I.
R O S I E
Finalizo de cantar un cóver de Arctic Monkeys y escucho a penas unos pocos aplausos de la poca gente que se encuentra ahí. Estamos en un lugar llamado Silverstake Lounge, es miércoles y tocamos unos de los pocos shows que conseguimos en este lugar usualmente, con la banda que decidimos formar con unos amigos hace un año, llamada The Spatium. Brooke, Kyle (que son hermanos) Jake y yo. No somos muy exitosos, excepto a un pequeño club de fans de unas chicas que son menores de edad y no pueden entrar a nuestros conciertos en este bar. Aunque también somos menores de edad, pero hacen una excepción porque Kyle habló con algunas personas de acá. E incluso limpió los baños. ‹‹Todo por dar algunos shows›› dijo él. ‹‹Después ellos nos rogarán a nosotros, cuando seamos famosos y unas leyendas.››
Kyle es demasiado confiado, y tiene expectativas muy altas respecto a nuestra pequeña banda. Pero le agradecemos que sea tan positivo, porque sin él probablemente estaríamos haciendo nada con lo pesimistas que somos los demás.
Apenas bajo del escenario, Jake me abraza fuerte, pronto uniéndose Brooke y Kyle al abrazo. Kyle grita algo sobre que somos la mejor banda del mundo que no puedo escuchar bien porque otro sonido comienza en el escenario. Después de un rato de nuestro sudoroso abrazo grupal me separo y voy al baño que hay detrás del escenario. Lavo mi cara y tiro agua a mi cabello. A pesar de no moverme tanto en el escenario estoy sudando y cansada. Soy la vocalista de nuestra banda, Jake toca la guitarra, Kyle el bajo y Brooke la batería. Nunca pensé que llegaría a cantar, en realidad. Canto desde pequeña, sí, pero nunca pensé que llegaría a ser vocalista de una banda. Pensé que tocaría algún instrumento sin hablar o algo así, porque siempre me he avergonzado de mi voz. Pero Jake fue el que realmente me ayudó a convencerme a mí misma de que sé cantar y bien, lo suficientemente bien para cantar en una banda que es nuestro plan de vida.
Salgo del baño y me dirijo a la puerta de salida de escape. Ahí está Brooke, parece estar esperándome.
—Kyle ha traído la camioneta de nuestros padres. Llevaremos a Jake a su casa, ¿no quieres que te llevemos a ti también? — pregunta, y Kyle hace sonar el claxon de su auto para que nos apresuremos. Niego.
—No gracias. Mi padre vendrá a buscarme. —ella asiente y se va casi corriendo al auto. Cuando ella abre la puerta, Jake se asoma y me mira.
—¡Eh! Cuídate, es tarde. Si un desconocido de ofrece algo le dices que no. Y si intentan hacerte algo le golpeas en las bolas. ¿Entendido? —grita y me advierte. Ruedo los ojos, aunque sé que lamentablemente a estas horas es peligroso estar en la calle. ¿Por qué mejor no le enseñan a los tipos acosadores que no hay que acosar? Todo seria mejor...pero ya todo está hecho así. Tengo que cuidarme casa vez que salga. Él se mete dentro del auto otra vez y deja subir a Brooke.
No es tan tarde, son como las diez de la noche. Me encamino al parque en donde esperaría a mi padre, que está vacío. Me siento en una banca y escucho unos pasos. De pronto debajo de un foco aparecen un chico muy alto y una chica a su lado. Van abrazados y riendo, y pienso que se ven muy felices. Y noto quienes son, no creyéndolo al principio.
Luke Hemmings está ahí, con su novia.
Comienzo a desesperarme, inhalo y exhalo intentando tranquilizarme. Nunca había conocido a ningún integrante de mi banda favorita y mayor obsesión ; 5 Seconds of Summer. Lo más cerca que los he tenido fue una vez que fui a uno de sus conciertos en Los Ángeles. No fui en un sector demasiado cerca, en realidad. Y ha sido al único concierto que he ido de ellos. No tengo mucho dinero. Además que por vivir acá en Los Ángeles suponen que los voy a conocer siempre, o me los encontraré en la calle. Pero esas cosas no me pasan a mi, excepto ahora.
Siento una profunda tristeza, de repente, al verlo ahí tan feliz riendo y compartiendo unos besos con su novia, Arzaylea. De pronto, siento un profundo enojo para finalmente sentir una gran felicidad por tener la oportunidad de verlo sonreír.
No siento la presencia a mi lado hasta que escucho unos sollozos, poco audibles, pero los escucho. Y me volteo, casi de inmediato, para encontrarme con lo que menos esperaba encontrarme en este momento.
Michael Clifford está ahí, también. Pero a mi lado, llorando y sollozando de manera silenciosa. Me pregunto por qué estará llorando, y mi corazón se rompe al verlo limpiar sus lágrimas con las mangas de su sweater.
—Se ve tan feliz. ¿No lo crees?
,SՔ