Día 16.

107 12 0
                                    

Me desperté y me dolía la cabeza. Recordé poco a poco todo lo que había pasado y lo primero en lo que pensé fue en esos rizos rubios. Me levanté con dificultad y caminé hasta el ascensor para ir al sector de Pediatría. Recorrí el lugar hasta llegar a la habitación de la pequeña, su cama estaba siendo ocupada por otra niña. Pensé lo peor, pero tal vez ella se había recuperado y se había ido a su casa. Vi a la mamá de Nahiara completar unos papeles junto con Alejandro y pensé que serían los papeles de traslado o el alta médico. Mi pequeña se iba a su hogar. Espere a que la señora se desocupara y me acerqué, en cuanto me vio sonrió tristemente y se dirigió a la salida. Quise correr detrás de ella para preguntarle por su hija pero Celia apareció para llevarme al cuarto nuevamente. No quise desayunar, sólo tome un sorbo de mi café. En cuanto pude volví a escabullirme e ir a Pediatría. Busque a la enfermera que se encargaba de Nahi y le pregunté por la niña. Ella hizo una mueca y susurró algo.
-Lo siento Eliska, lo siento mucho.- sus ojos se llenaron de lágrimas y siguió caminando.
No podia estar sucediendo. No podia. Esto no podía estar pasando. Los papeles no era un traslado a otro hospital, ese documento no era un alta médico era un acta de difunsión. La pequeña Nahiara había cerrado sus ojos para soñar por siempre. Mi pequeña Nahiara habia salido del hospital y había ido a descansar en paz. Sentía que todo daba vueltas a mi al rededor. Las lágrimas caían por mis mejillas y no paraban. Sentía como si una espada estuviera atravesando mi corazón. Ese pequeño manojo de ternura y locura había desaparecido. Esos ojitos no volverían a brillar cuando contara un cuento, esos risos no volverían a agitarse mientras ella corría hacia mi, esa risa no llenará mis días. Ese corazón se había cansado, con tan poco de vida y tanto por vivir. Corrí al piso 0 y estalle. Comence a llorar y a gritar. El dolor era horrible. Había perdido ese poquito de vida que había recolectado. Caí de rodillas al piso y lloré mientras golpeaba mis manos con él. ¿Por qué ella? ¿Por qué no fui yo? Ella tenía muchas más ganas de vivir que yo. Sentí unos brazos sobre mis hombros y cuando me giré lo vi después de tantos días.
Me puse de pie y abrace a Federico con todas mis fuerzas. Comencé a llorar de nuevo. Él acarició mi cabello y susurró una y otra vez que todo estaría bien, que Nahiara era un ángel y sólo volvió a su hogar. Sentía que los abrazos de Fede eran únicos. Estuve un buen rato abrazandolo hasta que se separó de mi. Me contó que no había podido bajar porque no le permitían salir. Le conté mi historia junto a la pequeña y seguimos platicando hasta que oscurecio, sólo hicimos una pausa al mediodía porque tenía que comer.


-------
Espero les guste♡ comenten por favor!!

Habitación 678/2 (Historia corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora