Cap 8

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Sin paciencia ni nada, serví en una pequeña fuente de metal las palomitas de maíz con algo de sal.
Entre a la sala donde se encontraba mi vecino, y me sente sin nada de importancia.

Creo que mi madre había sido lo suficientemente clara para decirme mas de cien veces que a un extraño no se le abre la puerta así nada mas. Pero como dilema de la vida aquí estaba yo sentada con mi vecino Evan que a penas lo conocí hace un día. Ilógico pero cierto.

-Se te apetece? -pregunté extendiéndole el tazón de palomitas.
-Gracias-cogió un pequeño monto en sus manos.

Nos quedamos en silencio un par de minutos. La película estaba acabando y la verdad no me estaba sorprendiendo mucho verla (otra vez), pero al parecer la situación con mi vecino era diferente.
El sueño lo había vencido.

-Tierra llamando a Evan... - hice un ademán sobre su plácido y durmiente rostro.
-Eeeevaan?
-Hola?
-Evan!

Mi bendito vecino se había quedado dormido, roncaba como si no hubiese un mañana, y me estaba babeando el sillón entero (literalmente). Pero aun asi me causaba molestia su mal comportamiento. Acaso me cree su madre para aguantarle esto? Ah no. Se equivoco de persona, yo no acepto esto.

-Oye niño. O te despiertas, o te dejo en el bosque!

-Mamá apaga la luz... - dijo sonñoliento para luego acomodarse y subir sus piernas sobre mis rodillas.
Esto va enserio? Acaso no tengo palabra en mi casa? Me niego a soportar esta inmaduraz de su parte. No sabe con quien se ha metido. A Molly Valentain no se le hace este tipo de jueguitos.

-Por milesima vez Evan. O te levantas a las buenas o las veraz con mi puño.

No hubo reacción.

-Evan!

Nada.

-Bendito Evan! Levántate!

Naada.

-Ahora si. Me colmo!

Y apenas me paraba don vecino se estiró y yo aproveché para votarlo al piso. Cayó boca abajo y se quedó sin palabras. Volteó confundido y yo no dije nada. Solo lo fulminé con la mirada.

-Qué-pasó? -me miró extrañado mientras se sobaba su cabeza.
-Te dormiste-aclaré.

Me miró confuso, pero luego abrió los ojos como platos.

-Molly! Qué hora es?!- parecía preocupado y se paró rápidamente.
-Hey! Tranquilo. Qué pasa? No estoy molesta- dije por lo anterior.
-No.NO.No.No. No lo entiendes. Qué hora es?!

Acaso soy bruta, o soy la única qué no entiende una mierda de lo que pasa aquí?

-Bueno. Son las... 10: 15, dije extendiéndome a ver en mi reloj de pared en la cocina.

-Me van a matar! Me van a matar! Me van a matar!- se puso como desesperado mientras cogía su polera y sacaba la película de mi reproductor.

-Pero qué te pasa? - no entendía nada.
-Perdón por esto. Enserio. No quería asustarte.
-No me asustas, me confundes. Qué pasa?
-Nada. Es mejor que limpies esto- señalo el tazón de palomitas y el forro del sillón algo estirado.

Quise hablar pero inmediatamente cerre la boca al notar que iba a decir algo.

-Perdon Molly. Pero luego hablamos. Nos vemos mañana en clases. No faltes.

Se fue de mi vista y sin pedirme permiso abrió la puerta principal de mi casa como si fuera la suya y salió sin antes decir una última cosa.

-Cuídate y no dejes entrar enemigos a tu casa. Que descanses- cerró la puerta y una pequeña bocanada de aire recorrió mi sala. Mi corazón dió un brinco y es como si me hubiera quedado pegada al piso

-Adios...- susurré y sentí un frío en mi corazón.

***

Mi celular sonó e inmediatamente me sacó del tranze.

Pedazos De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora