Él apareció cuando menos lo esperábamos...
...Un único ataque para distraernos de su verdadero propósito.
Un segundo y un par de susurros...
...Eso fue lo único que necesite para perder el control.
Nadie imagino lo que después pasaría...
...
-¿Vas a continuar con la historia papa?- me pregunto horas después ya acostado en la cama.
-Esta bien.- lo tape y me acosté a su lado.- Pero solo un rato, o mañana no despertaras.
-Vale.- sonrió.- Te quedaste en la parte donde soy un guisante.
-Es verdad.- dije riendo.
*** *** ***
Los días fueron pasando, y antes de darnos cuenta ya había pasado todo un mes desde que no podía salir de misión. Para ese entonces estaba insufrible y todo empeoro cuando las pesadillas empezaron.
-¿Estas bien?- mire de reojo a Luce al escucharla.
-Estoy bien.- dije sin mirarla.
-Es la tercera noche que te despiertas por una pesadilla.- dijo preocupada.- No estas durmiendo bien y puede ser peligro...
-¡Estoy bien Luce!- grite apartando su mano de mi hombro.
-Yo... vale... perdona... yo solo...- acabo suspirando y se dio la vuelta sin decirme nada más.
Y no solo era Luce la que estaba preocupada por mi comportamiento, si no todo el gremio. Podía ver sus miradas llenas de preocupación pero como dije antes, yo solo estaba centrado en mi rencor hacia Zeref.
-¿Sabéis algo nuevo?- pregunte a Levy.
-Nada importante.- dijo sin apartar la vista del libro.- Estos libros no dicen nada.
-¡Pues esfuérzate mas y...!- no pude acabar la frase. Un fuerte dolor me ataco la cabeza, impidiéndome hablar. Las fuerzas comenzaron a fallarme y acabe cayendo de rodillas al suelo.
-¡Natsu!- escuché que gritaba Luce.- ¿Qué ocurre? ¿Estas bien?
Quería contestarle, decirle que estaba bien y pedirle perdón por ser un idiota con ella todas estas semanas. Pero era incapaz de hablar por que el dolor comenzaba ha hacerse mas y mas fuerte, y yo iba perdiendo control sobre mi propio cuerpo.
-¡Llamad a Porlyusica!- escuché decir a Makarov a lo lejos. Pero no escuche nada más.
Lo único que era capaz de escuchar a partir de ahí, eran las palabras que Zeref me había dicho un mes atrás.
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"He venido a buscarte Natsu... Es necesario que recuerdes quien eres Natsu Dragneel"
"Despierta Natsu... Recuerda quien eres"
*** *** ***
-¿Qué paso entonces papa?- dijo ansioso al ver que me callaba.
-Mañana lo sabrás.- sonreí.
-¡Pero papa!- se quejo.- te has quedado en lo mas interesante.
-Es tarde Haru.- le dije.- Y mañana tenemos una misión.
-Pero yo...
-Mañana continuare.- dije serio.- Ahora a dormir.
-Esta bien.- dijo derrotado al ver que no ganaría la discusión.- Hasta mañana.
-Hasta mañana.- le di un beso en la frente y salí del cuarto dejando entornada su puerta. Camine hacia el comedor y me acosté en el sillón con los brazos bajo la cabeza. Mire al techo suspire agotado.
Contar lo ocurrido y dejar salir los recuerdos estaba resultando más agotador de lo que esperaba, sobretodo estas horas en las que Luce no estaba a mi lado para reconfortarme como siempre.
Luce.
Ella siempre había estado a mi lado, apoyándome en todo momento y en cualquier problema. Y todos los días daba gracias por eso, y por no haberla perdido aquellos días en los que me comporte como un idiota.
O cuando perdí el control.
Suspirando cerré los ojos e intente dormirme mientras rogaba por no tener pesadillas esa noche.
*** *** ***
Podía sentir como la vida se le escapaba en cada segundo. Como mis manos, alrededor de su cuello, le robaba el aire que tanto parecía desear en esos momentos.
Y también veía sus ojos. Esos ojos color chocolate que en ese momento me miraban fijamente, mientras yo sonreía con la perspectiva de que pronto habría acabado con ella.
Sus ojos me miraban con amor, pero sobretodo reflejaban tristeza.
*** *** ***
Desperté sobresaltado y me lleve la mano al pecho mientras intentaba normalizar mi respiración, que estaba demasiado acelerada.
-¡Maldición!- susurre apretando la mandíbula furioso. Mire el reloj y vi que eran las 9 de la mañana.
Sabía que después de esa pesadilla no podría volver a dormirme, por lo que me levante del sillón suspirando, y me dirigí hacia la cocina a preparar el desayuno de Haru antes de despertarlo. Después saldríamos a la calle y rezaría para que aparecieran los ladrones para detenerlos y poder regresar a casa de nuevo.
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