Despedida

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 Pasó una semana, y llegó lo que era obvio, mamá decidió decirnos, bueno decidió decirme adiós.

Y sí, fue la despedida.

Parecía no importarle lo que podía sentir, o tan solo no sentía ella nada. Creo que después de todo era así.

Ellos llegaron a la conclusión de que cada uno se quedaría con uno de nosotros, mi hermano y yo. Y según ellos, era lo más razonables. No se daban cuenta de que iba a ser más difícil.

Y ahora sé que el amor puede doler, y dicen que es lo más hermoso de todo.

Iba a sentir la falta de tener a alguien mirándome en las mañanas, a alguien que sea mí mocoso, alguien que me haga mi desayuno, alguien que me fastidie, me iba faltar un pedazo de vida, el cual no regresaría, y tendría que vivir con eso. ¿Pero sería vida?

Jorge, terminó de empacar. Sentí que lo hizo tan rápido, que parecía no llevar nada, abracé fuerte a mi madre, a mi hermano, y la única que no despidió de todos fue mamá, quien solo lo hizo de mí.

Los dos tomaron un taxi, y partieron. Y otro camión, que se llevaba todas sus cosas, junto a ellos.

Fue tan difícil verlos irse, pero creo que era lo mejor, no quería que ninguno de los dos este mal, aunque sé que sufrían.

Papá y yo entramos a la casa.

Fuimos hacía el cuarto donde dormía Jorge, y sí, efectivamente se había llevado todo, no había nada.

-Se ve muy vacía esta habitación. Creo que deberíamos llenarla con algo, como con un cuadro – se me salieron las lágrimas – o un hermano. Aún después de todo, no me arrepiento de creer que fue lo mejor, pero aun así, duele demasiado. ¿No lo crees?

-Es muy cierto, pero tranquila, no te faltará cariño, no, no te faltará nada. Ahora tan solo – me miró a los ojos – prométeme que, siempre le verás el lado positivo a todo, ¿Si cariño?

-Lo haré papá, siempre. Te lo prometo.

-Esa es mi hija.

Me besó la frente. Y tan solo, fuimos a comprar helado.

Mentirle a un mentirosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora