Día 8.

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Esa mañana me desperté muy temprano y decidí salir a caminar por el hospital. Desde muy temprano el hospital estaba activo,es más, nunca descansa. Me dirigí a mi sector favorito de todo el hospital: la maternidad. Camine hasta la habitación donde dejan los niños luego que nacen,me encantaba ver esas pequeña criaturitas dormir. Vi una pareja muy joven llevarse a su niña en brazos, se los veía tan felices. Me encontraba sonriendo, deseando que esa pequeña vida que había sido recibida con tanta alegría nunca tuviera que sufrir, que sea muy feliz y no tenga que terminar en este hospital...
Vi a la enfermera Celia caminar apresuradamente hacia mi.
-NIÑA! Que susto nos has dado! Donde te habías metido???- dijo tomando mi brazo izquierdo.
-sólo veía a los niños dormir, nada más
-ven, vamos a desayunar. Luego vuelves si quieres..
Asenti y camine detrás de ella. Mi fase de rebeldía habia acabado, empece a hacer caso sólo para que no me fastidie el resto del día.
Al pasar por la sala de espera vi a un chico muy particular hablar con Alejandro y luego vi una chica salir corriendo y abrazarlo. Se abrazaron como si hubieran pasado años sin verse... Ella lloraba de felicidad y él le decía que la había extrañado mucho todo ese tiempo. Se besaron con mucho amor con mucha ternura. Una lágrima cayo por mi mejilla al ver tanta felicidad y ver como esa chica completamente recuperada se iba a su casa. Lo que realmente me dolio fue que yo no tenia alguien extrañandome allá afuera, no tenia alguien deseando que salga, no tenia un hogar al que ir si podria salir y tal vez nunca salga y nunca me recupere...
Corrí hasta mi habitación y me acoste con la cabeza en la almohada, me habia dolido mucho esa situación ... me sentí tan sola, tan abandonada...
Mientras lloraba pensé en Federico, e inmediatamente baje al sub suelo del hospital. Empece a llamarlo a los gritos hasta que lo vi aparecer detrás de un mueble, corrió y me abrazó. Nuevamente comencé a llorar en su hombro. sus abrazos eran muy reconfortantes,  eran únicos.
Le conté lo de la sala de espera y el me dijo que tal vez allá afuera no tenga alguien extrañandome pero que el me extrañaba cuando no bajaba a visitarlo.
Por insistencia de Federico subí y me comí la mitad de mi desayuno y esta vez no lo vomite. Volví a bajar y seguí hablando y riendo junto a mi nuevo amigo... Subí a almorzar y luego me dedique a ayudar a Camila con algunas ideas para una historia. Ella comenzó a caerme bien,después de todo vivía junto a ella.
El resto del día concurrió tranquilo hasta el horario de dormir. La enfermera insistió en el sedante, opuse recistencia y fue peor ya que me dieron una dosis mayor.

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Tuve muchos problemas técnicos últimamente... pero creo que ya los solucione del todo...

Espero les guste

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Habitación 678/2 (Historia corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora