XVII

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Lauren y Camila estaban eligiendo la ropa para su cita. Lauren salió del baño y miró a Camila para que le dijera lo bonita que se veía, ella frunció el ceño y le compartió su mejor cara de confusión. Se dio una vuelta alrededor de Camila, haciendo que su vestido color lila se levantara levemente.

  ─¿Quién te dio eso?

─Allyson, mi compañera de habitación. ¿A que está lindo?

─¿Puedo ver tu otra ropa?

─¿No te gusto así?      

─Me gustas de cualquier manera vestida, Lauren. Pero solías vestir como empresaria de cuarenta años con depresión por su edad.

Juntó sus cejas.

─¿Eso me debería hacer sentir mal?

─Vestías pantalones de tela con blusas. Como mucho utilizabas pantalones a medio muslo de color beige. ─Lauren hizo una cara de disgusto.

─¿Me gustaba vestir así? 

─No lo sé. Quizás sólo lo hacías por tu madre.

─No entiendo aún. ¿Ella era mala?

─Ella terminará siendo mi suegra y no puedo decir eso. Quizás rara, de hecho no la conocí como persona. La primera vez que le hablé le hice saber que estaba en desacuerdo con ella. ─estiró sus labios y arrugó su mentón, Lauren quiso abrazarla por parecer una niña pequeña.

─Tu suegra, eh.─asintió sonriendo y se giró en busca de su chaqueta.

─Ni siquiera te diste cuenta de que estoy casi desnuda.─se burló Camila y Lauren intentó verla por inercia─ ¡Todavía no, coqueta!

Lauren se sonrojó y Camila se reía aún más fuerte de ella, con una camiseta azul enorme puesta. Era de hombre, cómoda y barata; perfecta para Camila.

─¿De quién es eso?─señaló la prenda de ropa que Camila seguía acomodando. 

─No perdí el tiempo cuando me dejaste, Lauren.─dijo como si nada, poniéndose un pantalón negro, obviamente en broma.

Lauren la miró, no veía músculos ni movimientos juguetones, se enfadó y fue al baño a quitarse al vestido, no saldría a ninguna parte con ella. Cerró fuerte, se escuchó claro e hizo a Camila saltar. Camila fue a tocarle riendo aunque si estaba preocupada.

─¡Lauren, es broma!─le dijo─ Soy lesbiana de pies a cabeza, cada parte de mi es gay. 

Lauren no respondió, estaba quitándose el vestido con rabia. Realmente le creía, pero había arruinado sus ganas de salir.

─Así como soy gay, soy una persona enamorada de una chica que fue hipnotizada y enviada a otra ciudad para que nos alejemos. Pero aquí estoy después de todo. ─suspiró cuando oyó el silencio─ Supongo que iré a buscar un hotel o algo...

Lauren abrió la puerta violentamente y la abrazó con toda su fuerza, sin importarle si la lastimaría. Camila sonrió y la envolvió con ternura, balanceándola de un lado a otro con gran delicadeza. Lauren rió.

─Ahora eres tú quien no se percata de que estoy casi desnuda.─rió cuando vio a Camila observarla con la boca entreabierta y acariciando su cintura─ No soy una modelo ni mucho menos, pero supongo que está bien.

Ella poseía estrías, grasa, una figura con más curvas de las que una revista muestra, un cuerpo pálido, muslos gordos, brazos flácidos y muchas pecas; pero también poseía una sonrisa tierna y agradable, ojos que te demostraban sus sentimientos, una nariz delgada que se arrugaba cuando veía algo que le encantaba, manos delicadas, y un cuerpo que una mujer real tiene, uno de una mujer que estudia o trabaja en algo que no es modelaje. Y eso era a lo que ella le encantaba. Su naturalidad. 

─Si no eres modelo no sé quién es Elsa Hosk.─la miró a los ojos─ Nunca vi a alguien tan lindo como tú.─rascó su nuca con nervios─ No soy buena con las palabras pero te puedo decir que eres lo mejor que he visto en mi vida. Y no estoy hablando sólo de tu físico. Me refiero a que te conozco tanto que puedo ver tus sentimientos y... Wow. Fuiste la primera persona que me hizo sentir cómoda y fue cuando supe que no quería ser únicamente tu amiga.

Lauren la abrazó, en forma de gracias por sus palabras. Besó su cabeza también.

─Me di cuenta que el hogar que buscaba no era la casa en la que vivo desde que tengo memoria, porque mi hogar eres tú.

Lauren la abrazó otra vez, la tomó en sus brazos como si fuera una bebé mientras Camila reía y la recostó en su cama. Camila no sabía que ocurría, ¿la drogaría? ¿le regalaría un anillo de bodas? ¿le diría que quiere adoptar una suricata? 

Lauren, en lugar de hacer esas estupideces, sacó su computador portátil, lo conecto al cargador y se recostó con Camila.

─Tu broma fue asquerosa y no quiero salir. Pero veremos alguna película.

─Perdón, por cierto.

Lauren la miró con ternura y eso causó que Camila bajase la mirada. Se acercó a ella y tomó las costuras de la camiseta de su amiga.

─¿Puedo?

─¿Qué? Nah, da igual. Sí, puedes.─Camila lo permitió sin entender. Estaba en su zona de confort y quería demostrárselo a Lauren, quien respondió con una risa.

Lauren pensó que quizás la incomodaría, pero realmente quería hacerlo. Besó su frente y subió su camiseta lila lentamente, sin alejar sus ojos de la reacción de Camila, que únicamente levanto una ceja y luego sus brazos, facilitando el trabajo.

Camila al contrario de Lauren era delgada, por mera genética. Pero también a diferencia de ella, se sentía mucho más incómoda con su cuerpo.

Ella parecería una modelo, si no fuera por todas las cicatrices que adornaban su torso. Colores, tamaños, profundidades e historias. Eso le fascinaba a alguna gente. Pero a Camila no. 

─¿Las cicatrices no son por un pasado malo?─preguntó con cuidado.

─No, no─respondió rápido, en caso de que ella estuviese imaginando cosas─ De pequeña me creía mono y saltaba de los árboles, también solía golpear a mis compañeros de clase, cosas así.

─Toda una niña salvaje.─Lauren la rodeó por la cintura con brazos y se acomodó en pecho─ ¿Qué tal si dormimos? Has llegado de un viaje, debes querer dormir.

─¿Puedo dormir aquí? No pensé en eso, sólo vine y... 

─Te puedes quedar cuanto quieras. Pero tienes que comportarte porque mi compañera de habitación es un tanto maniática con el orden.       

─¿Aquí no hay monitores o algo así?

─No. Deja de ver películas.─reía─ Se llama Rosie la que es monitora, pero está siempre ebria.

─¿En clases?─dijo en broma.

─Si. Incluso en exposiciones. ─reían bastante alto, pero no importaba, no habían más de cuatro personas en el edificio.

  Se relajaron apoyadas en el cuerpo de la otra.

Camila con ropa interior y pantalón abrazaba a Lauren por su hombro y observaba su perfil; Lauren estaba sobre ella abrazando su cintura, memorizando todas y cada una de las cicatrices que veía.

Lauren sentía algo raro. Sentía confianza, sí, pero había algo más. ¿Podía sentir amor? Era probable, porque las memorias podían borrarse, pero no los sentimientos.

Pero Camila también sentía algo raro. Esa no era la Lauren de la que se enamoró mientras intentaba hacerla feliz. 

Horas después de una cordial conversación, se durmieron en esa misma posición, pero con chocolate derretido entre las manos de Lauren y el abdomen de Camila.                                                                   

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@Falaguliwonga   ─
#FelicidadCamren

Felicidad | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora