Cap 2

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Tomé el cargador de mi cómoda y se lo puse a mi celular. Dejé mi preciado objeto telefónico cargando alado de mi cama, mientras pensaba en que hacer para matar el tiempo.

...

Bajé a la sala algo frustrada porque el wi-fi se me había ido (otra vez), y obviamente no estaba feliz con eso. Para mí, que a veces la señal se corte o se vaya; no es algo nuevo que digamos, pero justo en este momento lo necesitaba más que a nada.
Estaba sentada en la sala con mi laptop, escuchando mi música y descargando libros en formato pdf; pero justo se me va la señal... Excelente (sarcasmo)

...

Me pongo los audífonos a alto volumen, que no puedo escuchar ni siquiera mi propia respiración; y empiezo a cantar como una loca la canción: STITCHES de Shawn Mendes. De pronto mi magnífico momento de relajo se ve interrumpido por el sonido que emite mi celular al recibir una llamada. Maldecí internamente, pero debía atender el teléfono, entonces me paré de mala gana y empecé a subir las escaleras. Llegué a mi cuarto, y fui a donde estaba mi celular.

-Hola mamá- dije al ver el nombre de contacto que le puse: "Brujita".
-Molly, necesito que te alistes, saldremos a comer. Paula está conmigo, así que alistate rápido, en 15 minutos pasamos por ti.
-Claro má- confirmé y apagué mi teléfono. Lo dejé cargando otra vez porque aun le faltaba un 20% de carga, a lo que yo me ponía mis sandalias de baño y me disponía a entrar a ducharme.

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Salí lo más rápido que pude de la bañera, porque me quedaban menos de diez minutos para cambiarme. Hacía algo de calor, así que busqué entre mis cajones y me coloqué un conjunto parecido al anterior: pantalón, polo y mis converse. No soy travestí, ni gay, ni lesviana; detesto a la gente que crítica a las personas sin saber el por qué de sus acciones, yo me pongo esta ropa porque es cómoda, suelta y fresca; no quisiera estar con una súper mega falda ajustada, o con un top mas pequeño que un bracier, solo por ser aceptada. Ni de coña. Así soy yo y eso nada ni nadie lo cambiará.

...

Me desenredo el cabello como puedo y después me hecho algo de colonia, porque prefiero el holor a mi jabón: "Dove".
Al verme en mi espejo de cuerpo entero me fijo otra vez en esa chica de cabello marrón sin nada de atractivo, no me gusta lo que veo, pero ya me acostumbré.

Desconectó mi celular y lo guardo en uno de mis bolsillos delanteros, en eso, escucho la puerta principal abrirse, seguido por un ruido de tacones. Ya llegó mamá.

Bajé las escaleras, y efectivamente era ella; junto con mi perrita Paula.

...

-Buenos días má- la saludo.
-Buenas tardes dormilona- me corrije.
-¿Por qué te llevaste a Paula?- cambio de tema.
-Pensé que no te molestaría. Salí a comprar las cosas, y no quería ir sola.
-Ah... vale. Creí que se había ido por el jardín- le expliqué.

-¿Saldrás así?- me mira de pies a cabeza.
-Em... sí? ¿Algún problema?- mi voz se cabreó. No me gusta retar a mi madre, ni tampoco discutir con ella, pero es que aveces se pone algo irritante. Primero empieza con lo de mi ropa, luego con los deberes, sigue con mi celular, y finalmente con mi forma de pensar. Nadie la entiende, mucho menos mi papá.

-No, nada cariño. Solo decía- "como siempre"- Hace calor, y creo que con esos trapos encima vaz a estar incómoda.
-¿Perdón?- mi voz suena irónica- Pero si así estoy bien, yo soy la que no entiende como puedes andar con esos tacones y con ese vestido así de apretado.
-A ver jovencita, no me hables así. A lo que iba, es que debes vestir diferente; por eso, te he comprado un conjunto algo...más...- medio duda.
-¿Femenino?- no sé si fue una respuesta o una pregunta.
-Así es- se alegra. Fue una respuesta.
- Ah. Ah. Me niego, ni creas que me pondré algo de ese tipo.
-Tranquila, te he traído algo que te va a gustar.

-¿No son faldas?- pregunto mientras se dirige a traer: "mi ropa".
-No- contesta.
-¿Shorts?
-No.
-¿Tops?
-No
-¡¿Vestido?!- me exalté al no estar acertando ni una.
-No- negó con gracia y cogió una bolsa blanca con diseño floreado.

-¿Botines?- fue lo último que se me cruzo por la cabeza.
-No, no, y no.Ten y veraz que no soy tan mala como crees- me extendió la bolsa para recibirla.

La quedé mirando un momento, pero luego tomé: "el paquete" entre mis manos. La abrí y me quedé anonadada de que mi madre por fin comprara algo a mi gusto.

-¿Y ese milagro?- me quedé admirando las prendas que me trajo.
-Necesitas un cambio hija, vas a cumplir 16, ya es hora.
-Uy si, como no- mi sarcasmo me defendió.
-Ve a cambiarte, a ver como te queda.
-Está bien...- acepté y me fui a las escaleras. Casi me caigo al seguir viendo mi nuevo conjunto, y casi me rompo la nariz en el último escalón por no quitar la vista de la bolsa. La verdad es, que lo que me había comprado mi madre, me dejo tan asombrada que no pude dejar de pensar en cómo me quedaría al momento de ponérmelo.

Cierro la puerta de mi cuarto y me desvisto de nuevo. Abro la bolsa, y saco de a pocos: una camiseta a cuadros color roja, un pantalón negro medio rasgado, y unas zapatillas converse nuevas.
¡Por fin mi madre me comprende!- gritó aliviada mi subconsciente.

Bajé los escalones de nuevo, y veo a mi madre en la puerta esperándome. Abre su boca en una gran O al verme. ¡Dios! Ni que hubiera cambiado tanto.

-¿Y?- preguntó al ver su reacción.
-Mejor- suspira- Mucho mejor- sonríe y se gira hacia la puerta. Río por su loca dramatisación y abre jalando de la manilla dorada con su mano derecha.

Pedazos De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora