너여야만 해 Tienes que ser tú [ WooGyu ]

4. Confusion

POV. WOOHYUN

"El misterio del amor, es más profundo que el misterio de la muerte "

Oscar Wilde

Un encanto.

Aquel Hyung era una ternura.

Descubrí aquello, viviendo con él apenas solo una semana.

No podía creer el giro repentino que había dado mi vida luego de aquel accidente.

Aquella mañana, me levanté un poco desorientado sobre donde me encontraba.

Un hospital.

Inmediatamente al reconocer esto, los recuerdos de la noche anterior volvieron, junto con un fuerte dolor en la parte superior derecha de mi frente.

Llevé mi mano hacia la zona, solo para percatarme de la venda que la cubría.

Suspire, intentando incorporarme en la cama y grande fue mi sorpresa, cuando al querer sentarme un peso me lo impedía. Rápidamente mire hacia esa dirección, encontrándome con un tipo durmiendo sobre sus brazos al lado de mis piernas.

"¿Quién es?" Pasó por mi cabeza al verlo. No podría ser un enfermero y por las manchas de sangre que cubrían parte de su vestimenta, supuse que era el hombre, que al ver mi situación, muy amablemente se encargo de llevarme hasta allí.

No me hice tanto la cabeza con aquello, y me dedique a disfrutar de la suave brisa que entraba por la ventana. Era extraño, solo sentía paz en esa habitación, nada de tristeza, ni agonía, como si toda mi desgracia se hubiera desvanecido al ver la luz de la noche anterior.

Mientras disfrutaba de mi tranquilidad, comencé a mover los brazos y las piernas en el lugar, para luego enterarme de que...

No sentía dolor.

Abrí mis ojos en señal de sorpresa, ¿Cómo era posible? Cuando el vehículo se estrelló con mi cuerpo, mentiría si dijera que fue como si me golpearan con una rosa.

Dolió. Y mucho.

Me sorprendía que aun estuviera consiente, y que mi cuerpo se mostrara como si nada hubiera ocurrido.

Extraño. Muy extraño. Pero bueno, "No era mi hora" pensé.

Estaba tan metido en mis reflexiones, que casi me olvide por completo de aquel hombre que aun dormía en mi cama.

¿El tipo no se daba cuenta de donde estaba?, Dormía como si en su casa se encontrara. Al mirar su rostro, un mechón de cabello estorbaba sus pequeños ojos.

Era muy gracioso ver como sus pestañas temblaban un poco, en señal de incomodidad.

Entonces, al querer acercar mi mano para acomodar su flequillo, despertó.

Fue entretenido ver todo el ritual que hizo.

Con los ojos aun cerrados, se sentó, descanso unos segundos y comenzó a estirar sus brazos lo más que pudo con sus manos abiertas, como si no se enterara de donde estaba.

Un gato.

Sus acciones me recordaban al de un pequeño gato cuando despertaba. Ante aquel pensamiento, no pude evitar formar una sonrisa en mi rostro.

Estaba tan concentrado en lo que haría después, que de repente detuvo todos sus movimientos para abrir de inmediato sus ojos y encontrarse con los míos. Al darse cuenta de todo lo que hizo frente de mi, su cara se torno roja al instante.