Capítulo 1. Solo respirando.

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Hamburguesa para la mesa 6, lista-escuche decir a Christopher el cocinero y me acerque tomándola para dirigirla a su destino, así es esto es lo que soy una mesera de tiempo completo en un restaurant en decadencia por su asquerosa comida.

Su hamburguesa señor.-dije tratando de no hacer contacto visual y es que en este pequeño sitio se podría esperar lo que sea si una miraba a los ojos al cliente, y es que, cuando digo lo que sea es realmente lo que sea.

Un claro ejemplo sería, hace ya dos años atendí a un chico y rompí mi regla del contacto visual por dos razones.

1. Era guapo

2. Vestía con un traje que si no juzgo mal era caro.

Entonces allí estaba yo, 4 horas más tarde bebiendo cerveza Alemana en mi sofá con aquel chico el cual ahora es mi mejor amigo... les contaré un poco sobre Bástian.

Él es millonario, y eso en todo caso es genial si el dinero fuese mío, siempre está ofreciéndome sacarme de este asqueroso trabajo y ponerme a estudiar

Por qué claro, Bástian tiene exactamente 23 años ¿Y yo? 16, no es tan malo realmente porque según él la vida me ha tratado tan mal que es...

Es maravilloso sentirte dulce aun Julieta.-murmuro mirándome a los ojos mientras bebía de mi cerveza y negué.-

Cállate gordo tonto, no soy dulce.-respondí para observarlo dar un trago largo a su cerveza terminándola y se levantó bostezando para caminar a la puerta con pasos perezosos, se iba como todas las noches. Me levante y le seguí hasta la puerta de mi apartamento.-

Ha sido maravilloso pasar otra noche en tu morada pero debo irme, mañana me espera un papeleo enorme y.- reí interrumpiéndolo negando ya que sabía que si no lo hacia el comenzaría a hablar sobre su trabajo, me acerque y lo abracé pegando mi cabeza en su pecho, amaba escuchar su corazón.- ¿Mañana traerás mi desayuno a la misma hora?.-pregunto acariciando mi espalda mientras me apretaba entre sus brazos y solo asentí, beso mi frente y camino por el pasillo, no podía verle la cara pero lo sabía...sonreía como hacia siempre después de estar conmigo, cerre la puerta y me recargue en ella... Y me quede allí, como siempre solo respirando, sin sentir nada más.

Hey tonta.-dijo aquel hombre sacándome de mis pensamientos.- Te he dicho que quiero otra cerveza.-gruño y asentí inmediatamente anotándola y dirigiéndome hasta la barra a pedirla.

Así pase mi día, hasta que por fin llego a su fin.

Fui hasta los casilleros del local y tome mi abrigo para retirarme.

Hey Julie.- era Christopher llamándome de nuevo.-

Dime.- dije para indicarle que siguiera hablando esperando junto a la puerta de salida trasera.-

¿No vendrá esta noche el empresario por ti?-pregunto refiriéndose a Bástian y negué suspirando.-

Tiene una cena de beneficencia, me ofreció mandarme a su chofer pero.-me encogí de hombros y Christopher asintió entendiendo en seguida, y es que, yo no quería deberle nada a nadie... Al contrario sentía que debía dar, pero no tenía nada.

Salí del local y me puse mi chaqueta, ¡carajo! Sí que hacía frío esta noche camine entre las calles en silencio.

¿Qué me había traído hasta esto? ¿Cómo podría no tener a nadie? Es doloroso aun recordar a mis padres.

Mi padre, Greg Hayworth murió cuando yo tenía 12 y joder... aun lo extraño.

Realmente ahora entiendo, mi madre murió poco tiempo después cuando tenía 13 y me quede sola, o algo así... Me quede con Mike mi hermano mayor, el con 19 años de edad se hizo cargo de mí, por lo menos hasta que cumplí 14... un día dejo de aparecer en casa, luego me echaron de allí y conseguí el pequeño apartamento donde vivo ahora.

Sé que quizá no es un palacio, pero por lo menos me cubre del frío.

¡Hey! Dulzura, ¿No quieres un aventón?- escuche y apreté los puños dentro de mi chaqueta con la respiración entrecortada, camine un poco más a prisa y escuche de nuevo.-Te hablo mujercita de la falda roja-fruncí el ceño y me gire para mirarlo allí, recargado contra la pared con una chaqueta de cuero negra y me miraba como si fuese yo... un objeto, enfurecida me acerque a el a prisa y sin más levante mi mano mostrándole mi dedo del medio.-Muy ruda.-murmuro y escuche su risa escapar de su garganta entonces cuando me di cuenta estaba estampando mi mano en su mejilla, ¡auch! Si que le di fuerte, la mano me escuece, entonces siento sus manos apoderándose de mis muñecas y me gira poniéndome contra la pared trato de quitármelo de encima pero no lo logro y entonces... Mis ojos se encuentran con los suyos y sigo respirando, pero esta vez... siento un cosquilleo.


Serendipia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora