II

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Salgo del recinto y me dirijo a mi casa, no espero a mi padre porque sé que no vendrá por mí. Está ocupado en una reunión de su empresa. La constructora más importante del último tiempo según la revista Times.

 No quiero llegar tan pronto a casa, sé que estará vacía y lo odio. Es una casa demasiado grande para dos personas.

Decido irme por el camino más largo.

Grabe error.

Cuando apenas faltan 3 cuadras para llegar a casa, una camioneta negra con vidrios polarizados se detiene a mi lado. Apuro el paso. Sé que esto no es normal. Trato de correr, pero un hombre que no alcanzo a distinguir, me sujeta por la mochila, cubre mi boca y me afirma de tal manera que no soy capaz de moverme. Trato de gritar pero es inútil. Me suben a la camioneta y esta parte a toda velocidad. Otro hombre sentado en lado del copiloto, me dice que me calme,  como no lo hago me pone un pañuelo en boca y una venda en los ojos. Escucho otra vos, esta vez es melodiosa y suave, pero con una  nota de preocupación o angustia, la vos dice " La estas lastimando" el hombre que está a mi lado grita un fuerte "cállate" y es lo último que escucho. 

En mi interior, mi cerebro trabaja a mil por hora, tratando de asimilar lo que está pasando. Eh sido secuestrada, eso es obvio, pero la pregunta es ¿Para qué? ¿Para cobrar un rescate? ¿o para venderme en el mercado negro como a una prostituta? sea como sea si eso llegase a pasar,  mi decisión ya está tomada. Prefiero morir.

Cuando la camioneta se detiene sé que ya no estamos en la ciudad. Cuando me bajan, aun con la venda y el pañuelo en los ojos y en mi boca, puedo sentir la brisa del viendo chocando contra mi cara, huelo el olor a pasto recién cortado y a desechos de animal. Estoy en una granja.

El hombre que ha estado siempre a mi lado, me da un empujón y me hace avanzar, camino un poco, siento el chirrido de unas bisagras viejas y sin aceitar. Me saca el pañuelo de la boca y me empuja hacia el interior. Caigo  de rodillas en una superficie, lisa y fría, supongo que es cemento. El hombre ingresa y me gira, ata mis manos, luego cierra la puerta y se va. Silencio es todo lo que logro escuchar.

No sé cuánto tiempo pasó, minutos, horas tal ves? hasta que siento el ruido de la puerta al abrirse, siento pasos acercándose, e instintivamente me acurruco en una esquina. Los pasos se detienen frente a mí. Escucho, es la voz suave la que se encuentra frente a mi y me dice "No te asustes, no te haré daño", luego siento sus suabes manos quitándome la venda de los ojos.

Zapatillas secuestradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora