Capitulo 10

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Luego de ese caso, decidí volver a tomarme el trabajo de escribir lo que hacíamos Sherlock y yo. En cuanto publiqué la entrada en mi blog, con el título "Romance Mortal", cientos de comentarios comenzaron a llegar, algunos decían que les gustaba el relato, otros insultaban al amante de la mujer, pero la gran mayoría estaba sorprendida y feliz del retorno de Sherlock al mundo, y deseaban saber por qué se había ido, cómo había hecho para fingir su muerte, y por qué volver ahora.

Por más que quisiera responder estas preguntas no podía, ya que eran las mismas que llenaban mi mente, desde el retorno de mi compañero de piso. Así que decidí que lo mejor que podía hacer, dudando completamente que fuese a funcionar, fue mostrarle esto a Sherlock, esperando que aclare algunas de las dudas del mundo. En cierto punto podía funcionar, a Sherlock le gustaba resolver cosas, responder preguntas que nadie sabía, y más que nada, le gustaba ser el centro de atención de todo. Agarré mi computadora y me dirigí a la sala donde, como suponía, se encontraba Sherlock, sentado en su sillón, o mejor dicho en cuclillas. Su mirada estaba completamente perdida en la pared, y se notaba la ausencia en sus ojos. No estaba en su palacio mental, simplemente estaba sumido en sus pensamientos. Tenía los ojos muy ligeramente entrecerrados, cosa que no pintaba bien en absoluto, algo estaba mal.
-Sherlock? Estás bien?
No obtuve respuesta por parte de mi colega, por lo que volví a insistir. No fue sino después de que me acerqué y le toqué el hombro que él levantó la cabeza sobresaltado, y su rostro palideció más de lo normal.
-John, me asustaste.
-Te llame varias veces y no contestaste Sherlock, que pasa en tu mente?
Su mirada se posó en mis ojos, y puedo jurar que vi una pizca de temor en ellos.
-Nada, no te preocupes.- Se levantó como si nada hubiese ocurrido y mientras caminaba a la cocina dijo- Quieres te? Voy a prepararme un té, quieres uno? O quizás un café.
Se adentró en la cocina dejándome con más dudas que antes, mientras tomaba dos tazas de la encimera y ponía el agua a calentar. Camine hacia dónde estaba, pero me quede en el marco de la puerta, observando los movimientos espásticos de las manos del hombre más hábil que conocía. Que había pasado con el excelente pulso de Sherlock? Recuerdo perfectamente que no le temblaba la mano jamás, pero ahora a duras penas podía servir el té sin volcarlo. Se volteó y me observó con la sonrisa más fingida que vi en mi vida, y yo sabía mucho de ese tipo de sonrisas.
-Que querías decirme antes John?
-Que?-pregunté confundido.
-Dijiste que me habías llamado varias veces, que querías decirme.
-Ah, cierto. Espera un segundo- busqué mi computadora y abrí la página de comentarios para que pudiese leer lo que la gente tenía para decir.-La gente quiere respuestas Sherlock. Están desesperados por la verdad. Algunos incluso comenzaron a publicar sus propias hipótesis al respecto, y dudo que hayas sido abducido por aliens.
Su rostro cambió completamente, y estalló en la carcajada más fuerte que le haya escuchado a Sherlock Holmes en mi vida juntos. Era extrañamente reconfortante escucharlo reír así, relajado, como si nada malo existiese en el mundo.Sin embargo una vez que termino de reír, no respondió a mis preguntas, simplemente bebió su te en silencio con la mirada fija en la mesa. La taza se encontraba entre sus temblorosas manos, y sentía que en cualquier momento estas no tendrían la fuerza suficiente para sostenerla y caería, pero antes de que eso pase, Sherlock apoyo la taza en la mesa y me miro fijo a los ojos.

- Realmente me gustaría poder decirte lo que paso, John. Pero temo que si te enteraras de la verdad me odiarías.

- Ya te odio un poco en realidad -Dije con una pequeña sonrisa en mis labios, haciendo que este sonriera también. - Realmente crees que podría odiarte Sherlock? Después de todo lo que hemos pasado, todo lo que me has hecho pasar mejor dicho, crees que podría odiarte alguna vez?

En sus ojos había una pizca de esperanza, y un puñado de terror, quería decirme, pero por algún motivo su cerebro no se lo permitía. Sabia que si presionaba a Sherlock Holmes, este se cerraría completamente ante mi, y no obtendría nada, por lo que elegí la opción mas sensata y madura.

-Esta bien, Sherlock, cuando estés listo. -Dicho esto me levanté con mi taza de te en mano, y me dirigí a mi habitación. Conocía a Sherlock. En cualquier segundo atravesaría esa puerta para contarme la verdad solo para tener la ultima palabra. En cualquier segundo. Ya debe estar por llegar. Seguro esta lavando su taza. Cinco, cuatro, tres, dos, uno y medio, uno y un cuarto, uno. Mis parpados cayeron pesadamente y me sumí en un sueño profundo. 


-John. John, despierta. John, es hora de cenar. Demonios John, el vaso que tengo en mi mano esta a punto de vaciarse en tu cara.

Abrí mis ojos de golpe, sintiendo como la luz de mi habitación me quemaba las pupilas. Rápidamente los cerré y los frote con el dorso de mis manos hasta que se adaptaron a la claridad. Sherlock se encontraba parado al lado de mi cama con un vaso de agua en su mano y cara de irritación. 

-Todo esto por una cena Sherlock? Que te pasa? -Pregunté indignado.

-La cena está lista, y se esta enfriando. Ademas, tenias razón, no estoy listo para contarte la verdad. -Dijo eso, para luego salir de la habitación, camino a la cocina. Me levante velozmente y lo seguí, para encontrarlo sentado en la mesa comiendo, me senté a su lado y lo miré. El ignoró mi mirada, y continuó, lo mire unos segundos mas y luego me resigne, tomando los cubiertos y empezando a comer. 

La cena transcurrió en silencio, hasta que no lo tolere mas y tuve que cortarlo preguntándole por que no estaba listo aun. 

-La razón por la que desaparecí, me avergüenza John. Regrese a una etapa de mi de la que me cuesta regresar del todo, y realmente necesito que todo el mundo deje de estar al tanto de cada cosa que me pasa. Necesito estar un poco alejado del chisme, y de los rumores y de todo lo que la gente piensa, pero eso no es posible. Por lo menos concédemelo tu, John. Necesito un poco de espacio sobre este tema. Te juro que en cuanto me prepare mentalmente te lo contare todo, con detalles, si es que quieres, pero por ahora necesito un poco de tiempo. 

Para cuando termino de decir esto sus ojos estaban fuertemente cerrados, y sus nudillos se habían puesto blancos de la fuerza con la que sostenía los cubiertos. 

-Esta bien, Sherlock. Lo siento, te daré todo el espacio que necesites, siempre y cuando no crea que esto te esta matando. No puedo dejar de preocuparme por tu bienestar, así que no me pidas mas. 

-Se que no lo harás John, y en realidad, no esperaba que dejes de hacerlo. Simplemente necesito un tiempo. 

Terminamos la cena otra vez en silencio, y luego de recoger los platos me dirigí al baño para darme una merecida ducha. Esperar a Sherlock posiblemente seria la peor tortura del mundo, pero si quería asegurarme de que el este bien, y de saber la verdad, necesitaba controlar esos impulsos curiosos que crecían en mi interior. Una vez en mi cuarto me acosté en la cama. Pero el sueño no venia a mi, por lo que fije mi mirada en el techo, dándole vueltas a todo lo que Sherlock había dicho en mi cabeza. 

Finalmente llegue a la conclusión de que debía ser importante para el si le había costado tanto decírmelo. A el siempre le costaba decir las cosas, pero lo ocultaba con excusas y palabras científicas, pero no esta vez. Me dijo la verdad, me dijo que no podía, y que necesitaba prepararse para hacerlo. Que podría pasar en la mente y la vida de Sherlock Holmes que sea tan complejo para el? Sera Irene? Estará enamorado otra vez? Habrá vuelto Moriarty? No, nada de esto era difícil de hablar para Sherlock, bueno, Moriarty si era difícil, pero me lo hubiese dicho sin dudarlo, sabia lo peligroso que era. 

Un segundo. Si esto era peor que Moriarty, Sherlock Holmes debía estar realmente jodido. 

Ruined by Sherlock HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora