Acto III

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La pieza de la Sirvienta es ahora prolongada por un salón tapizado con aquellos que aparecen en las ceremonias de los personajes de cualquier parte. Pórticos dorados y cortinas rojas dan la impresión de una opulencia extraordinaria. Moblaje, espejos y sofás. Una claridad triste flota en este último cuadro del sueño. Personajes reales: Sirvienta, Hijo de la Patrona.

Personajes de humo:

Azucena y Griselda, totalmente envejecidas y ataviadas con tarjes negros, Lacayo con patillas, Cenicienta, Galancito, Rocambole.

ESCENA I

Lacayo gordo, con librea verde y patillas blancas, entra con bandeja de licor, sirve y se va.

Vieja 1ª: ¡Cómo pasan los años!

Vieja 2ª: Y ésta es la vida.

Sirvienta: Sufrir.

Vieja 1ª: ¿Para qué la vida?

Vieja 2ª: Todo es desengaños.

Sirvienta: Monotonía.

Vieja 1ª: Tristezas.

Vieja 2ª: Querer.

Vieja 1ª: Dejar.

Sirvienta: No hables.

Vieja 1ª: Sí, es mejor no hablar.

Vieja 2ª: No conviene nombrar ciertas dulzuras.

Sirvienta: ¿Por qué hablo yo con ustedes?

Vieja 1ª: ¿Qué dice?

Sirvienta: Yo soy joven.

Vieja 2ª: Está loca.

Vieja 1ª: Dice que es joven... ¡ja... ja... ja!...

Sirvienta: Yo puedo esperar y vivir. No tengo nada más que veinticuatro años.

Vieja 1ª: Está loca. Dice que tiene veinticuatro años.

Sirvienta: ¡Oh!, no... es cierto... Yo también soy vieja.

Vieja 2ª: Era una broma.

Vieja 1ª: Es claro. Una broma.

Sirvienta: Pero mi cabello es negro.

Vieja 2ª: ¿Empieza otra vez a desvariar? No tenés el cabello negro.

Vieja 1ª: Lo tenés blanco como el nuestro.

Sirvienta: Tengo una hija perdida...

Vieja 2ª: Delira. No sabe lo que dice.

Vieja 1ª: ¿No te acordás que la encontró Rocambole a tu hija?...

Vieja 2ª: En la carbonería del Compadre Vulcano.

Vieja 1ª: Y ahora es una señorita.

Sirvienta: Sí... No me acordaba.

Vieja 2ª: Vos estás trascordada.

Vieja 1ª: Es la vejez.

Vieja 2ª: Nosotras estamos más fuertes que ella.

Vieja 1ª: Y más jóvenes.

Vieja 2ª: Es que sufrió mucho.

Entra el Lacayo, se inclina ante las viejas y dice.

Lacayo: Ya está el coche, señorita Griselda.

Trescientos millones. Roberto ArltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora