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Harry Styles.

Nunca antes en mi vida había visto a Annie Gray pasada de tragos, a decir verdad se veía adorable. Un tenue rubor se apoderaba de sus mejillas y su perfilada nariz estaba colorada. Estaba meneando las caderas como loca encima de un pequeño mostrador bastante alto, Annie es muy pequeña no me imagino como habrá echo para subirse ahí. ¿Estuve todo este tiempo observando simplemente como bailaba? ¿qué me pasa?

Un chico alto y delgado de cabello oscuro se acerca a ella

- ¿Estás sola? - dijo acariciando su pierna y deleitándose

¿Por qué demonios estaba acariciando su jodida pierna? ¿quién se cree? Annie no es ninguna puta cualquiera para que un chico más de la secundaria se le acerque a toquetearle la pierna.

- Viejo, ¿puedo saber que haces? - dije seco y firme.

- Oh, está buena lo sé - dijo desnudando a Annie con la mirada mordiendo su labio inferior.

¿Y este qué? ¿cree que puede referirse a ella con un simple ''está buena''? Annie es mil y un galaxias más que eso. Fruncí el ceño y me le paré adelante.

- Vete.

El chico le echó un último vistazo al provocativo trasero de Annie y se fue.

Alcé la vista para ver si ella estaba bien y me encuentro con tal obra de arte como los desnudos y formados muslos de Annie... demonios, quién no se quedaría embobado al contemplar a una diosa como ella. Volví a mi posición de hace unos segundos apoyado a una pared cercana. Me distraje en mis pensamientos en lo que escucho risas.

- ¡Hey! ¿de qué se ríen? - es Annie hablándole a la multitud mientras se ríen a carcajadas de ella.

- ¡Está ebria! ¡Annie Gray está ebria!

- ¡Borracha!

- Contrólate chica, o te cogeré.

Decían los estudiantes sobre Annie, el ''contrólate chica, o te cogeré'' fue la gota que colmó mi vaso. Caminé entre toda la gente empujando a unos cuantos, debía llegar a ella, protegerla, tenerla a salvo conmigo, estaba cegado.

- Annie ven, estás ebria.

- ¡No estoy ebria idiota! ¡la vida es una sola y hay que celebrarla!

- Que vengas te dije.

La tomé firmemente por las caderas y la coloqué en mis brazos. Era tan delgada, tan pequeña, tan ligera y dispuesta a mi tacto, era preciosa. Annie no dejaba de patalear como una niña pequeña.

- ¡Bajame pedófilo violador del bosque! - reí ante su comentario.

- ¿Quieres callarte un segundo? estoy tratando de protegerte.

La música aturdía así que decidí ir afuera.

Salí al jardín con Annie en mis brazos, sentí como dejaba de forcejear para acomodarse en mi pecho. Era tan tierna y angelical, tenía sus carnosos y a simple vista suaves labios entreabiertos, sus rosadas mejillas. Sus párpados cerrados, respiración acompasada y tranquilidad natural me dieron una agradable sensación de placer. Se sentía bien, me sentía bien.

- ¿Qué haré contigo Annie Gray? - susurré.

En serio ¿qué se supone que debería hacer con ella?; por nada del mundo la iba a dejar adentrarse de nuevo en esa fiesta, ella sola, en estos instantes es como una pequeña » literalmente « niña indefensa comparada con todo ser que esté ahí adentro. Ni siquiera sé por que vino a esta fiesta, Annie Gray no es una chica de fiestas. Lo único que se me ocurre es bueno... llevarla a mi casa.

Inseparables.  »  hs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora