Me levanté y aunque suene absurdo mi primer pensamiento de el día fue Thomas, casi no puedo poner los pies en el piso de los nervios que tenía porque sabía que hoy sería el día en que todo esto se iba a aclarar y era innegable que tenía miedo.
Llegué y vi a Diana así que corrí hacia ella antes que cualquier cosa para contarle todo lo que había sucedido y decidió acompañarme hasta que Thomas se acercara a hablar conmigo.
En cuestión de minutos lo vi pasar y mis nervios estaban a punto de estallar y me ruboricé hasta las orejas, puse las manos en mi cara cerrando mis ojos no podía contener la presión que sentía y decidí pensar en otra cosa y sentarme.Sentí que alguien pronunciaba mi nombre, decidí voltear y ahí estaba justo a mi lado... Thomas, quede congelada pero decidí saludar.
-Hola Thomas... Cómo estás?- era evidente que me estaba muriendo de miedo y mi rubor no ayudaba a ocultarlo.
-Hola Ana, Bien gracias y tú? Ven, debemos hablar.
-Bien, seguro... Te parece si salimos a caminar un poco así tal vez sea más fácil para mí.Salimos y casi no me podía mantener en pie, mire hacia atrás y vi a Diana haciendo gestos para que me tranquilizara.
-Ana, quiero que me digas lo que sientes por mí personalmente, no me mal entiendas es solo que quiero escucharlo de ti, está bien?
-Esta bien... No es fácil para mí decirlo... Pero Thomas, te quiero tanto y no como tú crees... En realidad me gustas muchísimo me pareces una gran gran persona y.... Lo siento estoy muy nerviosa-
me tape la cara con mis dos manos y me sentí caliente, me imagino lo ruborizada que estaba
-no quiero perder tu amistad pero no sabes lo lindo que sería.... Que... Que me dieras una... O-oportunidad solo no pienses que esto va a cambiar mi actitud hacia ti y... Lo siento-
volví a tapar mi cara y fue ahí cuando un tipo de magia despertó en mi, Thomas rodeo mi cintura con su brazo y me acerco a él, era la situación más mágica que había tenido lo mire directo a sus hermosos ojos marrón que miraban los míos con dulzura y me ruboricé más hasta que Thomas con su brazo en mi cintura se acercó y beso suavemente mi sonrojada mejilla
-Te quiero demasiado Ana- dijo acercándome aún más con su brazo, su suave tacto en mi cintura me hizo sentir que estaba viviendo el momento más feliz de mi vida y yo como reflejo puse mi cabeza en su hombro, mientras caminábamos así, dijo:
-Ana, voy a pensarlo está bien? Pero pase lo que pase siempre estaremos juntos- mientras soltaba mi cintura y yo subía de nuevo la cabeza con un poco de nostalgia ya que me quería quedar en ese momento para siempre... Caminamos en silencio un buen rato mientras mi corazón quería salir y besar sus hermosos y provocativos labios, pero...
-Ana ya debo irme, hablamos más tarde, te quiero demasiado- delante de Diana rodeó de nuevo mi cintura inclinándome hacia un lado y dándome un profundo beso en la mejilla.
Ahí me di cuenta como la magia en cada momento de tu vida nace poco a poco.