Acuéstate conmigo,
olvidémonos de todo lo que sabemos acerca de follar
y reinventemos el verbo,
hagámonos tontos y quitémonos la ropa
como se quitan las cobijas de encima de la cama
la primera noche del verano.
déjate la cola de caballo
para usarla de manubrio y arquearte sobre mí como una luna en cuarto menguante,
ayúdame a desescribirnos las cicatrices,
no a borrarlas
porque el papel se desgasta cariño
y las sábanas son tan finas
que podrían romperse bajo el apocalipsis de tus caderas,
hagámonos a como la cama nos dé a entender,
sin prejuicios soberbios sobre el vello o el tamaño de tus pechos,
vamos, esclaviza mis dedos a tu cintura,
ata mis brazos al tronco de tu cuerpo
para flotar sobre las curvas peligrosas de tus piernas
y salvarnos al filo de tu sexo,
hazme como a tu cabello y suéltame,
déjame libre bajo tu cuerpo o sobre él
y buscaré en el rubor de tus mejillas
la esperanza que pierden los náufragos al anochecer.
Vamos a cuidarnos las espaldas,
Desnudos, frente a frente e indefensos,
Abiertos a la fiebre del mañana
Tratando los reproches de ayer
Vamos,
Vamos regresemos a la queja de la cama,
De las energías que mis besos se gastan explorando tu cuerpo
Y que se acaban por manifestar en las contracciones de tus muslos
Que volviendose las premisas de mis manos
vuelven a nacer.
Vamos, acaba conmigo,
Como yo con el amor,
Como la noche acaba con el día
Dejándonos justamente sin aliento, adoloridos
Y dormidos uno encima del otro encima del suelo
Esperando que la gravedad, en un capricho dividno por separarnos, acabe por unirnos más.
Acuéstate conmigo, vamos a jugar a existir, a matarnos, a reinventar los verbos.