Capitulo 1. Zoe

308 24 22
                                    

A todas las feto del mundo *O*
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Siento algo parecido al dolor incluso antes de poder abrir los ojos. Me levanto con precipitación y observo mi alrededor asustada. Miro mi brazo, sorprendida, noto algo que no concuerda en mi piel. Puedo sentir una ligera vibración, proveniente de la extraña figura que ha aparecido. Toda mi vida me he preparado para este momento, pero por alguna razón, no puedo evitar sentir miedo. Hay una presión anormal en la muñeca, que solo confirma mis sospechas. El reloj se ha activado.

     Quiero gritar y alertar a mi familia de que por fin ha sucedido, pero me contengo. Tengo que ser fuerte. Respiro profundamente y trato de reprimir lo que estoy sintiendo. La curiosidad me consume, trato de imaginar a quien estoy destinada en realidad. Es algo difícil, no puedo imaginar a nadie que esté ligado a mi. Si la idea de verme envuelta en una relación amorosa me causa gracia, imaginarme besando a alguien incluso me provoca nauseas. No entiendo a mis compañeras de clase que esperan con ansias a encontrar a su predeterminado.

     Me desprendo de las sábanas con lentitud, me dirijo en silencio hacia afuera de la habitación. Tengo que salir y pensar. ¿Qué pasa si no lo encuentro? ¿Qué pasa si no es el indicado? No temo a la idea de morir sola, si no a la de morir en sí. Se rumorea que si el tiempo se acaba y tu predeterminado no te ha encontrado aún, simplemente mueres. No es mas que un rumor, pero me causa escalofríos. ¿Será cierto?

     Volteo hacia atrás, para confirmar que nadie se de cuenta de mi ausencia. Abro con cautela la puerta y salgo corriendo después de haberla cerrado. Sé a donde dirigirme, estoy casi segura de que tendré compañía, que habrá alguien esperándome. A pesar del frío que siento, no me arrepiento de haber salido, ni tengo ninguna intención de regresar. Necesito pensar y hablar con él.

     Dejo muy detrás de mi la casa de la que he salido. Que de pronto no se ha sentido como mía, me he sentido como una extraña que invade una habitación ajena, una cama ajena y viste ropas ajenas. No quiero esto en absoluto. No quiero sentirme atada a nada ni nadie que no sea mi madre. Odio la idea del amor, tanto como odio la idea de sentir vibrar esta extraña figura del reloj sobre mi pulso.

     Diviso una figura sentada en lo más alto de la colina. Una sonrisa invade mi rostro al confirmar mis presentimientos. Metías esta tan, o más asustado incluso que yo. Sin embargo, mientras más me acerco a él, puedo notar un brillo en sus ojos que opaca ese temor. Un delirio tan intenso que no puedo comprender. Él desea esto. Siempre ha sido la ilusión que lo mantiene vivo. Y aunque sé que el hecho de que sus padres son la pareja más enamorada y feliz que he visto, influye en su ideal, no puedo comprenderlo. Y estoy segura de que no tiene que ver con la muerte de mi padre,  que no me haga nada de gracia el amor.

     —¡Feliz cumpleaños! —susurra Metías, al parecer divertido con la situación.

     No puedo evitar soltar una carcajada bastante audible.

     —Sabía que estarías aquí —respondo, acercándome a él y sentándome a su lado—. ¡Feliz cumpleaños a ti también! ¡Ya dieciséis! ¿Puedes creerlo?

     —¿Podrías bajar un poco la voz? —dice, mirando el plato de cereal que tiene en las manos—. Despertarás a toda Meditia.

     La escena me parece tan tierna, que le robo un beso en la mejilla. El gesto lo sorprende, ya que no soy dada a las muestras de cariño.

     —El reloj te afectó —dice, con todo y comida en la boca. Me mira a los ojos y me sonríe de oreja a oreja. 

     —¿A mi? Yo no estoy comiendo cereal en lo alto de una colina —pongo los ojos en blanco y me torno seria—. ¿Cómo se llama?

     Veo el brillo de antes regresar a sus ojos de inmediato.

     —Sydney.

     Tomo su brazo con delicadeza y miro el nombre grabado en su muñeca. Tiene un aspecto parecido a mi reloj, como si estuviera plasmado con tinta; sin embargo, el nombre está contorneado con una fina línea azul y mi reloj es anaranjado. Frunzo el ceño y Metías me pregunta si algo va mal. Niego con la cabeza y suelto su brazo inquieta.

     No. Debo estar exagerando. Cambio de tema a Metías, para que no tenga oportunidad de saber lo que estoy pensando.

     —¿Crees poder encontrarla en noventa días? —pregunto, sin dejar de sentir que algo realmente está mal en mi.

     —Ya tengo un plan —dice muy confiado en si mismo y sin dejar de comer en ningún momento—. Pero no pienso decirte.

     Lo miro con terneza, pero no me da resultados. No obstante, algo más ocupa mis pensamientos y no puedo evitar comentárselo.

     —¿Tú crees que todo el mundo haya encontrado a su predeterminado antes? —miro hacia otro lado, esperando a su respuesta, mientras la fría brisa de la madrugada golpea mi rostro.

     De pronto, el cereal deja de ser el centro de su atención. —¿A qué te refieres? —mira ansioso de un lado a otro como si buscara a alguien que pudiera escucharnos.

     —Quiero decir, ¿no crees que haya alguien que no lo haya encontrado alguna vez?

     Se aclara la garganta y me responde. —No lo sé Zoe. Pero hay una gran posibilidad de que no —pausa y pasa saliva—. Nuestra sociedad a avanzado mucho y cada vez la vida es mas sencilla y más... perfecta.

     —¿Perfecta? —respondo e intento ser sarcástica—. No lo creo, es que, nada puede ser perfecto ¿o si?

     —Tal vez no, pero no creo que podamos quejarnos —su sonrisa es tan sincera, que no puedo enojarme con él en absoluto—. Cada vez estamos más cerca ¿no?

     —No creo que la gente de Poorsley opine lo mismo, Met —respondo, mientras muevo la cabeza hacia ambos lados.

     —No discutiremos en nuestro cumpleaños de política ¿o si Zoe?

     Sonrío y asiento inconforme con la cabeza.

     Él me mira por unos segundos antes de apartarme con delicadeza un mechón de la cara.

     —¿Me podrías dar la hora por favor?

     Como reflejo, miro mi reloj y pongo los ojos en blanco en respuesta.

     —¿No lo dices en serio, verdad? —suelto riendo. El reloj no tiene esa función; cuenta el tiempo, pero solo el que queda para que tu predeterminado te encuentre.

     En vez de responderme, se pone de pie recogiendo su plato del cereal y me ayuda a levantarme.

     —Es tarde y quiero que por una vez en tu vida, llegues temprano al colegio.

     —Trataré —digo con una sonrisa de medio lado.

     Juntos, bajamos la colina, de vuelta a nuestros hogares. Yo por mi parte, me estremezco al pensar todo lo que me espera.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Y hasta aquí el capítulo de hoy pequeñas feto. Ojalá lo hayan disfrutado tanto como yo <3 *O* bonita noche <3

P.D. La historia tiene página de Facebook para que se puedan enterar de cuando se subirá nuevo capítulo y así ;) si quieren seguirla les dejo el link por aquí: https://www.facebook.com/trilogiayou/

Ojalá les haya gustado <3

Before I find you EN REMODELACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora