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Miedo, es todo lo que siento. Miedo de lo que podrá ocurrir con John y miedo de lo que ese hombre me podría hacer. Miedo a no poder estar nunca más con aquel chico de mirada sencilla y dulce corazón . La idea me aterra. Debo reconocerlo. Me enamoré del hijo de mi captor, y él está ahora enfrentando la furia de su padre.

Lagrimas corren por mis mejillas, por primera vez estoy quieta, sin mover un musculo. Pero no es por tranquilidad, es por terror. Los minutos pasan y se hacen eternos. ¿Que estará ocurriendo con John? ¿Por qué el paso del tiempo es tan lento?

Escucho ruidos, me escondo tras una de las mesas que había apartado para poder ensayar mejor. La puerta se abre. Veo la silueta del hombre, su respiración es pesada, arroja al interior algo que parece ser un saco. Cierra la puerta con un portazo.

Me acerco hacia el bulto, pero no es un saco como yo pensaba, es John, quien tiene su rostro cubierto de sangre.- John- consigo decir, un nudo se ha formado en mi garganta.-John lo siento mucho.- el me observa con sus intensos ojos azules. -No te preocupes por mi Blue, estaré bien.- Su mano se acerca a mi rostro, instintivamente cierro los ojos al sentir su  tacto, su piel es suave y cálida. Nuevas lagrimas recorren mi mejilla, el las seca con su pulgar.- Debemos movernos.- Dice el, con su voz tranquila.-¿Qué?.- respondo- Voy a sacarte de aquí, esta noche tu y yo seremos libres. - Su mirada me tranquiliza. Le creo, él logrará sacarme de aquí. 

Esperamos hasta que anochezca, estamos los dos acurrucados entre las mantas. Pongo mi cabeza en su hombro, él toma mi mano. John me cuenta su plan. Me dice que su padre sufre de insomnio por lo que no puede dormir, así que se ve obligado a tomar unos medicamentos muy efectivos, en cuestión de minutos esta fuera de combate. El único problema serán los guardias, pero para mi sorpresa, el de la idea fue Marcus, él se encargara de despejar el camino, nosotros solo tenemos que correr.

- Cuando estemos a salvo, tendrás que dejarme ir, y no me pongas esa cara, aunque yo no quiera soy cómplice, debo escapar... será lo mejor para los dos.

- No, no lo es, no puedes dejarme.- Mi voz cada vez es menos audible.- Mi padre nos ayudara, si le digo todo lo que has hecho por mí, lo hará estoy segura.- El sostiene mi cara entre sus manos.

- Sin importar lo que pase, eres lo mejor que me ha pasado.- y acto seguido, funde nuestros labios en un profundo beso. Sus labios son suaves y cálidos, saben a frambuesas. Me calman, pero al mismo tiempo, me hacen desearlo. ¿Cómo se supone que lo deje ir, ahora que estoy segura que el tambien me quiere?

El beso es interrumpido por los sonidos de  unos pasos que se acercan rápidamente. El silencio se hace presente, apenas se logra escuchar nuestra respiración. En la puerta se escuchan tres golpes secos con un puño, luego el sonido de los pies se aleja.

-Es la hora.- Es lo único que John dice. Agarra mi mano y me ayuda a ponerme en pie, avanzamos hacia la puerta. Está abierta. John asoma la cabeza hacia afuera. Una brisa helada se cola por la puerta, aire fresco, comenzaba a extrañarlo. En los días que pasé aquí no había sentido ni respirado aire fresco, la sensación era tan refrescante que por poco olvido que estoy a punto de escapar. John me devuelve a la realidad.

-Cuando diga "ya" debes correr lo más fuerte  que puedas, no importa si nos separamos, tu solo corre en línea recta. Cuando llegues a un paradero de autobús, sigue la carretera en esa dirección, no estamos muy lejos de la ciudad... Mucha suerte Blue Poynter.- Yo solo lo miro directamente a los ojos. -Gracias por todo.- Logro pronunciar.

Segundos después escucho que John susurra "ya" mis pies salen impulsados hacia delante, internándome en una loca carrera por mi libertad. Llego al bosque. Está oscuro, no logro ver muy bien mi entorno, pero hago mi mejor esfuerzo por continuar sin desviarme. Siento las ramas chocar contra mi cara, caigo un par de veces por culpa de las raíces de los árboles. Finalmente salgo del bosque y llego a la parada de autobuses, me siento liberada, pero prefiero no celebrar tan pronto, nada le costaría al padre de John coger un auto y alcanzarme en cuestión de minutos. Sigo la carretera, tal y como me dijo John. 

John... ¿Que habrá sido de él? Cuando salí corriendo, solo me preocupe por llegar rápido al bosque, no me preocupe por él. ¿Lo habrán atrapado? o... ¿Su intención jamás fue escapar con migo?

En este instante en lo único que puedo pensar es en él ¿Y si los demás guardias se dieron cuenta de lo que John y Marcus tramaban? ¿y si capturaron a John antes de que lograra entrar en la espesura del bosque? pero si ese fuera el caso... ¿Que podría hacer yo para ayudarle? ¿Decirle a la policía su ubicación? aunque si lo hago lo más probable es que lo detengan a él también.

Mi cabeza empieza a dar vueltas con tantas preguntas.

 Paso en frente de una vitrina de la tienda "forever21" y veo el reflejo de mi demacrado rostro. Espera... ¿Tienda? observo a mi alrededor y veo tiendas por todos lados, un par de autos estacionados cerca del lugar ¡EH LLEGADO A LA CIUDAD! Mi corazón late a mil por hora. Observo un poco más, reconozco las calles, ya sé en qué parte de la ciudad estoy, una sonrisa se forma en mi rostro,  comienzo a correr nuevamente. Mi casa esta tan cerca que apenas contengo mi alegría.

Cuando ya solo me falta media cuadra para llegar a casa, comienzo a gritar -¡Papá! ¡Eh vuelto! con las emociones a flor de piel abro el gran portón de metal e ingreso al jardín. Nunca lo había visto tan lleno, patrullas de la policía por todos lados, periodistas en los rincones y guardias de seguridad esparcidos por todo el perímetro, pero no me importa yo solo busco a una persona en particular y no dejo de gritar hasta que lo encuentro. Haciéndose paso a través de algunos periodistas veo a mi papá que viene a mi encuentro. Los dos corremos en la dirección del otro, para cuando él está cerca de mí, me lanzo a sus brazos para finalmente, después de tantos días decirle.- Estoy en casa y no pienso irme jamás.

Zapatillas secuestradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora