Chapter V

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Viernes, 25 de Mayo de 2007

Conociendo a los héroes del mundo mágico...

Para Hermione ver a la mismísima Narcissa Malfoy en el departamento del rubio había sido una gran sorpresa, a pesar de que ella también había leído la noticia escrita por Lisia Skeeter e incluso la reportera había ido a su oficina un par de veces, en vano, a pedirle una entrevista sobre su nueva relación con el "ex príncipe de Slytherin" o al menos que interviniera para que este les contestara algunas preguntas.

Cuando la pelicastaña se apareció en su departamento junto a Lissy, se encontró con Ginny, quien al parecer había salido de su habitación con la intención de verificar quien había se había aparecido en la sala. 

- ¡Herms llegaste! - la saludó la pelirroja y luego enfocó su mirada en la pequeña pelinegra de ojos azules. - Tú debes ser Elizabeth, Herms me ha hablado mucho de ti.
- Lissy ella es Ginnevra Weasley, mi mejor amiga y vive conmigo.
- Hola - saludo tímidamente la menor.

La pelirroja se quedó mirando con dulzura a la menor. Era increíble que aquella dulce niña fuera la hija de la mismísima Bellatrix Lestrange.
- Harry me avisó que iría a su casa a ducharse y se venía, y a Ronald no lo vi en todo en día, pero me había avisado que también venia - le informó la mayor de las chicas a su amiga. - ¿Pudiste comprar lo que te encargue?
- Si Herms, incluso hice mi cama y mis deberes
- Ginny - la reprendió Herms
- Perdón mamá - la pelirroja rió mientras rodaba los ojos, provocandó que Lissy también riera - Tranquila amiga solo es una cena para que conociéramos a Elizabeth, no a tu futuro esposo. ¿A menos que hayas invitado a cierto ex príncipe?
- ¡Claro que no! Sabes que más, me iré a preparar la cena, y ambas me van a ayudar.

Hermione se dirigió hacia el fondo del pequeño pasillo color crema que llevaba hacia la habitación, y antes de entrar en ella escucho un "Ya se enojó" de parte de Ginny.

Cuando estuvo en la habitación dejó todo en sobre la cama y salió inmediatamente de la habitación, ya que temía que su descuidada amiga digiera algo inapropiado, a pesar de que Hermione explícitamente les había dicho que no mencionaran nada sobre Bellatrix o hicieras alusión a algo malo de Draco.

La chica volvió a caminar por el pequeño pasillo color crema, el cual tenía dos puertas más, la que llevaba al baño y la que daba al armario. Cuando llego la sala se encontró con la estancia completamente vacía, así que fue hacia la cocina, en donde si encontró movimiento.
Herms sonrió al ver que tanto Lissy como Ginny la estaban pasando tan bien. La menor de los Weasley se encontraba lavando los vegetales que había comprado esa tarde, mientras le contaba quien sabe que anécdota divertida a la pequeña niña, quien a la vez estaba sentada en la pequeña mesa mientras bebía un vaso de jugo.
- ¿Puedo saber que le estas contando? – Hermione interrumpió con una sonrisa en los labios.
- Tranquila, solo le contaba a Lissy la vez en la que le rompiste la nariz a Mal.…Draco en su tercer año.
- Ginny…
- ¿Que? - pregunto inocentemente – Lissy debe saber defenderse -luego se volvió a hacia la menor - Así que ya sabes, cuando quieras te puedo enseñar ciertos hechizos de defensa.

La chica sabía que no debió haber dejado a la hija sola con su pelirroja amiga, pero al ver la sonrisa de complicidad que se dedicaban, supo que a pesar de todo no era algo tan malo.

"Una menos, solo quedan dos…"

Hermione terminaba de verificar la carne asada que se había estado cociendo en el horno, había decidido hacer una cena Muggle que podía, siempre recordaba lo que la madre de su padre, la abuela Adele Granger, le decía "La comida preparada con amor y dedicación, sabe mucho mejor". Además de que sus amigos siempre alababan sus preparaciones.
- ¿Hermione dónde están los vasos? - la dulce voz de la menor sonó a sus espaldas, haciendo que la chica saliera de su ensoñación.
- En la primera puerta de la derecha – la pelicastaña apuntó con su varita hacia la puerta de vidrio del mueble de cocina, y con un encantamiento levitatorio no-verbal bajo cuatro copas y un vaso para dejarlo en la mesita a la altura de la menor. – Llévalas con cuidado, no te vayas a tropezar y caer con algo.

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