Capítulo 9 (Percy)

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Silvia guardó silencio, se notaba que eso no lo esperaba o quizás no sabía quién era Zeus. En cambio los demás semidioses junto a Annabeth que había vuelto, se tapaban la boca de la impresión. Todos ya lo habían deducido por los ojos azules eléctricos de la chica y esos pequeños incidentes con descargas, pero ninguno lo había querido confirmar.

- ¿Ese no es un tipo de la mitología griega? - preguntó, un trueno aún más fuerte que el resto, retumbó en el cielo, al parecer al rey de loa dioses no le gustó eso de... "Un tipo".

- Mira Silvia... - comencé, miré a Piper para que se acercara al igual que Jason - Ellos te explicarán todo, yo debo hablar con Azul.

- ¿Qué quieres con ella? - preguntó peligrosamente, pude ver algo de su padre en ella, o de Thalia cuando se enfadaba.

- Debo conversar de una cosa con ella, tú quédate aquí.

Antes de que pudiera protestar, Piper usó charmspeak para retenerla, funcionó, yo tomé la mano de Azul y la llevé junto a la fuente que había en el parque. Al principio se resistía, pero le sonreí para darle seguridad, aún se veía asustada por lo sucedido con los monstruos y ver a Sam enojada no debe haber ayudado.

Nos sentamos en el borde de piedra de la fuente, era algo así como una pileta, el agua estaba sucia, el paseo seco y quebradizo, mientras que el día estaba cada vez más oscuro, frío y eléctrico.

- ¿Azul? - llamé, ella me miró y aun temblaba, llevaba unos tejanos y una campera demasiado grande para ella - no te asustes, vas a estar bien.

- P-Pero, esa chica d-de neg-gro... Ella...

- Se llama Sam y no te hará daño, te libró de los monstruos, ¿Recuerdas?

- Esas cosas nos han perseguido desde... - se interrumpió como si acabara de decir algo prohibido.

- ¿Desde?

- ¿Hablabas? - dijo distraída.

- Casi te creo...

- Desde que nos escapamos del orfanato - me puse triste ella era muy pequeña, no merecía una infancia así, yo con Gabe no nos llevábamos, pero al menos yo tenía a mamá, luego me observó con sus ojos verde mar igual a los míos, de modo suplicante - No me llevarás de regreso ¿Verdad?

- No, ahora estás conmigo, no te llevaré a ese lugar y nadie lo hará - ella suspiró aliviada y agradecida - ¿Cómo llegaste al orfanato?

- Las cuidadoras dijeron que mi madre había muerto cuando nací... - lo dijo sin inmutarse, me pregunté cuánto había sufrido para mostrar tal falta de sentimiento ante la muerte de su madre, aunque no se puede extrañar lo que nunca has tenido... Pero igual, ella era pequeña - entonces los del hospital me entregaron al orfanato, desde entonces Silvia ha sido mi única familia.

- Entiendo. Ahora... ¿Por qué escaparon? - Azul bajó la mirada.

- porque nadie nos adoptaba - hice una mueca - y entre más grande te haces, menos posibilidades de adopción tienes.

- ¿Qué me dices de tu papá?

- Pues...nunca estuvo con mamá en el hospital, así que no sé.

- ¿Puedo probar algo? - ella me observó por unos minutos y asintió.

Le tomé la mano y la acerqué a la fuente, hundí su mano en el agua por unos segundos, debía saber con certeza el resultado de mi experimento, Azul sólo me observaba curiosa, cuando saqué su mano, estaba completamente seca. Ella se sorprendió, abrió mucho los ojos y me observó consternada. Mis sospechas fueron confirmadas, suspiré.

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