Capítulo 1: La jugosa propuesta

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Vaya, la casa era más grande de lo que esperaba.

Corrección, la mansión era más grande de lo que esperaba.

Mis nervios comenzaban a aumentar en cuanto mi auto avanzaba por el largo camino lleno de árboles frondosos e imponentes. Era impresionante cómo estos de alguna manera se unían, formando una especie de arco con sus ramas. La naturaleza era un misterio, ¿no?

Sí, bueno, creo que me estoy distrayendo en otra cosa para tratar de calmar la necesidad de regresar a mi casa y buscar un trabajo de verano en una cafetería local o algo así.

Gracias a mi querida amiga Bess es que estoy aquí hoy, ella movió sus contactos para conseguirme esta entrevista con una aparentemente rica familia. No sabía mucho de los Patterson, la verdad, sólo acepté porque en serio necesitaba un respiro de la monótona semana de entrevistas fracasadas que había tenido.

Aunque aprendí varias cosas sobre estas:

1. Nunca lleves escotes pronunciados.

2. Nunca uses faldas cortas.

3. Nunca trates de ser más amable de lo que se te pide.

4. La mayoría de los hombres son unos malditos babosos, pervertidos y/o pedófilos.

Tuve máximo dos entrevistas por día. Cafeterías, restaurantes, hoteles, carnicerías, salvavidas, tutora, entre otras cosas, pero debido a mi mala suerte, todas habían terminado en total y épico fracaso, tomando en cuenta que la mayoría que me entrevistaba eran chicos coquetos, hombres babosos o lesbianas.

¡Qué genial, ¿no?!

No tengo el cuerpo tan voluptuoso como otras, ni tengo pechos demasiado grandes, aunque me considero una chica promedio, me di cuenta que la sociedad estos días era una completa mierda. A un hombre parecía ponerle cachondo cualquier cosa que respiraba. Al octavo toque de pierna "accidental", me rendí en la búsqueda.

Entonces, allí me encontraba yo, empujada por Bess a venir a mi última oportunidad de poder darme el lujo de aceptar la beca que esperaba por mí en la Universidad de Penn.

Me mordí el labio, vacilando hacia la caja de seguridad que había frente a un gran portón de hierro negro con toques dorados. Detrás, se podía apreciar una pintoresca y lujosa casa en medio de un terreno con increíble césped verde.

Mi Dios, esto parecía sacado de una postal.

—Eh... hola —titubeé al apretar el botón de la caja, esperando a quien alguien respondiese.

—Buenas tardes, ¿puedo ayudarla en algo? —Una profunda y elegante voz proveniente de la caja me sobresaltó.

—Soy Scarlett Brandon, vengo para una entrevista de trabajo —le expliqué, percatándome de que mis nervios estaban apoderándose de mí otra vez.

<<Tienes esto Scar, es sólo una entrevista, como cualquier otra.>>

Me llevé otro susto más en cuanto las rejas comenzaron a abrirse sin previo aviso.

—Pase adelante, señorita Brandon —me indicó el hombre de la caja.

Introduje mi preciado Dodge Caliber 2007 hacia lo que había catalogado yo como un extenso paraíso verde. Siempre había soñado con tener una casa como aquella. Bueno, no tanto la casa, sino lo cuidada y pulcra que se veía. Mi madre, pues, ella le va más a sentarse a fumar en la sala mientras espera que le sirva la cena. No es mucho de limpiar.

De hecho, ella es una de las razones principales por la que estoy aquí ahora mismo. Alice —Alias, mi madre—, no apoyaba mi sueño de ir a la universidad. Incluso cuando me gradué con horones de la secundaria y recibí una carta de Penn diciéndome que podría entrar como becada, su felicitación fue: "¿Para qué ir a la universidad cuando puedes quedarte a cuidar de tu madre?".

Your eyes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora