plateados que lo miraban fijamente. El príncipe se quedó inmóvil, mirando aturdido a su hermano menor. 

"¿Qué...?" 

"Antes de que digas nada quiero preguntarte una cosa –dijo Legolas-­. ¿Vas a besarme en los labios otra vez?" 

Keldarion parpadeó. Y otra vez. Luego se incorporó de golpe y gritó: 

"¡¿QUÉ?!" 

Legolas se estremeció y se apartó de la cama, cruzando los brazos delante de él en actitud defensiva. 

"Woaa. Tranquilo, hermano." 

"¿Qué demonios dijiste hace un momento? –gruñó Keldarion-­. Creo que no lo entendí bien." 

"¿Eres tú otra vez?" 

Keldarion lo miró. 

"¡Claro que soy yo!" 

"Pero estabas muy distinto anoche." 

"¿Distinto? ¿Cómo que distinto?" 

"¿No... te acuerdas de lo que pasó?" 

Con el ceño fruncido, Keldarion intentó recordar. 

"¿Ayer por la noche? Me fui a la cama temprano después de jugar al ajedrez con padre y creo que me dormí al instante. ¿Por qué?" 

"¿Estás seguro?" –dijo Legolas, escéptico. 

"¿Por qué me lo preguntas? –Keldarion frunció el ceño aún más-­. ¿Pasó algo más mientras dormía?" 

"Bueno... ­-Legolas tragó saliva por el nerviosismo-­. Ayer a media noche no estabas durmiendo. En realidad, ni siquiera estabas en tu habitación." 

Keldarion lo miraba sin decir nada, esperando a que continuara. Legolas se mordió los labios, planteándose si era inteligente seguir contándoselo. 

"En cambio, te encontré en el jardín –dijo finalmente, haciendo una mueca-­. Y estabas completamente desnudo."  

Los ojos de Keldarion se abrieron como platos. 

"¿Qué estaba qué?" 

Legolas dio otro paso hacia atrás al ver que el rostro de su hermano se enrojecía. 

"¡Estabas desnudo! No llevabas ni una prenda, desnudo como el día en el que naciste y..." 

"¡Muy bien! ¡Muy bien! ¡Ya me hice una idea!" –gritó Keldarion, elevando una mano para indicarle que parara. 

"De hecho, todavía no llevas nada" –añadió Legolas en voz baja. 

Keldarion levantó las sábanas rápidamente y miró hacia abajo. Se sonrojó aún más y le espetó a Legolas. 

"Explícate." 

Legolas se acomodó en la silla junto a la cama, mirando a su hermano con recelo. 

"No sé qué te ocurría anoche, Kel. Te encontré en el centro del laberinto, cantando y bailando alrededor de la estatua de Qestari." 

Keldarion casi se atraganta. 

"Yo... ¿estaba bailando a su alrededor desnudo? ¿Pero por qué iba yo...? –luego lo miró fijamente-­. Muy gracioso, hermanito. Si crees que es una broma..." 

Legolas puso los ojos en blanco. 

"¡No estoy bromeando! ¡Te vi allí, bailando alrededor de la estatua como un loco! ¡Pensé que estabas borracho! Pero vi que no lo estabas y que te pasaba algo. Pero lo que hiciste después fue totalmente... uh...indecente." 

La Tentación de la LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora