Al salir se encontraron con Marcelo (hijo de la Mujer muerta, pero no del Septuagenario), no tengo recuerdos de si hablaron o no, si se saludaron o no o cualquier otra cosa. Solo me acuerdo de un momento a otro estaba con Silvia en un kiosco frente al edificio y que su abuelo estaba con Marcelo en el hospital, se compraron dos paquetes de galletas y una coca y se sentaron en un murito que parecía antes haber sido una muralla (o al menos un muro más alto) para el hospital. Se notaba que Silvia hacía un gran esfuerzo para no hablar del accidente, lo cual Milagros agradecía mucho. Silvia, una mujer alta y corpulenta con el pelo rubio un poco arriba de los hombros y un par de ojos verdes casi grises y una abogada excelente. Hablaron de todo: música, el liceo, carnaval, Internet, posibles carreras que a Mili le interesaban y obviamente de vez en cuando se colaba la pregunta "¿Sabes algo de mamá?" "¿Hablaste con ella?" "¿Tenés idea de si demora mucho?" Todas preguntas que Silvia no podía contestar.
Mientras estoy relatando esto hoy veo a Milagros, tiene puesta la misma musculosa que tenía puesta ese día, blanca, de mala calidad y un dibujo de un diente de león cuyas pelusas se están volando y se van convirtiendo en pájaros. No la usa por nada en especial, solo la vio y se la puso, a veces puede visualizar las gotas de sangre que tenía aquel día en la parte del pecho y abdomen, las de ella y su hermana. El rojo contrastaba con el blanco de una forma casi poética, se burlaba de ella con su tono tan intenso, con su olor tan putrefacto, sentía que cada gota que se derramaba le agregaba un kilo de peso a su alma hasta que sintió como si esta saliera de su cuerpo y fuera reemplazada con solo lágrimas y dolor.
Ya se hacía de noche cuando a Silvia le llegó el mensaje: Su Lourdes había llegado. Giro la cabeza en todas direcciones buscando a la mata de pelo negro y ojos marrones hasta que la vio y corrió, solo corrió hasta sentir los cálidos brazos a su alrededor. Nunca antes había necesitado tanto un abrazo de parte de su madre, necesitaba saber que ella estaba ahí, que todavía no la había dejado o abandonado, necesitaba algo a lo que aferrarse. Después saludó a Sebastian (hijo de Septuagenario y Mujer muerta) con otro abrazo y se dispuso a hablar con su madre.
- Mi amor, ¿qué pasó?, ¿Alguien los chocó por atrás o venía alguien a contramano o...? ¿Qué pasó?
- No... Tipo íbamos por el carril que teníamos que ir y en un momento el abuelo se salio del carril y nos chocamos contra un tractor. – La cara de Milagros expresaba todo, pero su voz no expresaba nada. Era como si los sentimientos fueran incapaces de salir a través de ella.
- ¿Y vos estabas sentada adelante?
- Habíamos hecho dos paradas antes, en la primera la abuela me dijo que si quería cambiarle el asiento, tipo que yo me cambiara para adelante y yo le dije que no. Pero en la segunda parada cambie de opinión y le dije que si; así que ta cambiamos de lugar y como a la media hora o un poco más chocamos.
- Ay mi amor... Si no lo hubieras hecho te podrías haber muerto vos...- Y la abrazó devuelta, en su tono se mezclaban varias cosas: pena, cierto atisbo de alivio y otra cosa que no se describir.
En ese momento llegó Marcelo con el famoso Septuagenario, Cacho y le mostró donde estaba su auto para que entrara y se acomodara para ir a quien sabe donde, se acercó a Silvia y juntos se acercaron a ellos. Marcelo empezó a hablar con Lourdes explicándole todo lo que le era posible, donde estaba Mariaclara, cuales eran sus heridas, si estaba grave o no y lo más grave e importante de todo: que estaba a 300 km de distancia.
Milagros escuchaba sin escuchar, la última frase de madre estaba retumbando en su cabeza. "Te hubieras muerto vos"
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Pesadilla, ¿con o sin fin?
Teen Fiction"El cielo era del azul más claro que ella había visto en su vida y la carretera por la que viajaban estaba completamente desierta. Hasta el día de hoy recuerda la canción y que parte de la misma estaba escuchando cuando todo lo que conocía se desvan...