Después del reencuentro con mi padre, los policías me hicieron todo tipo de preguntas. Desde cómo me habían secuestrado hasta como había escapado. Cuando termine de relatar toda mi historia y de dejar en claro que la participación de John en los hechos no había sido de su elección, la policía comenzó una búsqueda exhaustiva de los criminales.
A la semana después de mi escape, encontraron al padre de John, que luego supe se llamaba Iñigo Sasnuc, en el aeropuerto de Los ángeles, listo para abordar un avión privado con destino a Brasil.
Mi papá me contó que cuando hicieron el allanamiento en la casa de Iñigo, encontraron objetos de gran valor, la mayoría de ellos robados y una gran cantidad de droga lista para ser enviada y comercializada en américa latina y Europa. Así que a Iñigo le esperan muchos años dentro de la cárcel.
De John jamás volví a saber nada, supongo que después de todo si logró escapar. A veces cuando intento quedarme dormida trato de recordar su rostro, su cálida sonrisa, sus increíbles ojos azules, pero con el paso del tiempo, sus rasgos van desapareciendo de mi memoria. Prefiero no ponerme triste por eso, prefiero pensar que está en algún lugar del caribe y que algún día tocará a mi puerta y que podremos ser amigos o... algo más, como personas normales. Solo tengo que esperar.
Y en cuanto a mí, logre realizar la función de ballet "el cascanueces" sin ningún error. El director de mi escuela quedo muy fascinado con mi desempeño, dijo que tenía un gran futuro y que estaría ahí para apoyarme.
Me recomendó para una de las compañías de ballet más importantes del país.
Espero que todo resulte bien para mí, mi padre y para John, donde quiera que esté. En lo único que estoy segura es que lo que pasó, me hiso más fuerte y más independiente, y que algunos de los chicos malos, no son tan malos, tienen corazón y hay que darles una oportunidad. Después de todo podrían salvar tu vida.
Fin.
Por Daniela G.