Cora: 1 Ruiz: 0

62 4 2
                                    



La primera vez que intente de escapar de mi mundo no fue más que una pérdida de tiempo. Mi madre lloro, mi padre me trato como una idiota y mis amigos no aparecieron. Mi abuela dice que fue un milagro que la cuerda se halla cortado... para mí era una perdición. Todo lo que vino después de ese primer intento de volar fue incluso peor; médicos que preguntaban si me sentía bien, psicólogos -o "loqueros" como suelo llamarlos- que solo quería que les hable de mis problemas y yo callaba con una sonrisa.

- ¿Por qué no hablas de lo que te preocupa Cora? - pregunto la doctora Ruiz limpiando sus anteojos con un paño azul.

-No veo la necesidad

- ¿Por qué? - coloco sus anteojos cuidadosamente sobre el puente de su nariz y centro su cálida mirada en mi - ¿Por qué no ves la necesidad de hablarlo? - me increpo

-Le conviene no conocerme-.

Toda la sesión fue una ida y venida de miradas interrogativas.

La doctora Ruiz no era mala, todo lo contrario, alta y de rasgos finos, una hermosa mujer de 46 años bien conservada que simulaba su edad con éxito. Ese día usaba una falda bordo y una camisa blanca. La observaba detenidamente

-Desearía ser como usted- Sus ojos se fijaron en mí y su boca se tornó en una sonrisa cálida.

-¿A que se debe eso Cora?

-No lo se, realmente no lo se.

Mentira, sabia porque lo decía y nunca se lo diría... quería su vida, la que ella tenia. Su esposo, sus dos hijos, su trabajo y el dinero que ganaba con el, quería sus largas piernas y su delgada cintura, quería su boca y sus pómulos, quería arrancarle la linda sonrisa que poseía en ese momento y salir a la calle con ella, quera TODO de ella... su perfecta e inquebrantable vida.

-Cora tu madre esta muy preocupada por ti, lo sabes no...

-No me interesa- le corte

-Cora la familia que posees...

-Gastas tu tiempo- sonreí- no cambiaras la manera en la que pienso de ninguna  manera, créeme, gastas tu precioso tiempo

-¿Cora por que te has puesto a la defensiva conmigo?- tomo su libreta y escribió algo- soy tu amiga, estoy aquí para ayudarte y escuchar todas las inseguridades que tengas.

-Me das asco- murmure mirándola fijamente- das asco señora Ruiz, con tu vida perfecta y esa sonrisa a modo de compasión... me enferma; la foto de tus bellos hijos... esa que posees en la esquina derecha de tu escritorio, me da asco- vi como levemente su rostro perdía color- el fondo de tu celular, en la que te besas con tu esposo debajo de un hermoso cielo otoñal, me da asco... todo TU me da asco- respire hondo- no, no todo tu me da asco- la mire con una sonrisa- me gusta tu casa, tu motoneta, y ese vestido que usas cada domingo a la mañana...

-Terminamos por hoy- hablo la asustada mujer- Nos vemos..

-A donde va?- le pregunte cruzando las piernas- no se apresure, aun nos quedan 15 minutos de sesión... ¿acaso va a terminar todo cuando finalmente estoy hablando?

-Cora tienes que irte, hablare con tus padres sobre tus progresos y creo que ya...

-¿Ya no podrá "ayudarme"?- sonreí- que lastima, me comenzaba a agradar la platica que estábamos teniendo- me levante del sofá y camine hacia la salida- salude a su esposo de mi parte y recuérdele que su amante le espera mañana a  las 8 en el lugar de siempre-.


Las lagrimas de CoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora