Todas las noches eran iguales, pesadilla tras pesadilla, todas relacionadas al príncipe azul que me engaño aquella tarde de invierno, cuatro años atrás.
Julián era el culpable de mi locura y nunca lo iba a aceptar.
Después de aquel "accidente" toda la familia Flores se había mudado, no dejaron ningún rastro de donde habían ido y ninguna disculpa por lo que su hijo había hecho -obvio que no lo iba a haber, el cobarde no dijo ninguna palabra de su simpática bromita- parecía que Julián Flores fuera un sueño, se había esfumado de la nada, la tierra se lo trago.
Su partida causo estragos en todas partes, desde la escuela hasta el club de natación al que asistía, todos se preguntaban por la hermosa familia Flores.
Lucia y su grupo se alejaron completamente de mí, dejaron de ser amigas para pasar a ser idiotas manipuladoras.
¿Su especialidad? Torturar desde lejos.
No dejaron de hablar en ningún momento, a pesar de que los años pasaron ellas quedaron con el eterno resentimiento de que había podido salir de aquella oscura habitación con vida.
La Cora de ese entonces se había suicidado en aquel lugar, tomo los pedazos de su hermoso castillo de cristal, se cortó los brazos desangrándose en sus ilusiones, en sus sueños y en los ojos de Julián, aquellos ojos azules que se gravaron a fuego en mi -ahora- enferma cabeza.
Cora de 18 años era un desperdicio, una falla, un zombi que vaga por las calles causando estragos en su entorno; una maldita bomba que destruye todo a su alrededor. La maldita Cora de 18 años odia a los jóvenes, la escuela, el oxígeno y los ojos azules. No cree en el amor ni en las coincidencias, los chicos son solo penosas almas caminando y su existencia solo sirve para arruinar las vidas de chicas como ella... y si se preguntan: ¿soy lesbiana? No, no lo soy.
Un golpe es mejor que una mentira y llorar es deshidratarse sin razón.
El color negro es vida, si tus sueños se hacen realidad ¡Felicidades! Eres suertudo en la vida, si no lo hacen, bienvenido al club de los fracasados, eres un desperdicio en este mundo.
Estoy enferma y todos lo saben, pero nadie hace nada al respecto
<<Mejor por ellos>>
Ángeles es la única que conoce mi historia, la única que se atrevió a entrar a mi descabellada cabeza, la única con la que pude abrirme, su vida es tan distinta a la mía, es mágica y perfecta, podría jurar que el halo sobre su cabeza es real y que las alas son tan esponjosas que serían perfectas para echarse una siesta de mil años.
Era lunes por la madrugada, no podía dormir, dentro de dos horas tendría que volver a la escuela y ya no había vuelta atrás, no podía faltar de nuevo, el director ya no se tragaría la excusa de "estar enferma", aunque si se lo volviera a decir no diría nada ya que su miedo a que mate a algún compañero perdura.
Para mi defensa la puta llamada Carolina se lo había buscado, simplemente la espere al salir de gimnasia y la mande al hospital, nada grave, solo cuatro puntadas sobre el ojo izquierdo y quedo como nueva, la cicatriz ni se notaba, ¿si me arrepentía? Ni loca, haberle golpeado había sido la mejor descarga de estrés que había tenido en mi vida, pero eso había pasado hace dos años, pronto necesitaría una nueva descarga.
Me levante de la cama antes que el despertador sonara, me vestí y baje a la sala, limpie el desastre de mi padre, este se hallaba en profundamente dormido en su cama después de que lo había ayudado... y me fui caminando a la escuela.
El otoño pintaba las hojas y dejaba un hermoso corredor.
Siempre hacia lo mismo, era mi rutina.
El entorno se volvió conocido, y la calle se tiño de blanco, me vi pequeña siendo arrastrada por el príncipe hacia su castillo, los perseguí. Siguieron caminando y se adentraron a aquel edificio aun abandonado. Todo se volvió a la normalidad. El edificio seguía igual de tétrico como aquella vez, pero ya no daba miedo, ahora ese lugar era mi escondite.
Me adentre siguiendo el camino de aquella vez, todo estaba oscuro, los retratos seguían mirando, les salude con cortesía anunciando mi llegada y pidiendo permiso para entrar en su hogar, ellos dijeron que si -o al menos yo imagine la respuesta-.
Sabia a donde me estaba dirigiendo, ellos también, solamente subí; me daba lo mismo mi masoquismo.
El aire seguía pesado y el polvo creaba neblina.
Los ecos de mis gritos habían quedado gravados en las paredes y cada vez que entraba en aquel abandonado lugar, me buscaban, como queriendo volver a mi interior. Mi corazón se estremecía, como si todos los recuerdos de ese día volvieran a espantarme.
La puerta de aquella habitación estaba cerrada tal como la había dejado la semana pasada. Mi infierno estaba cerrado con una insignificante puerta de madera, ¿Quién lo diría?
Lo peor de todo es que dentro de aquel infierno me esperaba el mismísimo diablo con los ojos que me habían vuelto jodidamente loca.
Nota autor: Woooo ¿que pasara a continuación? o.O Gracias por leer!
Atte. Iris
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Las lagrimas de Cora
Novela JuvenilMonstruo... Los humanos fuimos desarrollados solo para sufrir, la dura y terrible verdad. No es nada de otro mundo lo que escribo pero solo estoy pasando una noche larga, fría y llena de soledad. Tenía 11 años cuando fui tomada del cuello contra la...