Él apareció cuando menos lo esperábamos...
...Un único ataque para distraernos de su verdadero propósito.
Un segundo y un par de susurros...
...Eso fue lo único que necesite para perder el control.
Nadie imagino lo que después pasaría...
...
Caminaba con las manos en los bolsillos y sin alzar la cabeza, estando más pendiente de las piedras del suelo que de la gente que chocaba conmigo.
-¡Ten mas cuidado!-me gritaron. Solo un puñetazo me bastaba para que no molestasen, pero el día de hoy no tenia ganas de nada y solo quería llegar a mi destino. Alce la cabeza al ver la puerta que estaba frente a mí.
Cementerio de Magnolia.
Sin sacar las manos de los bolsillos entre por la puerta y continúe caminando. Hice el mismo recorrido de todos los años en estos días y llegue a mi destino.
Magos caídos de Fairy Tail.
Entre en la sección y camine varios pasos antes de girar a la derecha y detenerme frente a una lapida especial. Suspire y con tranquilidad me senté frente a ella.
-Hola de nuevo.- susurre.
Me quede en silencio, quizás con al esperanza de una respuesta que nunca llegaría. Me pase la mano por el pelo nervioso y aparté la mirada de la lapida.
-Sabes que nunca me han gustado estas cosas.- mire la lapida de reojo.- Y me es difícil venir a verte mas veces.
Baje las manos y comencé a jugar con las piedrecitas. Pasaron varios minutos antes de armarme de valor y mirar la lapida de nuevo.
-Ya han pasado casi 6 años desde ese día.-dije con tristeza.- Parece que fue ayer cuando...-me calle dejando la frase incompleta.
Me levanté de golpe y comencé a caminar de un lado a otro nervioso. Me pase las manos por el pelo y suspire varias veces intentando tranquilizarme.
-Si no llega a ser por ti...- me senté de nuevo frente al trozo de piedra y suspire.- Todo lo que tengo ahora es gracias a ti.- de nuevo me mantuve en silencio esperando una respuesta.
Suspirando me levante del suelo, me acerque a la lapida y pose la mano derecha en ella. Sonreí con tristeza al leer la inscripción.
Makarov Dreyar.
El mejor padre que Fairy Tail pudo desear.
Debajo del nombre se podía ver la marca de Fairy Tail de color negro.
-Si no llega a ser por ti, no estaríamos aquí.- susurre sin apartar la mirada.- Fue culpa mía. Si tan solo yo...- suspire y me aparte de la lapida varios pasos. Estuve mirándola durante lo que parecieron horas hasta que escuche pasos a mi espalda seguido de un grito.
-¡Salamander!- sonreí y mire de reojo a mi espalda segundos antes de sentir como se abrazaba a mi pierna.- Mama dijo que estarías aquí.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¿Cuántas veces tendré que decirte que me llames papa, Haru?- le despeine el pelo mientras lo miraba.
-¡Papa para!-aparto mi mano de un golpe haciéndome reír.- Ya tengo cinco años.- me enseño los cinco dedos de la mano.- ¡Ya soy mayor!- se quejo con un puchero.
-Siempre serás un enano para mi.- dije riendo mientras me ponía de cuclillas frente a el para estar a su altura.- ¿Por qué me busca mama?
-No se.- se encogió de hombros y se giro a mirar la lapida.- ¿Quién es?- la señalo.
-Alguien muy especial para Fairy Tail.- le sonreí.- Hace unos años era el maestro.
-¿Qué le paso?-preguntó.
-Te contare su historia cuando seas mayor.- me miro con los ojos entrecerrados.
-Todos los años me dices eso.-se quejo haciéndome reír.- ¡Ya soy mayor!
-¿Estas seguro?- asintió con energía.- Esta bien, te contare lo que ocurrió.- me senté frente a la lapida, palmee mis piernas indicándole que se sentase en ellas y él inmediatamente obedeció. Rodee su cintura pegándolo a mí, y coloque la barbilla en su cabeza antes de comenzar a hablar.- Todo comenzó hace seis años...
