Rebirth

Chapter 0

Viernes, 19 de Mayo de 2000
Un adiós... ¿para siempre?

En el comedor principal de la mansión Malfoy, la familia de ex mortifagos del mismo apellido, disfrutaba de una gran, pero tranquila cena con el motivo del cumpleaños número tres de la pequeña Elizabeth Anette Bielefeld, la desconocida hija de la famosa y difunta mortifaga, Bellatrix Lestrange y Xavier Bielefeld, un bello mago alemán de sangre pura, y viejo seguidor de Voldemort.
Alrededor de una pequeña mesa rectangular para 6 personas, la familia disfrutaba de un pavo relleno con calabaza y frutos rojos, con patatas rellenas de queso y una variedad de verduras frescas y exóticas proveniente de diversas partes del mundo. Además de un vino tinto frutal y un frio jugo de calabaza con miel. Luego de que la cena fuera consumida por los dueños de casa, la única elfa domestica que aun seguía sirviendo voluntariamente a la mansión Malfoy, trajo una tarta de frutos rojos junto con cuatro copas de pudin frio de mango con salsa de fresas.

- Muchas gracias Kuina - Narcisa le sonrió a la pequeña elfa, quien seguido realizó una pequeña reverencia y tras un chasquido desapareció.
- No deberías ser tan amable con ellos Narcisa, simplemente cumplen con su trabajo - comentó Lucius secamente, mientras llevaba la fina copa de cristal a sus labios.
- No seas así Lucius, ellos son los únicos que se quedaron con nosotros después de la caída del Seños Oscuro.
- Tal vez si no hubiéramos huido como verdaderos cobardes, ahora estaríamos en la cima del poder junto a él, pero no, tenias que fomentar la cobardía de tu hijo, ¿no? - El jefe de la familia miró con rencor a su progenitor, quien terminaba de comer una última cucharada de su tarta - Aun me cuesta creer que alguien como tú sea mi hijo, claro sin contar que ahora tenemos que criar como una familia feliz a la hija de la loca de tu difunta hermana, Narcisa.
- ¡Lucius ya basta!
- No estoy dispuesto a seguir escuchando tus idioteces Padre, si me disculpan iré a costar a Lizy que ya es algo tarde. - Draco se levantó se la mesa, tomando a la menor entre sus brazos y dejando solo a sus padres, quienes seguían enfrascado en su "conversación".

Una vez en la blanca y rosa habitación de la pequeña, Draco soltó un profundo suspiro, ya se estaba aburriendo de la actitud de su padre, pero aun tenía que aguantarlo, al menos hasta que alguien se apiadara de él, y accediera a darle trabajo a un joven ex mortifago que ni la escuela había terminado, y así poder irse cuanto antes, junto a Lizy, de aquella casa, que ni gratos recuerdos le traía.
Dejando a Lizy sobre su cuna con cobertor rosa, se acercó a un armario igual de blanco con los bordes rosas, de donde tomó un pijama que consistía en un simple y delgado vestido violeta, y se lo colocó a la menor.

- ¿Aun es algo temprano para que te duermas, quieres que te lea un cuento?
- Ti Daco, Espa tiiiii - la pequeña pelinegra aplaudió feliz, mientras veía a su padrino sacar el libro "Gespar, el pequeño fantasma" de Beedle el Bardo.

Draco se cómodo en un sofá que había junto a la cuna, sentando a Lizy en sus piernas, para que esta se pudiera apoyar en su pecho, en cuanto le diera sueño. Lentamente comenzó a leer el pequeño cuento de niños, haciendo cambio de voces cuando hablaba uno de los personajes o graciosos gestos cuando algo sorpresivo ocurría.

- "...Y finalmente Gespar de dio cuenta que podía hacer muchos amigos si dejaba de asustar a los visitantes que llegaban a su castillo, tal como lo había hecho con Lilie."

Una vez finalizado el libro, Draco se quedó mirando con ternura a su pequeña ahijada que dormía tranquilamente en sus brazos. Nunca pensó que se haría cargo a sus casi 20 años de una niña tan pequeña, ni siquiera cuando su tía Bellatrix -en sus pocos momentos de cordura- le había pedido que en caso de cualquier cosa fuera él, Draco Malfoy, quien se hiciera cargo de su hija.

- ¿Ya se durmió? - la suave voz de Narcisa Malfoy resonó en la cálida habitación, iluminada solo por una lámpara de mesa que se activaba con un lumos.
- Si, hoy estuvo largo rato jugando en el parque, estaba bastante cansada.
- Hijo, lamento mucho lo que ocurrió durante la cena, sabes que no me gusta que tengas que presenciar esas escenas de tu padre.
- Tranquila madre, es lógico que se ponga más irritante para estas fechas, sobre todo considerando que hace poco se cumplió un año más de su caída. ¿Me ayudas?