Se despertó cómo por décima vez al medio día. El simple hecho de lograr levantarse de la cama era un gran logro considerando el dolor que sentía al hacer fuerza con los hombros. Salió directo hacia el baño y se miró en el espejo, tenía unas ojeras más grandes que la mierda, unas ojeras violáceas. No había descansado nada a pesar de las tres siestas del día anterior ya que todas ellas se vieron interrumpidas de alguna forma, si no eran las pesadillas eran los dolores y si no eran los dolores era el hecho de que alguien la despertaba. En la última siesta habían sido solo las dos primeras opciones las que habían interrumpido el placer de gozar el regalo concedido por Morfeo. Tuvo un par de pesadillas que la despertaron de la forma más abrupta posible, lo cual le generaba un dolor muy agudo que no la dejaba dormir por un buen rato. Siguió mirándose al espejo por un buen rato hasta que decidió dar la cara ante los otros habitantes de la casa, salió al comedor y se encontró con Marquitos cocinando y a su abuelo y a la esposa de Marquitos sentados en la mesa con la tele prendida a pesar de que la mujer estaba mirando algo en una computadora.
Martha estaba casada con Marquitos desde hacía... este... muchos años, 40 o capaz que hasta 50, el punto es que son muchos años.
- Buen día mija. – Así la saludó Marcos, con su sonrisa intachable y su voz apagada. No me mal interpreten, en realidad la palabra no es apagada, podría ser ronca... Si ronca, su voz parecía la de una persona que esta ronca, que se está quedando sin voz. Solo que en él era natural.
- Buen día. – Respondió ella con voz cómo de zombie
- ¿Dormiste bien gurisa? – Puta, creo que en ese momento se quedó sorda, Martha tenía la voz más chillona y aguda de todo el puto mundo, y sumándole a eso que hablaba muy (demasiado) fuerte, era la receta perfecta para un dolor de cabeza instantáneo cada vez que conversabas con ella.
- Si si dormí bien... -
- ¿Querés desayunar o almorzar?, Porque yo ahora estoy haciendo una carne – Se notaba que hacía mucho que Milagros no los visitaba, hacía meses se había hecho vegetariana porque¿qué culpa tenían las pobres vaquitas de la imperiosa necesidad del ser humano de dominar y someter a todo ser vivo que se atraviesa en su camino? Ella era la prueba viviente de que se puede vivir sin carne, y que tampoco había que suplirla con pastillas de proteínas ni cosas raras.
- No gracias, no como carne – una respuesta corta y sencilla, bien hecho.
- No pasa nada, también estoy haciendo una ensalada, ¿la ensalada rusa te gusta? - Punto a favor, le encantaba esa ensalada.
- Si me gusta si –
- Dale perfecto, ahora en un rato cuando llegue el resto de la gente ponemos la mesa y comemos. -
Ya sabía de quienes estaba hablando, todos los domingos y los sábados venían sus hijos con sus nietos a almorzar, le gustó la idea de que fueran.
Se sentó en la mesa, Martha le había dado la computadora a su abuelo y Milu (otro apodo, ¿por qué no?) vio por el rabillo del ojo que el escribí su propia dirección de gmail en el buscador, automáticamente aparecieron cómo resultado miles de páginas que pertenecían a diferentes diarios y abrió el primero, el cual pertenecía al diario Periódico Acción y el título de la nota era "Una mujer uruguaya falleció tras el choque entre un auto y una tolva". Su abuelo cerro la ventana de inmediato, estaba por apagar la computadora hasta que se giró hacia Milu y le preguntó si ella quería usarla, que él se iba a ir a acostar un rato y ella aceptó la propuesta.
Lo primero que hizo fue buscar esa misma noticia, cuando entró a la página y empezó a leer se sintió muy aliviada, habían escrito bien el nombre de su abuela, algo visto pocas veces antes. Le tenía que dar crédito al que haya sacado las fotos, sin buscarlo reflejaban perfectamente cómo se sentía: rota. Igual que el auto azul que se mostraba en las fotos, los dos estaban rotos, ella se sentía cómo si se hubiera chocado contra una pared igual que el auto se chocó contra la tolva. Ya entendía porque su abuelo había cerrado la página tan rápido, pero a pesar del dolor que se causaba a sí misma al seguir leyendo, continuó, ¿por qué? No tengo idea, capaz sentía curiosidad de saber que habían escrito sobre ellos, que pensaba la gente sobre lo que había pasado y lo más importante era si habían escrito bien el nombre y apellido de su abuela, su hermana y su abuelo, el suyo propio no le interesaba mucho.
Después de unos 7 minutos de tortura psicológica auto-infringida decidió distraerse de alguna forma, entró a Facebook y automáticamente se arrepintió. Había olvidado un pequeño detalle: había gente que se preocupaba por ella y su familia. Miles de publicaciones mandando mensajes de apoyo, bendiciones y otras cosas y otros cientos de mensajes diciendo lo mismo,con el agregado de algunas personas que afirmaban estar a su disposición y que les hablaba si precisaba cualquier cosa.
Pero, ¿qué pasaba si lo que precisaba era a su abuela?
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Pesadilla, ¿con o sin fin?
Ficção Adolescente"El cielo era del azul más claro que ella había visto en su vida y la carretera por la que viajaban estaba completamente desierta. Hasta el día de hoy recuerda la canción y que parte de la misma estaba escuchando cuando todo lo que conocía se desvan...